2.
No entendía por qué había corrido y ante mi desconcierto me senté a detallar el cielo y las estrellas.
Sentí una mano cálida en mi hombro derecho. Había regresado.
- ¿Por qué huiste?
- Yo no hui, simplemente me fui – respondió él.
- ¿Por qué?
<< Ángel, Ángel, despierta >>
Aún con lo poco que había podido dormir, no dejaba de pensar en aquel chico. Desde hace muchos años no sentía ese vacío por encima del estómago. La cara de ese extraño no salía de mi mente. Sin duda alguna, esos ojos negro profundo se habían quedado grabados en mi cabeza.
- Ángel levántate ya. El desayuno está listo – volví a escuchar entre dormido.
Fracasé intentando regresar al sueño. No pude tener la respuesta que quería. Mi vida continuaba y tal vez nunca lo iba a volver a ver.
Mientras desayunaba, mi padre no hacía más que hablar sobre lo que había salido en la primera plana del diario, mientras Julieta le contaba a mamá sobre sus clases de ballet. Yo era el único que no tenía nada que decir. Mi cabeza estaba en otro lugar.
-¡Cabezón despierta!, mamá te está hablando – me dijo Julieta acompañado de un golpe en mi cabeza.
-Ah? ¿Qué pasa mamá?
- No vuelvas a salir de noche. ¿Cuántas veces te tengo que decir que...
Aunque solía ser despistado, esta vez toda falta de atención sobrepasaba mis límites. No podía dejar de pensar en él, en ese chico con pelo castaño y mejillas rojas. Algo muy terrible le debió haber pasado para estar así, inconsolable.
El timbre sonó, en la puerta estaba tal vez la única persona que me podía entender: Maia, mi mejor amiga.
- Maia, te aseguro que algo le pasaba. Yo creo que lo intentaron robar o hacerle algo.
- Deja el drama Ángelo – esta era una de sus tantas formas de referirse a mí - no entiendo por qué te preocupas tanto por alguien a quien ni siquiera conoces.
- Es que es algo extraño, toda la noche me la pasé caminando como si tuviera que encontrar algo y cuando llegué a él ya no tenía nada que buscar.
- Caray enano, deja de tener ideas tan locas, es solo un desconocido.
Sin duda alguna era un desconocido que le había movido el piso y las neuronas a su mejor amigo.
-¿No crees que puede que la novia lo haya dejado y por eso estaba así? – me preguntó ella con un tono sarcástico.
- No, él es como yo, estoy seguro.
- ¿Cómo tú? ¡Dios, Ángel! No todos los hombres del planeta son como tú – me respondió algo ofuscada.
Puede que Maia tuviera razón. No era la primera vez que había tenido que escuchar esa frase, pues parecía que mi vida fuera un bucle, porque todo terminaba de la misma manera. A pesar de sentir que estaba viviendo un deja vú, tenía una corazonada, esta vez podía que todo fuera distinto, debía existir una razón para que mi corazón latiera tan rápido cada vez que recordaba sus ojos.
- Mírame, creo que ahora sí te terminaste de enloquecer. No puede ser que te pongas así por el chico del andén...
- ¿El chico del andén? No suena mal – dije entre risas.
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El chico del andén
Romance"Llamémoslo magia, causa y efecto o simplemente el destino, pero este par de chicos que estaban en el andén no necesitábamos palabras para entender que nos estábamos buscando" ...