Un placer conocerte Oh Sehun

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  (Día 1)

—Odio la rutina, ¿Por qué a mí?, detesto este horrible itinerario.—

Pensé mientras tomaba el autobús hacía mi trabajo, miré por la ventana, luego alguien desocupó un asiento y me senté justo cuando esa persona salió del bus, llevaba mis auriculares en las orejas, algo muy particular en mí, siempre estaba escuchando música es algo que me saca de mi propia realidad, aunque siempre he pensado que... en compañía la disfruto más.

Llegué a mi puesto de trabajo, lo odiaba, pero como de costumbre suelo ser muy cortés.
—Buenos días— Dije a mis otros compañeros, normalmente no obtenía respuesta así que no me preocupé, seguí mi camino hacía el vestidor para ponerme el uniforme.

Odio Starbucks, es horrible, el olor a café, los pastelitos, el Bubble Tea, todo era horrible, quizás me había fastidiado desde hace ya un año que trabajaba allí, o quizás... Siempre lo he odiado. Ya con el uniforme puesto y listo para trabajar, me puse tras el mostrador y me puse en posición de laborar. Nunca "adopto" esa posición, siempre me quedó ahí y recibo las ordenes o limpio las mesas... O algo que no tenga que ver con lidiar con clientes.
Me quité del mostrador después de recibí cuatro órdenes, era muy temprano y el lugar se llenaba luego de las doce, me dediqué a limpiar las mesas, que estaban asquerosas, la noche anterior olvidé llenar el limpia vidrios y la tonta de la otra chica que me ayuda, solo las limpio por encima. Me dediqué a limpiar entonces mesa por mesa, con mi súper limpia vidrios tres mil.

Rocié dos veces la mesa con el limpiador y con el limpión la sequé hasta que quedara reluciente, amaba eso, es una de las pocas cosas que disfruto de este trabajo.

Ya iba por la mesa número seis, todo iba bien, si seguí así probablemente podía volver al mostrador lo antes posible, caminé hacía la puerta iba mirando hacía el piso, habían una extrañas manchas, cuando de repente, sentí que se movió mi cabeza bruscamente y leve dolor en mi hombro, sacudí un poco la cabeza y voltee a mirar y había tropezado con un cliente y tiré todo al piso y a su vez, el cliente volteó a mirarme a mí.

De pronto, el tiempo se detuvo, veía como en cámara lenta los labios de aquella persona articulaban: "Discúlpame" mientras se acercaba a mí dirigiendo sus manos hacía mis hombros, yo miré hacía el suelo y luego volví a enfocar su cara, era hermosa, no podía dejar de ver, sentía una felicidad inmensa y comencé a sentirme estúpido.

—No se preocupe, estoy bien— Le dije al chico mientras recogía las cosas.
—Seguro ¿Estás bien?... Yi-Yixing— Dijo el chico, ¿Acaso había dicho mi nombre?.
—¿Có-cómo sabes... que... me llamo... Yixing?— Pregunté nervioso aún en el suelo mirando fijamente los ojos de aquel chico.
—Tu... Tu gafete, tu gafete dice "Yixing"— Dijo en un tono casi burlón. ¿Pero cómo no se iba a burlar de mí? Si obviamente tenía un gafete que me identificaba, no podía ser más estúpido.
—C-cierto, no te preocupes... La casa te invita un café... Por las molestias— Dije tras sentirme más estúpido.
—No bebo café, pero puedo cambiar la invitación de la casa, por un Bubble Tea— ¿Acaso me estaba coqueteando?, tenía una expresión sonriente, y sobretodo algo divertida, arqueaba las cejas intentando decirme algo, que a decir verdad, nunca entendí.
—Si-sí, un Bubble Tea, enseguida... ¿En qué mesa te sentarás?— Pregunté.
—Aquí... Donde ya has limpiado Yixing— Señaló y caminó hacia la mesa y yo volví a embobarme en el... No sé qué demonios sucedía conmigo, pero ahí estaba mirándolo sentarse en una mesa. Asentí con la cabeza después de volver en mí, me dirigí de nuevo al mostrador con una sonrisa estúpida.


En esta extensa ciudad llamada los Angeles, existían dos hombre completamente diferentes.


Oh Sehun, tenía una estatura muy arriba del promedio, pero comparado con su peso, estaba dentro del promedio. Desde cualquier punto de vista, Oh Sehun parecía un chico normal, sólo que... No lo era.

Este chico cuando alcanzó la adolescencia contó con una belleza inigualable, lo que lo hizo trascender en la vida de diferentes maneras, Oh Sehun tenía calificaciones excepcionales en el colegio, debido a que el 20% de su clase eran chicas y el 15% estaban sentadas alrededor de él. Cuando sus padres se divorciaron, él se fue a vivir a otra parte de Corea, donde contaba con la misma suerte, sólo que esta vez el número era más grande.
Cuando se graduó muchas chicas se enteraron de que él era fanático de ciertas cosas americanas en especial Michael Jackson y un siete de abril del dos mil siete, se compraron veintitrés copias del álbum "Thriller", los dueños de aquella tienda de discos, no se explican por qué tantas chicas compraron aquello ese día.
Cuando el chico entró a la universidad, comenzó a trabajar para pagar sus estudios, comenzó en un Mc Donals, donde estaba encargado de recibir los pedidos, las visitas de las adolescentes se incrementaron en un %215 en dos meses, lo cual era algo inusual en los establecimientos de comidas rápidas. Cuando Sehun rentaba un departamento, siempre lo conseguía por debajo del precio real. Inclusive la ruta del bus que tomaba para ir al trabajo y la universidad creció en un 12% de tiquetes en pareja. Una rara cualidad, el efecto Sehun. Es rara, pero es algo que a cada chica post adolecente le sucede una vez en la vida, para Zhang Yixing encontrarlo en una ciudad con cuatrocientas mil oficinas, noventa y un mil edificios comerciales y tres punto ocho millones de personas, sólo puede explicarse de una forma... Destino

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