Capitulo 2: Pamela.

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Ya habían pasado dos semanas desde su ataque y Ariel seguía sin decirle a nadie por qué había pasado. Era miercoles por la madrugada y Ariel seguía sin poder dormir, su habitación se veía completamente negra, despues de el episodio del lunes, se encerró luego de que Mike la llevara a su casa en un taxi, se había encerrado en su habitación y no había salido ni visto a nadie, solo abría la puerta para recibir comida (la cual tiraba y comía la fruta que siempre le daban) y solo sacaba el brazo, por lo tanto no había visto ni a su madre en esos 15 días; había cerrado las ventanas y puesto sus cortinas purpuras para que nada de luz entrara, su habitación se veía más macabra de lo que ya era normalmente. El decorado victoriano y sus paredes de color borgoña, junto con sus lamparas de cristal, le daban el toque siniestro a la habitación.
Esa habitación había sido testigo, durante esos tres años, de su llanto y de las pocas veces que su sangre había caído sin pretextos por sus brazos, es cierto que ya no sufría de bullying, pero con los años se había percatado que la unica forma de calmar a sus demonios, sin consumir pastillas, era haciendose daño, sentía como hacían silencio cuando la sangre roja y espesa abandonaba lentamente su cuerpo, y callaban durante una semana, pero luego, chillaban y clamaban, gritaban pidiendo otro acto igual, eso fué los primeros dos años, pero ese inicio de año su madre había descubierto que ella se cortaba cuando descubrió bajo su cama una caja de zapatos repletas de diferentes tipos de navajas, gasas y alcohol, por ende la empezó a perseguir, por lo tanto, hasta ese momento, ella era dependiente de sus pastillas, ella callaban a sus malditos demonios, y claro, no había podido sacarse a su madre de encima.
Siguiendo su costumbre, Ariel estaba sentada leyendo un libro en medio de un circulo de velas intercaladas, velas blancas y velas negras, ¿por qué ese orden? Intercalaba la luz (velas blancas) con la oscuridad (velas negras), ella era esa oscuridad, una oscuridad tranquila y hermosa, que era obligada a reunirse con la luz, ambas no podían estar juntas, no. Ella es oscuridad, y la oscuridad es la ausencia de luz, y cuando hay luz, la oscuridad no existe. Pero ella iba a contradecir las simples leyes de la fisica, aun que sea simbolicamente; leía La Dama de Negro, en si la pelicula era una adaptación de este libro. Había faltado a sus clases de Mangaka y evitaba a toda costa cualquier comunicación con el mundo, su teléfono estaba completamente apagado y se había desconectado del mundo, no veía ni a su madre ni a Mike, no era que ella odiase a su mejor amigo, pero quería estar completamente sola, intentando pensar y tranquilizarse, y con Mike, no podía.
Aún que ella estaba en paz, ya que las pastillas callaban a sus demonios, se sentía estupida, y era algo obvio, ¿Como podía haber hecho tal papelon solo por caerse? Si demasiado estupido, pero ese era su problema, cualquier estupidez que hiciera, sus demonios lo hacían exageradamente malo, y la hacían sentir miserable, la sensación que sentia cuando gritaban a mil voces en su cabeza no era solo un dolor emocional e irracional, sino que también era un dolor físico, con cada episodio quedaba completamente desecha, su cabeza ardía y sus pulmones parecían querer explotar, el pecho le dolía como si la estuvieran apuñalado, sus músculos se contraían hasta provorcarle calambres, su cuerpo también reaccionaba a los gritos, y eso le hacía demasiado daño, la hacía sentir vulnerable, cosa que ella odiaba.
Aún no entendía por qué la torturaban a ella, ¿Que había hecho para que la torturasen tanto? ¿Acaso se merecía que por X razones de la vida ella tuviera que convivir con voces que la atormentaban? ¿Quién había sido en su otra vida? ¿Hittler?.
Entre recuerdos y recuerdos, recordó los años que no la molestaron, donde parecía todo perfecto (sin tener en cuenta que ella se cortaba) donde era extrovertida y al mismo tiempo timida, donde era dulce y algo loca y alegre, si... Así pudo ser durante un corto plazo, hasta que pasó lo que pasó....Odiaba recordarlo, recordar el absurdo motivo de su ataque, había sido por una discusión con uno de los chicos del curso, la había tratado de zorra gorda y había salido a inventar que se había acostado con ella y un muchas cosas, de las cuales cualquier mujer se sentiría avergonzada, todo por que ella lo rechazó, pero cuando se dispuso a desmentirlo.... Empezó a oir voces, su pulso se aceleró y perdió la noción de todo lo demas... Solo recordaba 45 pares de ojos mirándola, acosandola...
Sacudió su cabeza e intento meterse en el libro, pero no pudo, no podía concentrarse, así que algo cansada miró su reloj.

Inestable Y CaprichosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora