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Desperté, en mitad de un bosque en llamas, el humo me nublaba la vista. Estaba aturdido, ¿cómo había llegado allí? ¿Había vuelto a perder el control de mis actos o alguien me dejó allí? Lo único que tenía claro era que no podía permanecer mucho más tiempo en aquel lugar, todo a mi alrededor ardía con el más intenso fuego que jamás vi a lo largo de mi vida, los animales huían asustados.Decidí que la única forma de escapar era correr, me pareció una buena idea seguir a la fauna del lugar. No sé cuanto duró mi carrera, pero cuando comenzaba a sentirme mareado y a necesitar urgentemente una bocanada de aire puro, me pareció advertir la presencia de una silueta humana entre aquel mar de llamas. Aquella figura parecía desprender luz propia, pero no una luz que puede emitir una llama, ni siquiera la luz que irradia el sol es digna de ser comparada con la pureza de la luz que desprendía aquel ser. Sin embargo no fui capaz de de avanzar más, justo en el momento que vislumbré aquella silueta, me desplomé contra el suelo, un amasijo de tierra y las cenizas de los arbustos ya calcinados. Ahí estaba yo, dentro de aquel infierno al borde de la muerte, habiendo perdido la conciencia, sin poder hacer nada para evitar mi inminente marcha al reino de los muertos...

Parece que tengo algún tipo de ángel guardián, pues volví a abrir los ojos en el mundo de los vivos, me encontraba en el mismo bosque,el cual estaba totalmente calcinado, no había rastro ninguno de alguna forma de vida. El sol se hallaba en su punto más álgido, era un día despejado, todo estaba en silencio, el único sonido era el producido por el viento esparciendo las cenizas por aquel basto paisaje desolado. Estaba sediento, me flaqueaban las fuerzas, fue difícil ponerme en pie para observar mejor la zona, debía buscar un río o algún arroyo. Así que cogí una rama medianamente robusta que no había sido alcanzada completamente por las llamas, di varios golpes en el suelo con ella para comprobar si podría usarla a modo de bastón. Observé unas montañas en la distancia y decidí que sería buena idea usarlas como punto de referencia al que partir,emprendí mi camino hacia ellas con la esperanza de encontrar algo en el camino. Tras varias horas caminando mi cuerpo comenzó a pedir alimento, aún no había logrado salir de las ruinas de lo que en su día fue un bosque lleno de vida, la desesperación se apoderaba de mi persona, me replanteaba el suicidio como una opción viable. De repente, mientras caminaba pensando en como suicidarme distinguí en la lejanía lo que parecía un carro de mercader. Empecé a gritar pero no tenía suficiente fuerza como para que me escuchara, aceleré mi paso todo lo que pude y parecía que el carro se había detenido.Cuando estaba lo suficientemente próximo al carro pude darme cuenta de que estaba abandonado y muy deteriorado por el tiempo, debía llevar allí mucho tiempo, estaba completamente saqueado, aunque para mi sorpresa tenía algunas tinajas con un poco de agua en algunas de ellas. Me bebí toda el agua que logré reunir entre todas las tinajas, vi un paño que parecía envolver algo de comida, lo cogí y desenvolví ilusionado, por fin podría comer algo, sin embargo mis ilusiones desaparecieron en cuanto lo desenvolví, parecía que hubo un tiempo en que era un trozo de pan debido a su forma pero esos tiempos habían pasado ya, ahora no era más que un cúmulo de moho y mugre. Registré lo mejor que pude el carro y logré juntar unos cuantos paños rotos y trapos, varias tinajas vacías y una pequeña navaja oxidada, la cual estaba totalmente mellada, no servía ni para cortar la tela de los paños. Logré apañar un pequeño bolso con algunos de los trapos y paños, en el bolso introduje la tinaja más pequeña de las que había, pues el bolso no era gran cosa y no podría soportar mucha carga, por si lograba encontrar algo más de agua, y la pequeña navaja que al fin y al cabo era la única herramienta que pude conseguir.

 El día estaba en sus últimos momentos así que con la tela sobrante me tapé como pude para soportar el frío de la noche y estuve pensando en la silueta que vi durante el incendio del bosque hasta que logré conciliar el sueño debido al cansancio. ¿Habría sido una simple ilusión provocada por la intoxicación con el humo?Descarté cualquier otra opción, era imposible que hubiese sido alguien en aquel infierno, pero en mi interior sabía que había algo más detrás de todo lo sucedido, algo superior a cualquier cosa de la realidad mundana.






Divagaciones atrapadas en mini relatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora