Capitulo 11

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El reverendo Fresh, o como William lo llama, el "libertino" Fresh, vaya si son iguales ese par de asnos... Ya me parezco a William.

Ese hombre es quien gasta el dinero de la iglesia en putas, noches locas, autos, incluso una vez aposto la iglesia en un juego de cartas, gracias a Jebus, no la perdió, pero a veces resulta extraño que pida cooperación para la construcción de un aula para enseñar a los mocosos a leer la biblia y no haya ni un solo ladrillo o cimiento.

Pero las personas de "hermosolandia" están más al pendiente sobre sus figuras, lo que sucede con las Kardashians, si Justin Bieber tiene nueva novia, o si el negro que estaba en One Direction hablo mal de ellos, que no se han percatado del nuevo Porsche que conduce Fresh o de que los viernes la iglesia se convierte en un prostíbulo... Lo sé porque trabajo ocasionalmente ahí.

Muchos de los que vienen a "La cumbre del señor" son amigos del reverendo, ósea más jodidos sacerdotes.

- ¿Por qué me llevas contigo? – Adam iba moviendo su suculento trasero

- Porque esto no es normal

- ¿Qué?

- Tú, Fred, Oscuro y Rae teniendo sexo...

- Asqueroso...

- No insultes a Fred – Me volví hacia él.

- En realidad me dan escalofríos escuchar Oscuro y sexo en una misma oración.

- Tienes razón.

- Siempre la tengo... - Me dio demasiado cerca - ¿Has recibido tu primer beso? – Abrí los ojos y me paré en seco ante su semejante pregunta.

- Tengo casi dieciocho...

- Entonces ejercitemos esa lengua.

- ¡Miren por ahí! – William y Fred desaparecieron y solo me quede con Adam quien no dejaba de observarme con esos ojos castaños.

- ¿Alguna vez te han dicho que tienes unos preciosos ojos?

- No, me han dicho que soy antipática, perversa, pero jamás algo como eso.

- Es una lástima, pero al mismo tiempo, algo realmente bueno.

- ¿Bueno? – Jebus, si estás ahí dame una señal de que no estoy soñando despierta.

Como si Jebus hubiera respondido a mi llamado, las nubes comenzaron a juntarse, hasta que un rayo casi cae cerca de mi trasero, haciendo que me abrazara a Adam.

- Buena jugada del señor de los cielos.

- ¿El chapo Guzmán?

- Olvídalo – Sus labios de pronto estaban sobre los míos ¿Qué jodidos?

Mi mente durante esos instantes dejo de funcionar y vaya que para que eso pasará... Al diablo todo.

Casi podía escuchar a la autora cantar la ridícula canción de cascada, mientras lloraba.

Sus labios sabían a miel, era cálido, acogedor, jamás sentí latir mi corazón de esta manera, la maldita espero hasta el capítulo 11 para que me besara, espero que no tarde en que me haga suya.


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