Cuando cayó la ciudadela, aquel fatídico día, me encontré desorientado, no sabía a dónde dirigirme ni donde refugiarme, así que no me quedó otra que dejarme arrastrar hacia el primer atisbo de esperanza que se divisase en el horizonte, para finalmente, acabé vagando en soledad de nuevo.
Una vez perdido el lugar al que empezaba a llamar hogar,¿qué debía hacer? Volví a los caminos, a la interminable caminatahacia ninguna parte. En mi mente no dejaban de repetirse en bucle losbuenos momentos en la ciudadela, lo cual sólo me provocaba un granpesar. Cuando conseguía evadirme de esos recuerdos me invadía unadesesperación insaciable, miraba a mi alrededor y no había nada, nianimales, ni plantas, ni siquiera camino. Perdí el rumbo, otra vez,de nuevo me hallaba en la compañía de la nada. ¿Qué sería de mí?
Día tras día, semana tras semana, no tenía hambre ni sed, no notaba el cansancio en mis piernas, el único sentimiento queme quedó tras tanto tiempo fue la desesperación. Sabía que no llegaría a ningún lugar, sabía que todo había terminado, pero a pesar de ello continué mi travesía, ya no tenía nada que perder así que no me quedaba otra que seguir adelante. Tarde o temprano encontraría algo, probablemente mi fin, pero a pesar de ello, avancé hasta que perdí todos mis recuerdos de la ciudadela.
No recuerdo mucho más de aquella travesía, pero algo tengo claro, aunque lo daba todo por perdido, llegó algo, no sé qué fue, pero si no fuese por aquel ente, hoy no estaría aquí.
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Divagaciones atrapadas en mini relatos
KurzgeschichtenConjunto de relatos cortos que aparecen en mi mente durante las horas muertas. De vez en cuando cuelo algo escrito en verso.