Capitulo 2.

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Subí rápidamente hacia el auto, obviamente rodeada por guardias y periodistas que hacían preguntas absurdas o que probablemente yo no tenga la respuesta, si no qué mi padre, no sé por que los periodistas le preguntan a la familia cosas que solamente sabe el que comienza la polémica, es algo totalmente absurdo.

-Charls ¿Qué sucede? Parece circo esto.
-Bueno querida Donatella, revolución es la palabra que se hace frecuente en esta manifestación, por lo visto un chico todo sucio, lo más probable que tenía piojos por lo pobre que era, llamó a su gentuza para que se viniera a manifestar delante la gran casa. -Detestaba con mi alma que relacionasen a esos bichos asquerosos con la gente proletaria, ósea que sean pobres no significa que estén infectados.
-Vaya ¿Mi padre escapó, me dejó sola y te dejó a cargo a ti?, que gran superhéroe eres, pero sabes?, no quiero ir a esa cena ridícula, no se de que estupidez hablaran, llévame a recorrer lugares que nunca antes había visto, un parque, un lago, que se yo.
-Señorita, la naturaleza aquí en este lugar es escasa, sería milagro ver un poco de áreas verdes por estos lugares, además es importante la cena, ya que se anunciará algo y su padre me pidió que la llevase allí.

Aquellas palabras me acongojaron un poco, ya qué era obvio todo lo que había cambiado Francia durante el gobierno de mi padre, que eran aproximadamente unos veinte años, la situación en el auto se convirtió un poco incómoda, no sabía por qué, no quería estar en ese lugar, tampoco en esta prenda, me sentía irreal, como una muñeca de porcelana, Charls pronunció unas palabras que no lograba entender por el fuerte bullicio que se encontraba fuera del auto, volteé mi cabeza y ahí había más gente de lo normal, la mayoría eran los protestantes, gritaban; RE-VO-LU-CIÓN.

La revolución que iban a hacer aquellos era más que clara, no dude por bajarme de aquel auto, corrí hacía la gente para ver y oír con mayor claridad, al estar solamente unos centímetros cerca de las personas sentí mi cuerpo con adrenalina, quería unirme a ellos, quería gritar, romper las reglas, cambiar este tipo de gobierno que nos tiene a todos encerrados, atrapados, esclavizados, con mentalidades totalmente distintas, pero aquello era imposible, soy hija de un hombre odiado por todos, quizá ellos en este mismo momento me quieran matar, ya qué se quedaron plasmados delante de mí, boquiabiertos y yo no sabía como actuar.

-Señorita, usted no debe estar acá, su padre la está esperando. -Gritaba Charls desde el auto, tocando la bocina, un poco asustado, claro, quizá que cosa me harían aquellos, aunque debería enfrentar las consecuencias, yo fui quien se bajó, ellos no lo hicieron.
-Claro, ese maldito hipócrita está escondido detrás de sus guardaespaldas, mientras qué manda a su pobre hija como comida para monos.

-Menos mal que tenían entendidos que eran unos monos, solo mírense. -Observé al chico de pies a cabeza, con unos estropajos como vestimenta, él era con el que había hablado hace unas horas atrás- Oh, pero sí eres...

-Sí, soy el que fue a gritar a la mansión que tienen que lo más probable es que está echa con todos los millones que ustedes nos han robado ¿o no?

-Podría ser -Observé mis uñas, para mostrar indiferencia y no empatía en aquel enfrentamiento con aquel rubio.
-Eres idéntica a ese hipócrita, no sé como puedes conseguir novio o amigos, eres tan detestable igual a él, eres una copia... -Antes de que dijera algo, le planté una bofetada en su mejilla, el no podría hacerme nada ya qué podría ir directamente al calabozo, unas de las ventajas que tenía en ser de la realeza.

-No digas ninguna otra estupidez más, yo y él somos totalmente distintos, además ¿Por qué estáis haciendo todo escandalo?, es obvio que mi padre no hará nada, ha hecho esto durante veinte años y lo seguirá haciendo, vamos ¡No seáis necios y mírense!, gastando tiempo en alguien que jamás, pero jamás los oirá.

El chico me miraba con odio, llevó su mano diestra hacía la mejilla golpeada, sus rostro tenía pinta de rabia, pero sus ojos mostraban otra cosa, algo más allá que rabia, un sentimiento indescriptible, ahí es cuando me di cuenta que la había liado.

Caminé lentamente hacía el auto, con un paso seguro, pero era obvio, estaba con más miedo de lo normal, al haber realizado contacto visual con aquel rubio me di cuenta que todo era distinto, que todo estaba más mal de lo normal, no podía reaccionar así, no podía golpear a un pobre hombre que exige sus derechos, era verdad, me había convertido en una persona detestable como mi padre.

-Muy bien señorita, buen golpe que proporciono en el rostro de ese pordiosero -Decía esto mientras arreglaba el retrovisor del auto, mirándome atreves de él, con una sonrisa de oreja a oreja. Hubiera estado aquí su padre para que la observara.

-¿Para qué necesito a mi padre?, ¿Por qué usted actúa así?, ¿Superior?, Acaso usted se olvida que lo recogimos de aquella multitud, se olvida que su madre también es pobre?, por favor, no actúe indiferente, ambos sabemos que le afecta esta situación también, y si no le afectara tendría que ser totalmente necio y sería evidente el lavado de cerebro que mi papá le hizo a usted.

-Tiene razón... -Su tono de voz se volvió más apagado, con inseguridad, prendió el auto y manejaba lentamente, lo más probable que sin ningún rumbo alguno. Siempre he querido tapar la realidad, el sol con un dedo como dicen algunos, pero es imposible, toda esta realidad me tiene mal, a todos nos tiene así pero bueno ¿Qué podemos hacer?, si yo me revelo, me uno a ellos, perderé mi gran trabajo, un gran sueldo, solamente por ser confidente y chófer de la familia.
-Charls, tienes razón, pero tengo un breve presentimiento que todo esto terminará en menos de lo que nosotros esperamos, se que todo esto cambiará drasticamente.

-Yo también, la gente que está en contra este sistema es demasiada, es más de la mitad de los ciudadanos, acá habrá guerrilla, es lo más probable.

-¿Guerrilla?, por favor, no lo creo -Miré atemorizada el rostro de Charls por el retrovisor.


The price of Reputation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora