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   -Tío, tío, tío. ¿Pero qué coño crees que haces?

   +Pienso dejar de ser un obstáculo.

   -No puedes hacer eso.

   +¿No? ¿Estás seguro? ¿Quieres ver cómo lo hago?

   -Es decir... Tienes personas que te quieren y se preocupan por ti...

   +Si eso fuese cierto no habría llegado a este punto, créeme, les estoy haciendo un favor a ellos y a mí.

   -Cuando lo hagas ya no habrá vuelta atrás, por favor.

   +No quiero volver atrás, mi objetivo es avanzar y esta es la única forma de hacerlo.

   -Piensatelo con más detenimiento...

   +Es demasiado tarde.

   -¿Y qué será de mí?

   +Vienes conmigo, no te queda otra opción.

   -Pero... Yo no quiero irme...

   +Estamos unidos, si yo me voy tú vienes conmigo.

   -Tenemos tantas cosas por hacer, personas por conocer, lugares que visitar, tantas experiencias...

   +Este es mi destino, debo hacerlo.

   -No lo hagas, quédate aquí.

   +Ya está decidido, nos vemos al otro lado.

En ese mismo instante apartó su mirada del espejo, introdujo el cañón de la pistola en su boca y apretó el gatillo. El sonido del disparo recorrió las solitarias habitaciones de su apartamento y resonó en todo el edificio. Con un rostro que mostraba una locura avanzada, su cuerpo se desplomó contra en el suelo del baño en un charco de sangre; mostraba una expresión de alegría incomprensible pues él ya era libre...

Divagaciones atrapadas en mini relatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora