Desde cualquier punto de la mansión, escucho los latidos excitados de mis hijos, y puedo saborear su bouquet de libido en crecimiento, hoy satisfaré por fin sus necesidades.
El mullido sillón Luis XVI enmarca mi figura de manera señorial mientras siento los segundos deslizarse como agua sobre mi piel, al fin, algo se aproxima, me dirijo hacia la puerta de servicio, mi pedido llegara en exactamente tres minutos,casi sin notarlo, recibo al hombre de la tienda esotérica justo al momento en que se disponía a tocar.
-Buenas Tardes, he venido a entregar lo que me ha encargado-
-Justo a tiempo Sam- Respondo a su saludo de manera inerte, y con una mano, llamo a un joven criado para que tome los paquetes- Llévalos al salón rojo de inmediato-
-Espero que todo sea de su agrado- Pronuncia esperando su pago pero sin el valor para solicitarlo.
-No tengo la menor duda, en su oficina encontrara un cheque por la cantidad que usted considere apropiada- y casi ni mirándolo, impaciente por despedirlo y entrar a preparar todo- Estoy seguro que su lento amigo, no sera un problema- Apunto ligeramente con la mirada hacia el sujeto que trata de esconderse entre un grupo de arbustos.
-Claro que no señor, César es inofensivo- Aclara despidiéndose al fin.
-Por supuesto-
Dentro del salón rojo todo es perfecto para la ocasión, un lugar sin ventanas, de oscuros tapices burdeos, con un techo abovedado que concluye en un tragaluz por el que empiezan a morir los rayos del sol. He mandado mover los muebles, de manera que el centro de la habitación este libre para el procedimiento, ansioso abro los paquetes y desempaco todo.
Uno a uno, voy situando los objetos en su preciso lugar: Esparzo las cenizas por el suelo, formando el pentagrama que nos presidirá, continuo con los fémur, delineando la siniestra figura, le siguen los grandes cuarzos que forman las aristas del icono.
Un sahumerio grande en la tradicional forma de Asimodai, comienza a esparcir el aroma agridulce y picante de los aceites que se consumen en el, y las urnas ya están en perfecto orden.
Abro una de las puertas del salón para responder al lacayo deje pasar al hombre que acababa de llegar, rápidamente , lo condujo hasta la habitación, y con un sonrisa, le recibo.
-Saul, bienvenido a nuestra humilde casa-
-¿Humilde?... este lugar es un palacio....- Claramente emocionado por la majestuosidad de la mansión, y aún más, por lo que cree le espera- y... ¿donde es la fiesta?-
-Justo aquí, y has llegado en el momento preciso, por favor, ponte cómodo- le señalo con un gesto de la mano el lugar del ritual, y su mirada delata sorpresa y miedo inmediato.
-¿Que es esto?... ¿Una secta?... ¡Yo me voy de aquí!- Se apresura a salir, pero extiendo mi mano abierta en su dirección, y le detengo.
-Me temo que es muy tarde para irse Saul, ahora, se amable y colócate en el centro de nuestro recinto- Lo guió con mi mano y mi pensamiento, mismo con el que llamo intensamente a mis hijos, que ya se dirigen hacia mi.
Todos entran en el salón, y sin hacer preguntas, se colocan en su esquina de la estrella, mientras los últimos rayos dorados de sol, se cuelan en el tragaluz, y rematan en la cara de nuestra victima, estática, de rodillas, sus ojos desesperados quieren salir de la situación, pero estuvo condenado desde la primera mirada.
La noche al fin cae, y con ella, mi fuerza crece, en un gesto ocular ,enciendo el carbón que se encuentra en un recipiente de oro frente a mi invitado, en otro movimiento, toda luz en el lugar se extingue y solo las brazas nos alumbran, el ambiente automáticamente se tensa, puedo sentir mi interior fortificándose, y la energía angustiosa de Saul entrando en mis hijos, que con ojos cerrados. la reciben sedientos.
Me acerco a la mesa donde he dispuesto mis afiches, de una caja de roble, saco el medallón que pende con el sello de Asmodée, sutilmente, lo coloco en el cuello de la presa, que empieza a convulsionar en una mezcla de desesperación y dolor, pero sin perder su posición, comienza un festín para mis ojos.
Abro la primera de las urnas, y un dulce olor invade mi nariz, me acerco al brasero y derramo parte del contenido en el carbón, los vapores suben inmediatamente, Saul se embriaga de ellos, el trata de rechazarlos, pero es inútil.
-Tranquilo compañero, no es mas que semen de toro, inspiralo, te preparara para lo que viene- mis palabras solo aumentaron su pánico, exactamente mi intención, y seguido, empapo su cara con el resto del liquido.
Mis hijos, quienes ya habían comenzado a recitar involuntariamente en sumerio, abren los ojos ante el dulzón aroma que despide la victima, agobiada ante el fuego. De inmediato, beso a Saul, mordiendo muy fuertemente su labio inferior, hasta que sangra, tomo la mano de Victoria que se encuentra en sentido anti-horario de mi, guío sus labios a los dolientes de nuestra ofrenda y los sentidos de mi querida hija se avivan, me apresuro a guiar a Allan a un triple beso. repleto de la sangre y salivación de mi sometido, ellos disfrutan de su momento, siguen mordiéndolo y beben gustosos de él. Sumo a Deborah a la ecuación, ella ataca su pecho, emborrachándose de su olor y sudoración, pronto no le es suficiente y comienza a morder igual que sus hermanos.
Llega el turno de Christían, el se concentra en sus manos y antebrazos, repasando cada una de las hendiduras y venas, finalmente cediendo ante la necesidad de su sangre. Lucasz se agrega al banquete, captura sus genitales, los absorbe con todos sus sentidos, se siente extasiado por su olor, su textura, su vigor, no puede dejar de saborearlos, aún cuando están cubiertos en sangre de sus propias mordidas. Todos arden en deseo, incluso Saul se encuentra excitado y sobrepasa su dolor por placer, mientras los demás recorren todo su cuerpo, lamiendo y mordiendo a su gusto. Es momento de continuar, retiro la tapa de la segunda urna y derramo, primero en el fuego y luego sobre la orgía vampirica que deleita mi vista, la sangre de serpiente, que se riega desde el áureo recipiente en forma de cobra.
El ímpetu del grupo crece hasta consumirse en éxtasis, mis hijos se alimentan por primera vez del placer y el sufrimiento de la victima, y eso los eleva a un nirvana, tan nuevo como reluciente para ellos. La presa se acerca a su climax, y lo vive generosamente, así, pasando los limites de su humanidad, se aproxima a su extinción, es cuando tomo el ancestral athame, lo entierro de un tajo desde su garganta hasta su corazón, y antes de que escape su ultimo aliento, atraigo la ultima urna hasta mi mano y vació la brea de su contenido en su garganta y nariz, asfixiando su muerte, "¡Ilu Lalartu Alal Immaru!" grito a todo pulmón, su espíritu implota y explota en un micro-segundo, en un circulo de energía que se adentra en mis hijos, de forma tan potente, que los empuja hasta los limites del pentagrama donde yacen inconscientes durante un momento. Retiro el pulcro sello del pecho de lo que solía ser Saul y lo coloco en el mio.
De forma sincronizada, despiertan agitados, con sus sentidos mas alerta que nunca y su belleza: una floreciente decadencia, seres etéreos a la vista, mis hijos han nacido. Que el mundo se Incline.
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Cazador
VampireUna nueva familia asciende, ¿Es el nacimiento de una nueva era oscura? Ferdinand se asegurará de proteger a sus creaciones de lo único que los puede destruir. La ira de otros vampiros.