Capitulo Uno

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Me desperté sobresaltada por un extraño sueño. Estaba empapada en sudor, mi corazón latia agitadamente. ¿Qué había soñado?¿Que había pasado en el sueño? 
Traté de tranquilizarme. “Solo ha sido un sueño, solo un sueño…” me decía a mi misma una y otra vez. “Tranquilízate Adelle, solo ha sido un sueño, nada ha sido real” Cuando ya me sentí mejor, me levanté y me fui a la cocina a beber un vaso de agua. Toda la casa estaba oscuras, algo raro, en mi familia, siempre nos dejábamos alguna luz encendida, éramos muy olvidadizos.
Encendí la luz de la cocina. Cogí un vaso y lo llené hasta arriba de agua fría. Me lo bebí de un trago y dejé el vaso en el fregadero. Al girarme para salir de la cocina, noté algo extraño. Una presencia. Pero no le dí importancia; allí no había nadie aparte de nosotros. 
Apagué la luz de la cocina y fui a tientas asta mi habitación. Donde cerré la puerta y encendí la luz de mi mesilla. Como sabía que no iba a poder dormirme, me quedé sentada en la cama pensando en que hacer. 
Observé mi habitación. Al fondo a la derecha, estaba mi enorme armario, lleno de ropa de las marcas mas famosas, de los diseñadores mas famosos. Al lado, la puerta que conducía a mi cuarto de baño personal, donde estaba mi enorme jacuzzi. A ambos lados de la cama, dos mesillas. En una de ellas el despertador y una foto mia y en la otra… bueno, en la otra, el extraño libro que había encontrado en la biblioteca de mi casa el otro día.
Era un libro raro. De terciopelo y color azul oscuro, un signo raro en la tapa... ¿Se me ha olvidado mencionar de que era imposible abrirlo? Y no tenía candado. 
Bueno, a lo que iba, seguí observando mi habitación. La cama en la que estaba sentada, era de matrimonio y las sábanas eran de lo mejor. Mi alcoba tenía las paredes de color azul verdoso y el suelo era de madera. Era una habitación de lo mas acogedora y lujosa. 
No venía de familia rica, solo que, mi tía Jeena, era una escritora de mucho prestigio y tenía bastante dinero como para permitirse una casa asi. Al igual que mi madre. 
Me tumbé por completo en la cama y me quede mirando el libro. ¿Cómo coño se abría?
Suspiré. Ya le preguntaría a mi tia, al fin al cabo, puede que el libro fuese suyo.
Apagué la luz de mi mesilla, cuando estaba a punto de dormirme, me pareció que el signo de la tapa brillaba, pero no le dí importancia.
Al fin al cabo, sería mi imaginación. Seguidamente me quedé dormida...

Solamente Un ÁngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora