- Capítulo 31. Mi día (Parte II)

16 3 3
                                    

- ¿Por qué tiene que ser gay? -dramaticé- ¿Por qué? -sacudía a Every por los hombros.

- Ya cállate, he perdido la cuenta de cuántas veces lo has dicho, no le gustan las vaginas, superalo -contesta ella irritada. 

- Katherine Parker y Every Evans por favor dirigirse el aparcamiento en seguida -se oye en los altavoces. 

- Oh no, mi auto -sale Every disparada dejándome con las cosas a mi. Maldita.

        Tomé todo como pude para dirigirme a lo que sea que estuviese sucediendo en el estacionamiento, rogando para que no fuera nada malo, no hoy, por favor.

- Every me has dejado todo a mi, eres un... -no veía a mi amiga- ¿Every? Maldita sea, no hagas esto -miré a todo mi alrededor pero seguía sin verla.

- Esto no es un robo, cumpleañera -esa voz la reconozco. 

- Por qué mierda no pueden ser normales? -rieron- ¡Pensé que te habían llevado, Every, te odio! -grité- Y me has dejado con todo -bufé.

- Ese pastel no estaba en el plan, amor -habló Bruck.

- Se lo ha dado un chico -ella levanta sus hombros, y por el rabillo de mi ojo veo a Esteban tensarse. 

- Era gay -lloriqueé, en seguida sus músculos se relajaron.

         ¿Qué estaba pasando aquí?

- ¡Feliz cumpleaños! -dijo Bruck viniendo a mi con un oso panda entre sus brazos dentro de una canasta con muchos chocolates. 

- ¡Oh, por dios! -respondí- Si así es mi regalo no quiero imaginar cómo será para Every -la miré- Sigo odiándote, eh? -revoleó sus ojos.

- Y bien, te gustó? -preguntó dudoso Bruck.

- ¡Es hermoso, es hermoso, es hermoso! -salté encima de él- Gracias, Bruck. 

- ¡Es Bracke! -dijeron los tres al unísono. 

- No me importa, para mi es Bruck -dije sin dejar de ver el oso panda, es tan lindo- Ya te dije gracias? -él asintió divertido- Púes gracias de nuevo. 

- Siguiente regalo -cuestiona Every, abro mis ojos como platos- Sí, Kathe, hay más -aclara mi duda mientras me empujaba al auto de Esteban y este abría la puerta del copiloto. 

- Every sé que quieres echarme ya, pero no es neces... Oh por dios -susurré llevando mi mano a mi boca al ver lo que había.

- Feliz cumpleaños, orgullosa - dice Esteban con su perfecta sonrisa.

- Son hermosas -se acerca y me susurra como tú. Mierda, siento un calor en las mejillas- Every te lo dijo, cierto? -me crucé de brazos, él río negando.

- Ella no es la única que está de mi lado, Kathe -responde, y aquí está el verdadero Esteban.

- Nosotros debemos irnos -avisa Bruck- Nos veremos más tarde, cuñadita -me guiña el ojo, le sonrío entrando al auto mientras Esteban se queda con ellos diciéndoles algo para después hacer lo mismo que yo. 

- Una pregunta -hablé- Era necesario lo del altavoz en el centro comercial? -pregunté desconcertada a lo que él ríe encogiéndose de hombros.

- La chispa, tu sabes -sonríe. 

- G-Gracias por las rosas -contuve el rubor en mis mejillas- Me dirás quién te lo dijo? 

- No, pero es bueno saber que te vuelven loca las rosas blancas.

        No solo las rosas blancas. 

        Me retracto, yo no acabé de decir eso. 

Separados por el Destino ©Where stories live. Discover now