-Así que James encontró un parabatai y todo salió muy bien - dijo Simon-. Eso es genial.
James era el hijo de Tessa Gray, Simon se había dado cuenta, un largo camino en la historia. Era extraño pensar que parecía traer a ese niño perdido muy cerca, él y su amigo. A Simon le gustaba el sonido de James. Le había gustado Tessa, también.
Y a pesar de que estaba empezando a tener la sensación, incluso sin sus recuerdos, de que no siempre le había gustado Jace Herondale, le gustaba ahora.
Catarina rodó los ojos tan duro que Simon pensó que los oía rodar, como diminutas bolas de boliche exasperadas.
-No, Simon. La Academia sacó a James Herondale por ser diferente, y toda lo que la gente que lo amaba pudo hacer fue seguirlo. Las personas que los sacaron tuvieron que reconstruir parte de su preciada Academia, eso sí.
-Uh -dijo Simon-. Lo siento, es el mensaje que estoy destinado a estar aprendiendo "¿sal, sal tan rápido como puedas?".
-Tal vez -dijo Catarina-. Tal vez el mensaje es que confíes en tus amigos. Quizás el mensaje no es que la gente en el pasado lo hizo mal, pero ahora todos debemos tratar de hacerlo mejor. Tal vez el mensaje es que tienes que lograr estas cosas por ti mismo. ¿Crees que todas las lecciones tienen conclusiones fáciles? No seas un niño, Vampiro Diurno. Ya no eres más inmortal. No tienes mucho tiempo que perder.
Simon tomó eso como el despido que era, recogiendo sus libros.
-Gracias por la historia, Sra. Loss.
Corrió escaleras abajo y fuera de la Academia, pero estaba demasiado tarde, como había sabido que iba a estar.
Estaba apenas afuera de la puerta cuando vio a los escorias, sucios y cansados, tomados del brazo, dando bandazos desde los campos de entrenamiento. Marisol estaba delante, con su brazo enlazado al de George. Parecía como si alguien hubiera tratado de arrancar todo su cabello.
-¿Dónde estabas, Lewis? -gritó-. ¡Nos hubiera venido bien tus vítores ya que ganamos!
Algo más por detrás de ellos estaban los élites. Jon se veía muy infeliz, lo que llenó a Simon de un profundo sentido de paz.
Confía en tus amigos, Catarina había dicho.
Simon podía hablar con mundanos en clase, pero importaba más que George y Marisol y Sunil hablaban también. Simon no quería cambiar las cosas por ser el especial, el mundano excepcional, el antiguo Vampiro Diurno y antiguo héroe. Todos ellos habían elegido venir a tratar de ser héroes. Sus compañeros escorias podrían ganar sin él.
Había un motivo más que Catarina podría haber tenido que no había anunciado, pensó Simon.
Ella había oído esta historia de su amigo muerto Ragnor Fell.
Catarina había escuchado historias de su amigo, de la forma en que James Herondale había escuchado historias de su padre. Ser capaz de contar las historias de nuevo, tener a alguien para escuchar y aprender, significaba que su amigo no estaba perdido.
Tal vez podría escribirle a Clary, pensó Simon, así como a Isabelle. Tal vez podría confiar en que ella lo amara a pesar de cuántas veces le había fallado. Tal vez él estaba listo para escuchar historias sobre sí mismo y sobre ella. No quería perder a su amiga.
Simon estaba escribiéndole su carta a Clary cuando George entró, secando su cabello. Había tomado su vida en sus manos y se había arriesgado a ducharse en el baño de las escorias.
-Ey -dijo Simon.
-Ey, ¿dónde estabas mientras el juego estaba pasando? - preguntó George-. Pensé que nunca ibas a volver y tendría que ser amigo de Jon Cartwright. Entonces pensé acerca de ser amigo de Jon, estaba abrumado por la desesperación, y decidí buscar una de las ranas que sé que viven aquí, darle pequeños lentes de rana y llamarlo Simon 2.0.
Simon se encogió de hombros, sin saber lo mucho que se suponía debía decir.
-Catarina me mantuvo después de la clase.
-Cuidado, o alguien podría empezar rumores sobre ustedes dos - dijo George-. No es que yo juzgaría. Ella es obviamente... cerúleamente encantadora.
-Ella me contó una larga historia de Cazadores de Sombras siendo idiotas y sobre parabatai. ¿Qué piensas acerca de todo la cosa parabatai, de todos modos? El misterio parabatai es como una pulsera de la amistad que nunca se puede retirar.
-Creo que suena bien -dijo George-. Me gustaría eso, el tener a alguien quien siempre cuide mi espalda. Alguien con quien podría contar en los momentos en que este mundo aterrador se vuelve aún más aterrador.
-Haces que suene como si hay alguien a quien se lo pedirías.
-Te lo pediría a ti, sí -dijo George, con una pequeña sonrisa incómoda-. Pero sé que tú no me lo pedirías a mí. Yo sé a quién le pedirías. Y eso está bien. Todavía tengo a la rana Simon -añadió pensativamente-. Aunque no estoy seguro de que tenga exactamente material de Cazador de Sombras.
Simon se rió de la broma, como George lo había querido, suavizando el momento incómodo.
-¿Cómo estuvieron las duchas?
-Tengo una palabra para ti, si -dijo George-. Una triste, triste palabra. Arenoso. Tuve que ducharme, sin embargo. Yo estaba asqueroso. Nuestra victoria fue increíble, pero duramente ganada. ¿Por qué los Cazadores de Sombras son tan flexibles, Simon? ¿Por qué?
George siguió quejándose de los entusiastas intentos si no calificados de Jon Cartwright en el béisbol, pero Simon no estaba escuchando.
Yo sé a quién le pedirías.
Un destello de memoria llegó a Simon, como a veces lo hacía, cortando como un cuchillo. Te amo, le había dicho a Clary. Lo había dicho creyendo que iba a morir. Había querido que aquéllas fueran sus últimas palabras antes de morir, las palabras más verdaderas que podía hablar.
Había estado pensando todo este tiempo acerca de sus dos vidas posibles, pero no tenía dos vidas posibles. Tuvo una vida real, con recuerdos reales y una verdadera mejor amiga. Tenía su infancia como lo había sido en realidad, de la mano con Clary mientras cruzaban la calle, y el último año como lo había sido en realidad, con Jace salvando su vida y con él salvando la de Isabelle y con Clary allí, Clary, siempre Clary.
La otra vida, la tan llamada vida normal sin su mejor amiga, era una falsificación. Era como un gigante tapiz tejido retratando su vida, escenas que se muestran en los hilos que estaban en todos los colores del arcoíris, excepto que tenía un color, uno de los colores más brillantes, arrancado.
A Simon le gustaba George, le gustaban todos sus amigos en la Academia, pero no era James Herondale. Ya había tenido amigos antes de venir aquí.
Amigos por los que vivir y morir, para enredar cada recuerdo. Los otros Cazadores de Sombras, especialmente Clary, eran una parte de él. Ella era el color que había sido arrancado, el hilo brillante tejido a través de sus primeros recuerdos hasta los últimos. Algo faltaba en el patrón de la vida de Simon sin Clary, y nunca sería correcto otra vez, a menos que ella fue restaurada.
Mi mejor amiga, pensó Simon. Otra cosa por la que vale la pena vivir en este mundo, por la que vale la pena ser un Cazador de Sombras. Tal vez ella no querría ser su parabatai. Dios sabía que Simon no se lo había ganado. Pero si lo conseguía a través de esta escuela, si se las arreglaba para convertirse en un Cazador de Sombras, tendría todos los recuerdos de su mejor amiga de vuelta.
Podía tratar por la unión entre Jace y Alec, entre James Herondale y Matthew Fairchild. Podría preguntarle si realizaría el ritual y hablaría las palabras que le dirían al mundo lo que había entre ellos, y que era irrompible.
Al menos podría preguntarle a Clary.
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Nada más que Sombras (4)
ContoEs difícil ser un cazador de sombras cuando tienes poderes demoníacos. Simon aprende sobre los problemas de James Herondale en la escuela y cómo él y Matthew Fairchild se hicieron amigos, en el preludio de Las Últimas Horas. Obra perteneciente a Ca...