Goddess Of Monsters (Lost Heaven #1)

I. "El comienzo del fin"

  Eche un vistazo por el gran ventanal del vestíbulo  en el cual adoraba jugar con mis muñecas. Se veían algunas muy extrañas luces azules y rojas. Y entonces escuche el grito agudo de mi madre mientras entraba y los brazos de mi tía Isabelle llevándome lejos de allí.

  Logre ver a un hombre en un traje negro entrar a casa con un montón de papeles. Él me asusto. Su cruel mirada se dirigió a mi y le dijo algo a mi tía que no pude lograr escuchar en medio de los gritos que llenaban el vestíbulo  Entre lentamente a la cocina y mire al gran pastel de chocolate que había en la mesa de caoba. Me subí a un taburete y antes de que pudiera siquiera tocarlo vi como una mano delicada me golpeaba en la mano. Gretchel me miro disgustada mientras retiraba el pastel y lo ponía en un lugar demasiado alto para mi. Ella siempre era malvada conmigo. Solo quizá la tía Belle me dejaba comer un poco del chocolate cuando ella hacia pasteles. Pero ella era desastrosa cocinando. Así que era casi nunca.

 -¿Cuando aprenderás? Que niña tan maleducada. Es lamentable, la verdad. Estoy segura que tampoco te has lavado las manos, estas toda sucia como siempre y-

  Ella callo de inmediato cuando la puerta de la cocina se abrió precipitadamente. Mi padre con su cabello rubio y sus ojos negros y amenazadores, entro echo una furia. Me tomo del brazo fuertemente haciéndome derramar una lagrima por el dolor repentino.

 -Señor, ¿ Necesita algo? -pregunto Gretchel con su habitual tono coqueto que solo utilizaba con él.

 -No, nada de ti Gret, por ahora. -Me miro con desprecio y me dijo haciendo una mueca de asco-. Alguien quiere verte Nikolina. Ahora.

  Salte y camine tratando de ir a su tan rápido ritmo. Entramos al vestíbulo y aquel hombre seguía ahí. Pero ahora habían dos mujeres y un policía  Una de las mujeres estaba vestida como lo que yo identifique como doctora y la otra llevaba una blusa negra y unos jeans azules que estaban muy desgastados. La mujer de la blusa negra me miro con sus amables ojos azules y me sonrió. Ella parecía buena.

 -Nikolina, esta es Marianne -dijo mi padre nerviosamente.

  Él se dio la vuelta y fue con mi madre, que estaba en un rincón de la habitación llorando mientras abrazaba a Isabelle. Ella lo miro y ambos se abrazaron. Sentí una mano correr un mechón de mi cabello negro y ponerlo detrás de mi oreja. Era Marianne.

 -Hey, hola, Nina. ¿Podrían concedernos un momento?

 -¡No! ¡No dejare a mi hija con esa loca! -mi madre grito desgarradoramente mientras las lagrimas seguían recorriendo su rostro.

 -Señora Edwards, la señorita Jenkins es la madre biológica de Nikolina, ella tiene derecho...

 -¿Derecho a que? ¡Ella la abandono! ¡Ella no es su madre! ¡Yo lo soy!

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  La voz de Cher Lloyd resonaba en mis oídos mientras sentía el dolor en mi mejilla. Encendí otra cerilla y esta vez la apague en mi clavícula. Seguí prendiendo mas y apagandolas con mi piel. Prendí una ultima y la apague con mi lengua. El sabor era de quemado y me ardía  Mire mis brazos y habían pequeñas quemaduras a lo largo de ellos y también seguramente de mi rostro, torso y piernas. El dolor pinchaba suavemente en mi sistema, en todas aquellas quemaduras. Una persona normal estaría gritando de dolor. Pero yo no era normal. Nunca lo fui.

  Unos golpes resonaron en mi puerta y escondí todo rápidamente pero al no responder vi como mi peor pesadilla entraba por la puerta.

  James Ghross era lo que mas odiaba de este mundo. Él entro como siempre, arrogante y mezquino. Su cabello rubio en conjunto con sus ojos negros lo hacían lucir peligroso. Y en parte si lo era. Pero lo intensificaba todavia mas el hecho de que él era casi una copia exacta de mi padre.