Capitulo 5: Una nota, un sueño.

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UNA NOTA, UN SUEÑO

—Aika, está muerto —dijo directamente el chico. Sin rodeos—. Sé que igual necesitas el apoyo moral que te daba ese perro, pero ya no está. No existe. Deshazte de él.

Aika no le respondió, ni siquiera le miró, solamente se dedicó a estar quieta en su sitio con los ojos ensombrecidos. Akise pensó en que esa no era una buena señal, y que igual la había fastidiado del todo. Si miraba detenidamente su situación desde un punto de vista egoísta, se daría cuenta de que su vida corría peligro si no hacía nada, ya que es una Yandere, las Yanderes matan por amor, ¿no es cierto? Y ella le tenía mucho cariño y aprecio a su perro, ¿no es así? Entonces... ¿Sería capaz de matarle por haber dicho eso? Akise pensó esa opción y se quedó en shock.

—Si es lo que mi senpai quiere, mi senpai lo tendrá. En fin... Ahora te tengo a ti.

El chico suspiró, y miró a la chica, quien ya mostraba una sonrisa. Si no fuera porque había un perro muerto en la habitación, todo sería muy bonito.

La chica se deshizo de él y le dedicó un último adiós.

—Supongo que ya sabía que este momento llegaría, aunque lo quisiera alargar...

Cuando llegó a casa, estaba sola, sin nadie, ni sus padres ni Akise. ¿Le habría abandonado? No, ella confiaba plenamente en ese chico, que había llegado fácilmente a su corazón, sin ni siquiera saber nada de él. Se veía capaz de todo por él. Hasta de... Matar por él.

Aika miró en su habitación y encontró una nota encima de su escritorio, comenzó a leerla.

Aika, siento haberme tenido que ir. Pero tenía que prepararme para nuestra cita. Sé que aún no te lo he preguntado, pero espero que tu respuesta sea un sí. Lo creo tan fielmente que te esperaré fuera de aquel restaurante al que siempre has querido ir. No preguntes como lo sé, pero lo sé. No te preocupes, pago yo. Te espero en media hora.

Un beso, Akise Aru.

Apretó la carta fuertemente contra su pecho, se sentía muy llena en ese instante, sentía que nada ni nadie podría destrozar ese momento. Se vistió con una camisa rosa transparente de lunares con una camisa negra por debajo para que no se le viera nada. Con unas mayas negras y unos zapatos también negros. Se peinó dejando el mechón que tenía al lado izquierdo con una pinza y puso camino rumbo a aquel restaurante que siempre miraba desde fuera, y nunca había podido pisar. Era demasiado caro para que ella pudiese permitírselo y aquel chico se lo iba a pagar, le debía una. Eso pensaba ella.

Por otro lado estaba Akise, con una camisa azul y una chaqueta de un tono de azul más claro, pero también oscuro.

—Oye, muchas gracias por todo, Minene —él chico estaba delante de ella, ya que Minene le llamó, tal y como hacía Deus. Se sentía sola, pero se divertía viendo como Akise intentaba ligar.

—De nada, pero escúchame bien, no podré hacer nada si Aika vuelve a matar gente, esa es su naturaleza y no le puedo hacer nada.

—Estoy intentado que eso no pase...

—Es su naturaleza, no puedes evitarlo.

—Pero no me quedaré tranquilo hasta que al menos lo haya intentado.

—Como tú quieras, como tú quieras —Minene cambió la expresión de su cara a una más seria—. En realidad te he llamado por otra cosa —el chico se sorprendió y se quedó callado atendiendo a lo que le iba a decir—. Seguramente mi poder sea como el de Deus y termine marchitándose, si eso alguna vez ocurre no quiero cometer su error y crear esos malditos juegos. Así que, quiero que el Dios suplente seas tú.

—Pero no sabes cuánto tiempo dura el poder. Igual para cuando se acabe yo ya estaré muerto.

—Por eso mismo quiero que seas inmortal, ¿te apetece?

—Pero... Cuando Aika sea mayor y muera por causas naturales... Yo... Me quedaré solo... Otra vez...

—¿Cómo que solo otra vez? ¡¿Y yo qué?! —se calmó para proseguir—. Mira, lo siento, así son las cosas, podría intentar que hubieran dos Dioses, pero no prometo nada.

—Entendido.

Esas fueron sus últimas palabras antes de desaparecer de aquel vacío donde vivía aquella Diosa que tanto le ayudaba para volver a aquel restaurante.

No tuvo que esperar mucho para ver como Aika corría hacia él contenta de volver a verle, Akise sonrió, aunque seguía preocupado por si ella volvía a matar gente. Ya demostró que esa era su naturaleza, aunque este fuera un mundo distinto, cuando atacó a Tsubaki en el colegio. Akise estaba asustado.

Entraron al restaurante y se sentaron, Aika miró a su Akise con gran felicidad, ella estaba segura de que éste chico era el chico de sus sueños.

Bueno, solo decir que la imagen es mía, la hice yo, y que espero que os haya gustado este nuevo capitulo, aunque no es que tenga mucha chicha xD







Daría la vida por ti... Porque te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora