El nómada

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La mujer que aparecía en esa foto no podría ser ella... se notaba diferente y hermosa, una belleza sobrenatural. Sus hermosos ojos color chocolate podrían reflejar tú alma si así lo quisieran, su piel, tan pálida como la porcelana con un exquisito sonrojo en las mejillas, y sus labios, del rosa más delicado, perfecta.

Estaba vestida con un sencillo vestido rosa y su cabello rojizo lucía unas ondas naturales y a la vez, rebeldes. A la hermosa e hipnotizante mujer de la fotografía se le podía calcular la edad de 18 años.

No pude evitar pensar que al momento de verla en unos días, ya no sería de la misma forma que antes, como a una hermana. Ahora la vería como una mujer despampanante y capaz de cautivar a cualquier hombre, a un hombre como yo. Claro que nuestra relación sería diferente, pero me tendría que cuidar si quería que Edward no me matara al leer mis pensamientos... pensamientos en los Nessie sería la protagonista, sin duda.

Nessie:

¡Hola! No te imaginas lo emocionado que estoy yo también, me será inevitable contar las horas para volver a verlos. Todos estos años en los que estuvimos separados han sido una condena para mí y por supuesto que nunca me olvido de ti, siempre estás en mi mente. Cada día Billy me trataba de correr del hospital porque no aguantaba verme como un completo zombie y lo único que podía hacer era encogerme de hombros. Cuando llegues tú serás la que tendrá que contarme muchas cosas ya que yo no tengo nada interesante que contar... O mejor dicho no ha pasado nada interesante que sea digno de contar. Solo si tengo una cosa que preguntarte... ¿porque hasta ahora? Estuve esperando tanto tiempo algún correo o llamada tuya, debe haber una explicación.

Te quiere y extraña, Jake.




Envié la última contestación que tenía pendiente y sonreí como un idiota al pensar en la razón de mi existencia.

Apagué la computadora y fui al baño para mojarme la cara ya que estaba a punto de desfallecer. Me dirigí a la cocina y calenté la comida que había dejado Rebecca el día anterior y una coca bien fría, esa sería mi cena... O comida.

Al terminar dejé los platos en el fregadero y me dirigí al bosque ya que antes de descansar tendría que checar como iba todo en la manada. Me quité la ropa y entré en fase.

Aullé para dar aviso de mi llegada y cerca de los acantilados localicé a Seth que estaba de guardia.

— ¡Qué milagro Jake! — me saludó acercándose a mí.

— Hola Seth — le contesté y caí en mis patas traseras sentándome.

— Todo ha estado tranquilo hermano, Madison está de guardia cerca de la divisora y Jorge en la mansión Cullen — me puso al tanto.

— Quil y Embry terminaron la guardia de la tarde pero ya estarán de camino, les dije que cualquier cosa les avisaría.

— Perfecto, es bueno saber que sobreviven sin mí.

— Sí Jake, ya crecimos — levantó el pecho en señal de superioridad —¿no estás orgulloso de nosotros? — preguntó bromeando

— Si claro, sobre todo de ti — bromeé — pero no le digas a los demás que se pondrán celosos.

— Soy una tumba hermano — contestó riendo — por cierto me enteré que Billy ya está mucho mejor.

— Si, ya es notable el cambio — contesté recordando cómo se veía esta tarde — pronto me tendrán más tiempo en la manada.

— ¡Qué alegria! — contestó con tono sarcástico y yo me empecé a reír

— Idiota — le dije

Después del AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora