Capitulo 4.

11 1 2
                                    


Charls se quedó impactado con aquellas palabras, al igual que yo, aparte de arrebatarme mi adolescencia, casandome con un desconocido, también harán que comparta con el, algo que estoy totalmente en contra, verlo todos los días, comer con él, ah, todo se me hará dificil, odio mi familia, pero como siempre no puedo hacer nada.

-¿Por qué tan callados? ¿Te causa felicidad, chófer de cuarta? -Miró desafiante a Charls, lo que no le causó mucha gracia a aquel.

-Como usted desee, ahora sin molestar, me llevaré a su majestad a otro lugar, alejada de los bicharracos como tú. -Me abrió la puerta para que luego yo pueda sentarme.

-Muchas gracias Charls, ah y ¿Hernesto?, no es un chofer de cuarta, apuesto que conduce mucho mejor que tú -Lo miré con desprecio, cerrando la puerta fuertemente frente sus narices, lo que no le causo mucha gracia.

-Como tu digas, recuerda, en dos semanas más estarás revolcandote en mi dormitorio. -Nuevamente me guiña el ojo y se marcha.

¿Revolcandome con él?, jamás lo haría, aparte soy virgen y no perdería mi virginidad con una persona que yo desconozco, sonará repititvo, pero por décima vez, odio mi familia, Charls manejaba sin cuidado, nuevamente sin rumbo alguno, mientras que yo miraba por la ventana, distraída, no sabía ni siquiera que pensar, este día fue del asco, mi vida era del asco, observé un camino que era totalmente desconocido para mí, no quise emitir palabra alguna, por qué se que Charls no me haría nada malo, lo conozco desde que tengo memoria.

-Tengo algo que mostrate y a alguien a quien presentarte. -Se estacionó en una calle cerrada, las casas no eran como las que yo conocía y la gente no se vestía como yo, claro, estabamos en los lugares bajos.

-¿Por qué me has traído acá? -Pregunté un poco asustada, no pensaba bajarme del auto, al pisar el lugar me sentiría desprotegida, claro, tengo un pensamiento de que todos los de clase baja me quieren matar.

-Descuida, te quiero presentar a mi familia, sjamás te he contado sobre mi vida íntima, solamente sabes lo que has visto, pero bueno -Carraspeó. Tengo dos hijos, una bella esposa, aparte de que vivo con mi madre, una anciana que ya cumplirá noventa y dos años ¿Cómo ha durado tanto?, ni yo tengo idea.

-Pensé que no estabas casado, ya que pasas la mayoria del tiempo con nosotros, supongo que tu familia te extraña ¿No?

-Claro que me extrañan, pero no puedo dejar el trabajo, tenemos muchas cosas por pagar, muchas cosas por comprar, todo se nos hace dificil, ni con el dinero que me da tu padre he podido mejorar las cosas en la vida de mi familia.

-La economía en este país está por el suelo, realmente estamos en crisis y esto no mejorará hasta que alguien intervenga.

-Claramente las personas están interveniendo de alguna u otra forma, nosotros no nos dmaos cuenta, pero ellos estan ahí, observando cada paso que tu padre ejerce, cada jugada, todo.

-Suena escalofriante... -Observaba el lugar un poco mejor y me dió algo que no podía describir, por que no era pena, era algo más fuerte que eso.

Me bajé del auto, junto con Charls, caminamos por avenidas estrechas, llenas de basura, habían empresas gigantes, las cuales votaban grandes humos tóxicos, todo esto era escalofriante, llegamos a una casa pequeña pero humilde, mi chófer toco la puerta unas tres veces, cuando abre una señora con el pelo desaliñado, cara demacrada y a su lado los dos pequeños, quienes se veían muy felices por ver a su padre, pero sus rostros cmabiaron totalmente cuando me vieron.

-¿Qué hace esta ladrona acá pá'? -Preguntó el más pequeño, quien estaba sin polera y un pantalón cortado.

-No soy ninguna ladrona, el ladrón es mi padre -Suspiré con desepción, odiaba que me trataran al igual que él, yo no tenía la culpa de nada, nisiquiera de sus actos.

-Chicos, deberían salir a jugar a la calle. -Ordenó la señora mirando con pena a sus dos hijos.

Después de eso los niños salieron a jugar a quizá que cosa, nosotros entramos, el hogar era cómodo, no tenía grandes cosas como las de nostros, la casa era de un piso, por lo cual vivían todos muy estrechos, me senté en un sofá que no era para nada comodo.

-Bueno, así que tu eres la famosa Donatella ¿No?

-Sí, usted es la esposa de Charls por lo que veo, me ha hablado maravillas de usted y de su familia -Mentí, era obvio que me enteré de esto recientemente.

-¿Ah sí?, bueno, me llamo Rosa, un gusto conocerte. -Ofreció su mano, la cual estaba sucia, quizá que cosa había limpiado con esas pobres manos, dudé en estrechar mi mano, pero finalmente lo hice, además estaba con guantes, así que no creo que me pegue ninguna infección, o eso creo.

-El gusto es mío -Sonreí nerviosamente, ya qué no sabía que cara poner.

Luego de unas horas conversando sobre el matrimonio que ellos tuvieron, de como nacieron sus dos retoños, del esfuerzo que hacía cada día Charls para aguantar mi padre y sus caprichos la puerta comenzaba a sonar fuertemente, con gritos escandalosos, quizá ya me imaginaba quién era, la mujer abrió la puerta un poco asustada y ahí estaba su figura en el marco de la puerta, el chico que me había jodido más el día aún.

-Rosa ¿Por que has traído a esta ladrona acá? -Preguntó enfurecido aquel chico que le había plantado una bofetada en su rostro, la mejilla aún la tenía colorada.

-Yo no la he traído, es Charls quien la trajo y es una chica humilde, honesta, como todos nosotros, ella no es como su padre. -Me defendió Rosa, lo cual agradecí un montón.

-Ah, eres tú nuevamente ¿Me estás siguiendo acaso? -Arqueé una ceja con indiferencia, clavando mi vista en sus hermosos ojos azules, perdón ¿que dije?, era horribles ojos.

-No, no te estoy siguiendo, pero si no sabías este lugar es pequeño, nos conocemos todos, por lo tanto todos nos enteramos de las cosas que pasan acá y te vengo a sacar de mi territorio, así que te lo digo de buena forma, te vas caminando con tus delicados tacones o te sacamos a la fuerza.

-¡Por nada en el mundo! -Gritó Charls enfurecido, ya me estaba atemorizando el comportamiento de aquel chico. Ella no la saca nadie y si quiere ella se va, la conozco mejor que nadie, no tienes derecho a juzgarla por lo que dice la prensa de su padre, ¿Por que la tienen que relacionar con ese imbécil?

-Charls, no gastes palabras en personas que no entienden el español, de seguro es retrasado, me ha estado fastidiando todo el día y yo jamás le he hecho algo ¿Por qué no te retiras, monito? -Reí tapando mi boca con mi mano izquierda.

-No me llamo monito, para que sepas me llamo August -Entró a la sala de estar, sentandose frente mío.

-Ah, así que el mono tiene nombre, un gusto saberlo, aunque no pregunté tu nombre. -Lo miré con indiferencia.

-¿Por qué no te vas?, ándate de acá, ya no quiero ver más tu rostro, no quiero ver tu estupido vestido, no quiero verte -Se levantó caminando hacía mí, con una postura de autoridad, lo cual me colocaba un poco nerviosa.

-Dios August ¿Por qué eres tan niño?, yo si quiero me voy, tu no me sacarás, Rosa es parte de la familia de Charls, y Charls es mi chofer, me confidente, es como mi segunda familia, así que no lo dejaré de ver solamente por la culpa de un niño que está encaprichado con su pensamiento de cambiar el mundo o cambiar el país, cosa que jamás cumplirá por que no tiene los recursos de como hacerlo.

El chico agarró mis dos brazos fuertemente, apegando su cuerpo contra mi cuerpo, mirandome con rabia, odio, cada vez era más fuerte el apretón que hacía en mis brazos, no quería gritar, tampoco correrlo, era agradable tener la vista de sus ojos sobre los míos y estar solamente a dos centimetros de sus labios.


The price of Reputation.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora