w a v e s.

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Al principio creía que lo de levantarse temprano era mentira. Pero, cuando sonó mi celular a las 8:30 am y ví que era un mensaje de Julia diciendo que estaba abajo, supe que estaba equivocado. Salté de mi cama y me vestí lo más rápido que pude. Mientras hablaba con ella por teléfono para mantenerla ocupada, lavé mis dientes y mi cara y bajé casi corriendo.

–¿Te acabás de levantar verdad? –preguntó ni bien aparecí en el hall, se acercó y me dió un corto abrazo.

-No no claro que no, pfff estaba despierto desde hace dos horas.... –Levantó una ceja y se cruzó de brazos– ¿Tan mal me veo?

–Tenés cara de dormido y la remera al revés..... –abrí mis ojos y ella empezó a reírse a carcajadas -Además, ¿dónde está tu malla y tu toallón? ¿Vas a nadar así?

–Dame 5 minutos más –dije y volví a correr directo al ascensor.

Volví a bajar, y Julia estaba sentada en un gran puff con los lentes de sol puestos sacándole fotos a un florero que tenía enfrente. Por estas cosas la quiero tanto.

– Vamos olgazana, la playa nos espera –comenté mientras me ponía mis lentes moviendo mi cabeza para atrás, cual comercial de televisión, y le sacaba su teléfono. Ella se levantó enseguida, pegando un saltito y caminó hacia la puerta de vidrio.

Decidimos ir caminando porque el día estaba muy lindo y porque ella seguía insistiendo que caminando uno conocía mejor, pero a las 10 cuadras el calor empezó a molestar, así que alquilamos unas bicis y en 10 minutos llegamos.

Como era temprano, la playa estaba casi vacía, tan solo había una señora con su perro y unos chicos surfeando. Dejamos las bicis tiradas en la arena y Julia se sacó su ropa y sus zapatillas, quedándose en malla. Yo la imité y nos sentamos mirando directo al mar.

–Cuando era chica le tenía mucho miedo, me llevaban a la orilla y empezaba a gritar, patalear y llorar y todos me veían raro. –comentó de la nada cruzándose de piernas y empezó a jugar con la arena.

–¿Y ahora?

–Creo que me tienen que drogar para sacarme de ahí...

–¿Carrera? –pregunté mientras me paraba.

–Anda yendo, yo voy a aquella casita –dijo señalando lo que podría ser la casilla de guardavidas, se paró ella también y salió trotando.

La miré extrañado y empecé a caminar a la orilla. Antes de entrar al mar, paré y giré mi cabeza para la dirección por la que salido corriendo. Había empezado a caminar ya que estaba llegando y yo simplemente no pude evitar mirarla por completo. Su piel brillaba por el sol y el tatuaje ya no se distinguía tanto pero yo igual sabía que le quedaba perfecto. Me quedé ahí esperando porque simplemente no quería sacarle la vista de encima. Se puso a hablar con un guardavida o algo así, en realidad no sé qué era, y luego este entró a la casilla y salió a los 5 minutos con un traje de neopreno. Bajó a la arena y agarró una tabla de surf. Y yo claro estaba que no entendía nada.

Comenzaron a caminar hacia mí y desde kilómetros se podía ver la sonrisa de feliz cumpleaños que Julia tenía.

–Luke, él es Matt –dijo señalándolo– me va a dar una clase, sumate!

–No sabía que surfeabas, aunque igual tenes pinta de hacerlo. Como yo, claro.

–Empecé hace poco, por eso quiero reforzarme bien para ser campeona mundial -comentó divertida- Y no, no tenes pinta... –agregó presumida aguantando la risa.

Estuvimos toda la mañana en el agua, Julia se paró como 10 veces y yo me caí otras 10.

Deberían haber visto su cara cuando agarró la mejor ola y mientras la montaba, un mini tubo se iba formando detrás de ella, al llegar al final se tiró de la tabla y cuando salió a la superficie la sonrisa de felicidad no le alcanzaba. Corrió hasta nosotros como pudo y empezó a salpicar.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2016 ⏰

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8:30 // luke h. au // secuela de 9.10Donde viven las historias. Descúbrelo ahora