Capítulo 1

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Una tarde, había sol pero las nubes lo cubrían, recuerdo que un atardecer estaba apareciendo poco a poco adornando el cielo de un color anaranjado muy precioso.
Ese día mi padre me llevaba al lago para enseñarme a pescar, era algo nuevo para mi a la edad de 15 años, nunca había pescado así que el intento lo valía ¿no? - ¿Cuanto queda para llegar? - pregunté impaciéntemente, a lo que mi padre frunció el ceño - No seas impaciente hijo, verás que al llegar el viaje habrá valido la pena, pescar es una de las actividades que mas disfrutaba a tu edad - dijo mi padre con el orgullo de su pasado en cada palabra que salía de su boca - Dime hijo ¿Ninguna chica en mente? - Distraído lo miré, la verdad, no era de esos chicos que pasaban mirando los culos a las chicas, había visto algunas pornografías, cosa que hace cualquier chico de 15 años por curiosidad, en tanto, mis estudios siempre habían sido lo primero y una de las cosas mas importantes - La verdad, ninguna chica de mi barrio o escuela me ha llamado la atención papá - A lo que mi padre respondió con una pequeña risa, quedando plasmada en su rostro la sonrisa que siempre tenía.
Al llegar al lugar me di cuenta que mi papá tenía toda la razón, el viaje valió la pena, el lugar era hermoso y muy acogedor. Después de unos dos minútos de admirar el lugar me doy la vuelta para observar a mi padre, el cual está sacando los instrumentos necesarios para comenzar nuestra actividad, me ofrece una gran caña de pescar - Toma hijo, ten cuidado, no habían más pequeñas - de veras era muy grande y pesaba, pero su peso era lo sufiente para poder sostenerla entre las manos con agilidad. Mi padre regresa con todo en sus manos y empezamos nuestra actividad.
Llevábamos unos diez minutos sentados a la orilla del muelle, mi papá me contaba unas anécdotas de cuando era adolescente con las cuales yo no reía mucho. Al cabo de un rato el aburrimiento se empezó a apoderar de mi, los peces no se acercaban y ya llevábamos alrededor de cuarenta minútos, mi papá al notarlo frunció el ceño y hace como que no se da cuenta, ya no hay mas anécdotas que contar. De repente, un sentimiento de ira empezó a aparecer, desesperación por no estar logrando mi objetivo, empecé a hacer movientos inconscientes con las piernas de forma enojada, mi padre me miró - Si sigues así ten por seguro que los peces no querrán acercarse a ti - Estaba con la ira suficiente y eso fue la gota que rebalsó el vaso, me paré furioso y me fui corriendo al auto - ¡Hijo espera! - gritó mi padre con pizcas de culpabilidad, mi padre salió corriendo en dirección al auto y cuando menos me doy cuenta ¡zas! En menos de diez segundos vi a mi padre arrollado por un auto, la horrorosa imágen hizo que inmediatamente mis párpados cayeran pesados y me diera un desmayo, desde ahí no recuerdo absolutamente nada de lo que pasó después.

Brain, No More. (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora