Afrontando la realidad

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Acababa de abrir los ojos y la realidad me estaba aplastando obviamente había pasado mas tiempo del que esperaba, pero lo único que era capaz de ver eran las lágrimas y la sonrisa en la cara de mi hermano, ese pequeño terremoto parecía que hubiera madurado, su rostro estaba totalmente definido y llevaba una camiseta ceñida, iba vestido como solía ir yo, incluso diría que esa camiseta..., ese capullo me había pillado la camiseta, bueno ya lo mataría después. Sus ojos se había aclarado un poco y la barba le redondeaba más la cara así que era el típico chico sexy de ojos verdes, de apenas dieciséis años, pero con su barbita estaba claro que le había enseñado bien. No pude evitar sonreír al pensarlo, su mano agarro la mía y me abrazo y no dijimos absolutamente nada el uno al otro en unas horas.

De repente decidí que era el momento y le pregunte todo lo serio que fui capaz:

-¿Cuánto tiempo a pasado?- el tan solo trago saliva, sabía que la respuesta no iba a ser lo que yo quería escuchar y el tan solo lo dijo.

-Ha pasado un año Mark, los chicos te echaban ya de menos, vendrán seguro al salir de clases como hacen a diario- me lo dijo con tanta sencillez, parecía que esto fuera la mayor rutina del mundo pero para mi todo era nuevo, como podía haberme pasado esto a mi, por que a mi familia por que le deje todo el peso encima a alguien que merecía seguir con su vida tranquila de adolescente.

En ese instante apareció la única persona que no contaba con que apareciera, Kate, llevaba una sudadera ancha y el pelo ligeramente enredado y cuando me miro se le callo la bandeja con lo que parecía la comida de Jack y la suya y corrió a abrazarme llorando, por que todo el mundo lloraba, no soy tan feo.

Cuando se hubieron tranquilizado, la peque despertó e hizo exactamente lo mismo, pero no se llego a mover de mi lado, Jack decidió que era momento de explicarme como iría la cosa a partir de ahora.

El y Ruth vivian con nuestra tía Anne, ella era bastante mayor pero con el dinero que teníamos de paga no nos daba para llegar a fin de mes por nuestra cuenta y pagar los gastos del hospital, el se acaba de sacar el carnet y vendió mi coche y compro dos, uno para nuestra tía y otro para nosotros y aun le sobro dinero para ir ahorrando para el colegio de Ruth, todo hay que decirlo, se ha organizado realmente bien.

Me alce un poco en la cama y me fije en una cosa muy curiosa , había una especie de libro a los pies de la cama y Jack me explico que era de muchos amigos q había venido cada cierto tiempo a contar sus historias y contarme como iba todo sin mi y lo mucho que se me echaba de menos. No me moleste en leerlo todavía, simplemente hable con Kate y mi hermano y deje que Ruth descansara algo más y cuando vino el medico y me dio el alta me retire al fin a mi casa, a mi nueva casa.

Bajé del coche, no estaba mal era un C4 en negro metalizado, buena elección del pequeñín, me apoye en Jack y vi como Ruth salía corriendo delante de nosotros posiblemente a buscar a nuestra tía y me fui fijando en los detalles de la casa, era un bloque de edificios pero parecía bastante derruido. Suspire y comencé a caminar con cuidado, parecía que mis piernas ya no supieran andar con mi peso sobre ellas , fueron los pasos más complicados de dar en mi vida pero conseguí llegar al piso y tirarme en la habitación que nos habían asignado , era de los tres y eso provocaba un muy curioso tono de diferencia.

En la pared se podía observar un verde lima pastel que posiblemente estuviera ahí de antes, luego había una cama individual forrada en rosa y cojines de Frozen y muñecas como zombies sobre ella. Al lado de esta cama se encontraba un escritorio muy mal ordenado con un ordenador mas viejo que el edificio.

En la esquina opuesta, una litera una parte de abajo con una especie de argolla que al tirar de ella aparecía una foto de una cama perfectamente ordenada eso realmente me hizo soltar una buena carcajada, cuantas veces habrá tenido peleas por eso y en la parte de arriba una cama con una manta cubriéndola de color negro y un póster en la pared de mi selección en la que salgo yo como capitán y al lado mi ídolo Raúl Gonzalez vistiendo de Blanco y con mi mismo número a la espalda, su típico 7. Cuando me subí realmente me sentí en casa de nuevo y empecé a pensar como ir solucionando las cosas, le pedí a Jack que me informara de como irían las cuentas y si había opción de que siguiera en el fútbol para tener un poco la fuerza que tenía antes y comencé a evaluar gastos y dinero.

El Descubrimiento Del CambioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora