3

13.1K 610 33
                                    

Narra Jennifer

Después de un aburrido discurso de la jefa de estudios, ambos nos levantamos de las sillas y salimos del despacho. Hugo suspira una vez fuera, se pasa una mano por el pelo, colocándolo de lado de nuevo y me mira.

Me gustan sus ojos, son marrones, corrientes, pero tienen un tono especial. No he visto otros como aquellos, del color castaño más brillante.

— Supongo que tengo que darte las gracias por autorresponsabilizarte de nuestro pequeño escándalo — dice un poco cohibido.

Sonrío, el chaval es agradecido por lo menos.

— Bueno, ahora me debes una — comento divertida.

Arquea las cejas, sorprendido.

— ¿Te debo una? — sonríe y niega con la cabeza — No, creo que sigues debiéndome tú algo.

Me paso la mano por el cabello, poniéndolo tras la oreja.

— Si quieres que nos enrollemos otra vez, creo que deberías firmarme un papel diciendo que no vas a volver a negar nada — respondo con una suave sonrisa, bromeando.

Él resopla y frunce el ceño, mirando a otro lado.

— Creo que aquello no puede calificarse de rollo, ya que ambos tendríamos que saber que iba a pasar ¿no?

Chasqueo la lengua y miro la hora en el móvil, faltan cinco minutos para que terminen las clases por hoy.

— Detalles, detalles — hago un gesto restándole importancia y vuelvo a alzar los ojos hacia él — Quedan cinco minutos, ¿comemos juntos? Aún tengo algo que explicarte y un pequeño favor que pedirte — propongo.

Él niega con la cabeza.

— No puedo, tengo algo que hacer.

Hago pucheros.

— ¿A dónde tienes que ir? — pregunto, y él entrecierra los ojos — Si te acompaño puedo contarte todo y acabamos antes, tonto.

Se encoje de hombros.

— Me parece bien.

— Voy a buscar nuestras cosas a clase, espérame en la salida — informo.

— Muuuy bien — dice metiendo las manos en sus bolsillos y caminando.

Lo miro desde atrás, no tiene mal culo.

Comienzo a caminar rápido hacia nuestra clase y llamo a la puerta, cuando oigo un pase, entro diciendo:

— ¡Hola, adorable profesor! — digo sonriente y alegre — Ya me largo, sólo vengo a buscar mis cosas y las de Hugo.

Recojo con rapidez sus cosas y me acerco a mi mesa casi vacía, porque yo no tengo nada más sobre la mesa que un bolígrafo y una carpeta con folios, casi todos en blanco (así de aplicada y estudiosa soy).

— Jennifer, quedan cinco minutos, deberías...

— Gracias, profesor — canturreo saliendo de clase con nuestras cosas y cerrando la puerta tras de mí.

Con la sudadera de Hugo en una mano, su mochila en la espalda, y mi carpeta contra el pecho, camino por los pasillos hasta llegar a la salida y encontrarme a Hugo apoyado contra el muro del instituto.

— Gracias — dice cuando coge sus cosas y se pone la sudadera.

— De nada — contesto con una sonrisa — Bueno, ¿y a dónde vamos? — pregunto sujetando mi carpeta con una mano, con actitud despreocupada.

Ella es mi problemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora