Debajo del Balcón

Capitulo 3

Recién bajé a la hora de la cena. Me la había pasado esas horas acomodando mis cosas en la habitación y saliendo, de vez en cuando, al balcón para refrescarme. Había cambiado mis ropas de viaje y me había puesto algo más cómodo, pero a la vez formal, debido a la casa en la que éramos huéspedes y su habitante. Mientras bajaba las escaleras, me encontré con el ama de llaves, quien me saludo y me preguntó si estaba cómoda.

-Muy cómoda- le dije- señora...-

-Harris, Señora Harris- me dijo, con una sonrisa- Los hombres que nos acompañaron por la mañana eran el señor Harris, mi esposo, y el señor Lidder. Su Señoría se encuentra en el comedor junto con su familia, señorita Edwards-

Y con un movimiento de cabeza, siguió su camino mientras yo seguía bajando. Vagué por la casa unos minutos antes de poder dar con el comedor. Al llegar, ya todos estaban en su lugar y me observaron mientras me dirigía a mi lugar, ya que parecían haber estado esperándome.

-Lamento la tardanza- dije mientras me sentaba.

Mis tíos sonrieron, pero la dama me miro firmemente mientras me decía:

-En el futuro, querida, baja a tiempo a comer. En esta casa somos muy puntuales y no deseamos que eso cambie-

Bajé la mirada, no porque estuviese avergonzada, sino porque no hubiera sido amable mirar a la mujer con ojos desafiantes. Ella tal vez no merecía que yo fuese amable, pero lo haría por mis tíos. Al levantar la mirada una vez que me hube calmado, observe como la mujer me observaba de manera triunfante. Mi carácter impetuoso no podía aguantar que aquella mujer pensara que me había vencido.

Muchas veces me habían sancionado por mi forma de ser. Esa forma apasionada que muchas veces parecía ser descortés me había causado un par de problemas, principalmente con mi familia. Había aprendido a controlarme cuando estaba fuera, especialmente una vez que fui presentada en sociedad, pero no podía evitar el escupir ciertos comentarios de vez en cuando. Algunos los tomaban como honestidad, otros como una falta de respeto. Espero que no me malentiendan, igual intento ser amable y afable con aquellos que me rodean...

Al terminar la cena, no podía esperar para retirarme a mi cuarto y librarme de todo cuanto antes, especialmente de los comentarios despectivos de la mujer para conmigo y de sus obvias muestras de desagrado hacia mí. No tuve que esperar demasiado ya que apenas termino la comida, y solo después de un breve intercambio de palabras, la dama poniéndose de pie, anuncio que era la hora estipulada en la casa para retirarse a las habitaciones. Mis tíos se miraron extrañados, no estaban acostumbrados a leyes tan extrañas. Usualmente se ofrecería una partida de cartas o tocar una pieza de música en el piano del lugar, o simplemente leer. Pero la dama nos deseó a todos buenas noches y nos dijo que en unos minutos, los criados subirían a ayudarnos en lo que necesitáramos. Todos nos despedimos y subimos nuestros respectivos cuartos.

Creí que mis tíos mencionarían algo con respecto al modo en que me trataba la mujer, pero no hicieron comentario al respecto. Habían aprendido que los comentarios con respecto a los dueños de la casa, se hacían fuera de ella y cuando la visita hubiese terminado. Nos deseamos buenas noches y nos dirigimos cada uno a sus respectivos cuartos. Me cambié y me preparé para irme a dormir, esperaba que la señora Harris apareciera de un momento a otro para controlar o para preguntar si necesitaba ayuda con algo, pero nadie entró a mi cuarto. Me acomodé en mi cama, con una vela a mi lado para leer.

Ya había estado leyendo por un buen rato, cuando sonó la puerta y la voz del ama de llaves me pidió permiso para pasar.

-Si, adelante- le dije, somnolienta.

Ella entro más apurada que de costumbre. Sacó una llave de su vestido, se acercó al ventanal y lo cerró. La miré extrañada. Me deseó unas buenas noches que se perdieron en el pasillo mientras ella cerraba de nuevo la puerta. Me preocupó verla en tal estado, por lo que me levante rápidamente de la cama y, tomando velozmente la bata de noche, me la puse muy desprolijamente y me asome al pasillo. Solo pude ver la espalda de la mujer bajando por las escaleras.

-¡Señora Harris!- dije en el susurro más fuerte que podía lograr, pero ella no me oyó.

Un poco preocupada, me di la vuelta para entrar de nuevo en la habitación, cuando oí unos pasos rápido venir desde el pasillo que llevaba al ala este de la casa. Rápidamente, me di vuelta, solo para ver pasar una veloz sombra oscura hasta las escaleras. Corrí hacia las mismas solo para verla doblar después del descanso de la escalera. La seguí a paso veloz. Mi corazón palpitaba rápidamente, no entendía muy bien que estaba ocurriendo. Cuando llegue a los primeros escalones, vi que la puerta de entrada se encontraba abierta, y la señora Harris, con rostro desconcertado, se encontraba de pie frente a ella. Tomó el picaporte y la cerró rápidamente. Me miró fijamente, mientras intentaba recuperar la compostura, hizo un movimiento con la cabeza y se alejó de allí con la mayor velocidad que le permitían los buenos modales.

-Señora Harris- le dije, mientras la veía irse....

-Esta todo en orden, señorita. Vaya a dormir- escuche su voz desde la otra habitación.

Era cierto, ya era tarde. Además, la brisa nocturna que había entrado a través de la puerta me hizo darme cuenta de lo escaso que era mi abrigo y de que anhelaba volver a estar en mi cama de nuevo; por lo que decidí dejar el asunto para la mañana siguiente y subí las escaleras rápidamente, ya que estaba descalza y los escalones de mármol se sentían helados bajo mis pies.

Finalmente, llegue ami cuarto. Arrojé la bata sobre la mesa con la jofaina y me acosté. Le había prohibido a mi imaginación especular sobre lo que había acabado de suceder,pero no habían pasado unos minutos desde que estaba en la cama, que oí un murmullo venir desde el jardín.