El atentado

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Que diferente es ver un atentado por las noticias a ser parte de uno. Cuando lo ves, solo sientes pena por las personas que pasan por ese mal momento, ahora imagínate ser una de esas, corriendo y tratando de vivir. Yo estaba inmovilizada viendo a toda la gente desesperada para salvar su vida, una que en éstas circunstancias, se vuelve un tesoro. Cualquier recuerdo feo o malentendido con alguien, se esfuma en esta situación, solo importa sobrevivir para luego tratar de dormir con las pesadillas que te seguirán, si es que sales vivo de aquí.

Lo que parecía una bomba o algo peor, fue lanzado al campo de hockey. Donde mi hermana y Connor estaban. El griterío y las personas corriendo para cubrirse de quien sabe que, reemplazo la hermosa vista que tenia mi ventana hace minutos. Fue sustituida por el pánico y la desesperación de cada una de las personas que habían ido a pasar un lindo día.

No sabia que hacer ¿Qué se hace?

No podía quedarme aquí, mi hermana y Connor estaban allá. Sin pensarlo, salí de mi habitación para dirigirme al campo de hockey, lo que ahora parecía uno de batalla. El miedo y la angustia se apoderaron de mí, se apoderaron de todo y de todos en segundos. Mientras corría no podía evitar soltar lágrimas de terror. Lagrimas de imaginarme lo peor, de esperar la noticia más horrible.

Yo corría en dirección contraria a la de la multitud, corría en dirección contraria a la de una salida.

Otra de esas bombas fue lanzada justo enfrente mío, precisamente a la lujosa biblioteca del edificio 4, el impulso fue tal que había logrado hacerme volar, al menos dos metros o mas, esta vez fue totalmente dolorosa en comparación a la de mi habitación, creo que una de mis costillas no estaban bien, había caído sobre unos escombros o algo parecido. La cabeza me zumbaba, me taladraba de una manera indescriptible. Mis ojos pesaban, pero los obligue a abrirse, no podía detenerme, tenia que encontrar a Paige y a Connor.

Como pude, logre recuperarme y volver a estar parada, pero solo dure unos segundos así, ya que caí nuevamente al suelo, casi desvanecida.

Allí tirada, siento un liquido espeso en el piso, cuando lo veo me doy cuenta que es sangre, en el suelo había mucho de ella, pero no es mía, no tenia heridas abiertas, la sangre era de muchas gente inocente.

Volví a intentarlo, tenía que hacerlo, tenía que encontrarlos, saber que estaban bien, y que papá vendría a sacarnos de este lio.

El último esfuerzo, por ahora, me daba ánimos para lograrlo, para seguir mi camino a la cancha, pero fue inútil, no podía, tenia rota una costilla, eso seguro. Mi tobillo estaba doblado además, dios esto es una pesadilla.

Estaba tan débil, Antes de que mi vista se nuble por completo, y que mis sentidos se apaguen, alguien pasa sus manos por mi espalda, alzándome como a un bebe. No se quien, no podía abrir los ojos, ni siquiera podía respirar del todo bien. La persona que lo hizo comenzó a gritar y a correr en dirección contraria a la cancha.

No, no podía alejarme del campo, tenia que llegar allí. Pesadamente intento abrir mis ojos, trato de pronunciar que se detenga, y lo logro. Con una ronca y fatigosa voz, consigo vocalizar las palabras que quiero decir.

Ignoro mi petición. Tenia que abrir los ojos, tenia que ver quien era, y por que no me quiere dejar aquí tirada para que vaya a encontrar a mi hermana.

Con lo que me estaba guardando para ayudar a Paige y a Connor cuando los encuentre, alcanzo a abrir un poco mis pesadas y golpeadas pupilas, era un chico, uno joven.

La mitad de todo lo que se me había ido hace unos minutos, volvió.

Era Connor.

Estaba en los brazos de Connor, el estaba bien, no tenia ningún raspón, ni una herida, caminaba con normalidad, estaba tan feliz de haberlo encontrado. Estaba tan contenta de que el este bien. ¿Y Paige? ¿No estaba con el en la cancha?

-Paige- Logro articular. El estaba con la remera del Instituto, aun tenia su gorra, y su mirada estaba al borde del colapso, estaban tan grandes sus ojos, tan atentos a que no nos golpee otra de esas horribles bombas. Incline mi cabeza para ver un poco el panorama ¿Para que lo hice? El caos había dominado cada rincón de la gran institución, no puede ser, había cadáveres por el suelo, los escombros decoraron todo el piso. La chica de la recepción estaba muerta en el piso junto con algunos estudiantes, había tanta sangre de tanta gente conocida como desconocida. Lagrimas se desprendían como jugando una carrera, quien llegaba primero a la meta, no podía dejar de llorar, no podía no pensar en lo peor de todo esto, no lograba desviar el tema de que íbamos a morir.

Connor empuja mi cabeza para que la apoye en su pecho.

-Paige esta bien Daph, tranquila- Dijo, haciendo volver mi alma al cuerpo. Ella estaba bien al igual que el, ambos estaban sanos y salvos. Y eso me bastaba.

Connor se detiene en la parte trasera del edificio central. Estábamos casi debajo de uno de los puentes, la puerta trasera del edificio central estaba destrozada. Allí se hallaba Paige, corriendo hacia nosotros.

-La encontraste, si lo hiciste. Gracias, mil gracias Connor- Escucho la desesperada voz de Paige, estaba llorando, era tan reconfortante oírla y saber que esta bien. Intenta abrazarme pero Connor le dice que aun estaba un poco débil.

-Paige- Menciono tratando de tocarle la mejilla. Tenía un largo raspón de su nariz hasta el mentón o el cuello quizás. Aun estaba en los brazos de Connor.

-Yo estoy aquí Daph ¿Cómo estas hermanita? Estará todo bien ¿Sabes?- Dijo llorando, trataba de ocultar la horrible realidad, intentaba esconder el inminente fin.

-Debemos movernos- Ordena Connor, mirando el próximo destino- No creo que el edificio central sea el mas seguro, estos tipos están por todos lados- ¿Estos tipos? ¿Quiénes? ¿Qué querían?

-Vayamos a tu habitación, la nuestra esta demasiado lejos, y además con el reconocimiento de voz les será difícil abrir la puerta- Opina mi hermana, apuntando al edificio 3. Connor muerde su labio, teníamos que atravesar todo el patio.

-Es una buena idea- Suspira y me acomoda mejor en sus brazos- Vamos- Corre en dirección a su habitación, con el miedo a tope de que algunos de estos sujetos que Connor menciona aparezca.

La corrida parecía en cámara lenta, como que nunca llegaríamos a la habitación, todas mis sensaciones nos llevaban a la muerte, ninguna de ellas era alentadora.

Connor y Paige debieron detenerse, ya que una pared cayo justo enfrente de nosotros, fue tan inesperado pero por suerte no causo ningún lamento. Pasamos por arriba de ella, evitando no tropezar con algún. Agradecí que Connor estuviera en el segundo piso, no creo que el pueda aguantar mas conmigo en brazos. Al entrar, sentí el diminuto alivio de poder descansar mis ojos por unos minutos.

Luego de un rato en la habitación, Connor me envolvió la espalda y parte del pecho con una venda que había en el botiquín, por suerte mi tobillo ya estaba un poco mejor, solo estaba algo hinchado, también me lo envolvió con una venda. Curo la herida de Paige y luego me examino que no tuviera otro dolor.

-¿Tienes tu teléfono Paige?- Le pregunta Connor, luego de que tome asiento junto a mi en la cama, me dio una botella de agua para que bebiera.

-Si, pero necesito cargar un poco su batería, no se prende- Connor rápidamente busca en el cajón de la mesita, un cargador para el teléfono. Cuando lo encuentra, Paige le lanza el teléfono para que lo enchufe.

-Esta bien- Dice Paige acomodándose el cabello- ¿Qué haremos?-

-Esperar que se cargue para llamar a tu padre- Dice Connor- Y tratar de sobrevivir- Finaliza. Mi hermana asiente con la cabeza y se acerca a mí.

-Todo estará bien Daph, te lo prometo con mi vida- Me dijo, yo solo le sonreí.

-Saldremos de esto- Anima Connor tomándome de la mano. Yo ya estaré bien, solo tienen que dejarme recomponerme un poco, y juntos, los tres saldremos con vida, o eso espero.



El ángel de la libertadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora