Carpe Diem

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Me le quedé mirando al celular que tenía en la mano y lo tiré en contra de la pared más cercana.

Las lágrimas comenzaron a caer por mis ojos sin poder detenerlas un minuto más.

Lloré por el rechazo y las palabras de Josh, por no entender el motivo de sus celos tontos, por haber peleado por primera vez con Josh y no saber si nuestra amistad seguiría intacta, por no tener a Christina a mi lado en estos momentos y por mis tontas inseguridades.

Después de un rato más en el que las lágrimas no se detenían, decidí que ya era suficiente. Debía de calmarme y estar bien, ya que en este momento tenía todo lo que deseaba y debía disfrutarlo al máximo... carpe diem.

Me metí a la ducha para despejarme completamente y quitarme las lágrimas de encima. Las palabras de Josh no dejaban de martillear mi cabeza y solo las podía justificar con que Josh se sentía triste por mi partida y temía perderme del todo. Claro, eso era lo que yo quería pensar.

Salí del baño como nueva, o eso quería creer, y me puse unos pantalones de mezclilla, una blusa negra holgada y un suéter ligero, acomodé mi cabello en bucles y al fijar mi mirada en el espejo maldecí interiormente, mis ojos estaban un poco hinchados y mis mejillas más sonrojadas de lo normal, todo siendo señal inequívoca de que había estado llorando.

Después de un rato más bajé a tomar el desayuno y Mi mamá y Esme se encontraban en la cocina platicando, en cuanto me vieron entrar se quedaron calladas y en sus caras se notaba que habían escuchado la pelea que había tenido con Josh

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Después de un rato más bajé a tomar el desayuno y Mi mamá y Esme se encontraban en la cocina platicando, en cuanto me vieron entrar se quedaron calladas y en sus caras se notaba que habían escuchado la pelea que había tenido con Josh.

— ¿Estás bien hija? —preguntó Bella

— Si mami, no es nada— le sonreí de lado para tranquilizarla. —Abuelita, ¿qué hay de desayuno?

— Oh cariño, aquí tienes—puso enfrente de mí unos waffles con maple y cajeta acompañados con leche. —Tus favoritos.

—Gracias abue— le regalé una sonrisa agradecida y me dediqué a saborear mi desayuno para que se dieran cuenta que no me encontraba mal.

Al poco tiempo escuché como entraban Emmet, Edward y Jacob a la cocina.

—Buenos días bebé—me saludó mi papá con el cariño de siempre al verme.

— Buenos días papi—contesté y me dio un beso en la frente, mientras veía como Jake me guiñaba un ojo en forma de saludo.

—Rennesme ¿has estado llorando? —preguntó curioso Edward.

—Ha discutido con Josh—contestó Alice entrando a la cocina y vi como Edward y Jacob se tensaban.

—Gracias Alice —susurré con tono sarcástico.

— Si no lo decía yo, nadie se lo iba a decir a tu padre y lo mejor en estos casos es que te desahogues con alguien—me sonrió apenada.

—Pero ¿estás bien bebé?—preguntó Edward arrodillándose a un lado de la silla en la que estaba sentada.

Después del AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora