"3"

1.1K 129 21
                                    

Entré a mi aula y me senté en mi respectivo sitio. Rápidamente Natsu y Mei corrieron como locas hasta mi lugar.

—¡¿Cómo que estuviste en urgencias?! —dijo preocupada Natsu—. No te habrás roto algo, ¿no? —revisa mis piernas y mis brazos—. Al parecer no. Te necesitamos entera para el partido amistoso con todas las extremidades.
—Muchas gracias por recordarme que solo sirvo para portera, Natsu —la fulminé.
—Es broma, tonta —ríe—. También sirves para darme de comer.

Rodé los ojos.

—No pero ahora enserio —escucho a Mei delante de mí—. ¿Ha pasado algo?
—No es nada —niego. No sé si hablar del tema me traería problemas, o incluso meterlas en problemas a ellas, y lo que menos quiero ahora es ponerlas en peligro.

Salvada por el profesor, Natsu y Mei se sentaron en sus respectivos asientos. En ese momento di las gracias a aquel profesor puntual.

—¿Habéis traído los deberes?

Se me bajó la sangre. Ya no daba las gracias. No había traído los deberes y seguramente me quedaría en el recreo.

»«

Por suerte mi madre había llamado al instituto y explicado el pequeño trauma que tuve antes del fin de semana. Básicamente me importaba una mierda. Es decir, la muerte de un hombre no, claro que no. Todas las muertes son jodidas. Sin embargo, no me hicieron nada y después de todo uno de ellos al parecer respetaba a los humanos.
Natsu y Mei se quedaron castigadas en clase porque no hicieron los deberes de las dos clases que tocaban, pero el hecho de que ellas dos no estaban no quitaba que me fueran a bombardear de preguntas. No olvidemos a Misaki y a Ren.

—¡_____! —gritó Misaki. Ren iba detrás de ella.
—Hola —sonreí. Mierda que alguien me saque de esta.
—¿Kaibara _____? —preguntan por mí una voz de mujer, pero al darme la vuelta vi a dos personas con maletines y traje. Di un paso hacia atrás desconfiada. Al parecer lo notaron y decidieron seguir hablando para tranquilizarme—. Somos de la CCG, soy Amon Koutarou y esta es mi subordinado, Mado Akira. Queríamos hablar contigo sobre el encuentro que tuviste con unos ghouls el viernes pasado.

La cara de asombro de Misaki la delataba. Realmente su cara era muy graciosa. Tenía la boca abierta pero la mirada neutra, dirigida a mí. Ren solo me miraba con el ceño fruncido. Siempre hacía eso cuando me metía en peligro o cualquier tipo de problemas. Se podría decir que es un mejor amigo sobreprotector. A veces es aburrido, porque siempre que me advierte tiene razón y eso NO mola.

—Si no es molestia —Akira señala el edificio del instituto.
—Mmm... —gimoteé dudosa, sin embargo, fui con ellos.

Cuando nos vi alejados de todos, realmente no me fiaba de ellos. Es más, un hombre y una mujer desconocidos diciendo ser de la CCG llevándome alejada de todos los del instituto... no es para nada seguro si llegas a pensarlo bien. Aunque dudo que el personal les diera autorización a entrar si no fueran de la CCG. Eso no quitaba el hecho de que podrían haber manipulado sus identidades.
Entramos al instituto. Carraspeé llamando la atención de los dos quienes voltearon a verme. Estábamos frente a la entrada y cerca había un guardia, si no son de fiar y muero, al menos habrían testigos.

—Creo que ya hemos caminado lo suficiente —les dije sin mostrar mi miedo.

Los dos me miraron. Madre mía. Ninguno expresaba emociones y eso me mantenía más nerviosa.

—E-en qué podría ayudarlos... —bajé poco a poco la voz.
—Queríamos saber como fueron los ghouls que viste —me da unos papeles envueltos en una carpeta de cartón marrón—. Sé que lo menos que quieres recordar es un ataque de un ghoul, pero necesitamos saber la historia. Aquí tienes fotos de ellos.

Abrí la carpeta observando las fotos de cada uno de los ghouls que habían. Descarté casi todas menos una. Cuando Amon iba a coger la foto, se lo arrebaté de las manos y los miré a ambos con cierto miedo.
Al parecer les asombró mi reacción.

—Sé que solo soy una testigo más y puede que me esté montando una película yo sola pero si os digo como es el ghoul que me atacó, ¿me ocurrirá algo?

Notaron el miedo en mis palabras. A ver, sé que dije que me importaba una mierda, pero yo quiero vivir hasta que al menos haya jugado con una de mis futbolistas favoritas.

—No te preocupes —habla la chica—. Pasaremos más de una vez por tu calle cada vez que patrullemos, estará sana y salva —me sonrió.

Me sentí más tranquila ante aquellas palabras y sonrisa.

—Gracias —dije entregándoles la foto.
—Mmm —murmuran ambos—. Este es... —comienza el chico y ella asiente.
—Pero —cerré la boca. ¿Y si les decía que me protegió pensarían otra cosa?
—¿Pero? —Akira intenta que prosiga.

Me mordí el labio inferior.
Seguramente pensarían mal y me pasaría algo malo.

—Había otro ghoul, una chica —continué—. Estaban luchando.
—Gracias, lo tendremos en cuenta —esta vez Amon me sonríe—. Nos has ayudado mucho.
—Y sentimos haberte quitado parte del descanso. Sabemos lo agotadores que pueden ser los estudios.

Me reí.

—Muchas gracias a ustedes por lo que hacen —me incliné—. Me alegra que mi vida esté en manos de dos investigadores tan capacitados.

Vi como se sonrojaban avergonzados.

—Gracias por tu apoyo —sentí un brazo en mi hombro—. Espero que te cuides bien.
—Lo mismo digo, Amon y Mado.
—Hablaremos contigo cuando necesitemos más información.

Asentí. Yo me fui por mi camino y ellos por el suyo.

»«

Salí los antes posible del instituto, antes de que mis amigos decidieran venir y bombardearme a preguntas. Por suerte, y a la vez no, mi madre les ha dicho que esta semana tendría que volver sin pasarme siquiera en el club.
Cuando llegué a casa fui directamente a mi habitación para dejar mis cosas y cambiarme con el pijama. No tenía planeado salir de casa esta tarde. Bajé a la cocina para ver a mi madre que terminaba de cocinar mi comida favorita.

—¿Y tu trabajo? —la pregunté curiosa.
—Esta semana me dejaron llegar a las cinco —me sonríe.

No dije nada más y comí. Estaba hambrienta. No vi los platos de mi madre sobre la mesa por lo que me extrañó.

—¿No vas a comer conmigo? —pregunté curiosa.
—Comí antes que tú —me dice—. Ya he avisado a Natsu para que no vayas esta semana al club —me dice mi madre sentándose a mi lado.

Me limité a suspirar.

—Solo será una semana, ¿de acuerdo? —besa mi frente—. Para asegurarme de que no te vaya a pasar nada.
—Entiendo, mamá —la sonreí para que dejara de explicarme—. No te preocupes.

Remueve mi cabello y deja un último beso en la frente antes de irse a saber donde.

No somos diferentes. [Kaneki y tu]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora