Había una vez el inicio de aquella amistad parte 1

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Para mí lo mejor de una historia de amor no es su desenlace o final, es el comienzo, como inicio todo, con una mirada, con un simple toque, con una sonrisa, un pequeño accidente o simplemente como amigos, una de las cosas más complejas ya que te ciegas pensando que todo lo que sientes es simplemente amistad y no te das cuenta que silenciosamente el amor estuvo siempre ahí absorbiéndote hasta el punto en que grita de dolor por los celos o la distancia, eso le sucedió a Ambar pero creo que tengo que contarlo desde el principio para que lo entiendan.

Ambar nunca a sido una chica que encaje muy bien en su entorno familiar, sus padres estuvieron en su niñez hasta los 9 meses donde la consideraron lo suficientemente grande para no necesitar de su madre, por lo que la dejaron con niñeras, al ir pasando el tiempo empezó a desentenderse de sus padres y a verlos simplemente como las personas que la mantienen económicamente, ya que eso era todo lo que recibía de ellos, cosas materiales nada más, nunca experimento el amor paternal en su vida, eso solo le dio más sentimientos negativos hacia su familia, hasta que su madre la vio con la edad suficiente para que fueran mejores amigas, lo cual lo empeoro todo, Ambar no quería una tonta mejor amiga con la cual ir de compras y salir de viajes Ambar quería una madre. Pero su madre no sabía ser madre. Por lo que hizo de todo para poder acercarse mas a ella, para conocerla un poco más, pero Ambar ya hacía mucho tiempo que había creado una muralla grande y gruesa entre ellas dos, su último intento fue que hicieran un día de chicas en el centro de spas nuevo que fue abierto en el centro comercial.

-¿Por qué no disfrutas de tu mascarilla cariño, que te sucede?-Renata le dice a Ambar mientras ve como su hija se quita la mascarilla de la cara

Ambar observa a su madre , la cual llevaba una mascarilla azul en el rostro y la fulmina con la mirada

-¿Y desde cuando tú te preocupas de lo que me suceda?

-Corazoncito desde que entraste a ese instituto de clase media, haz estado muy rara, no te he visto sonreír nunca- lo dice mientras agita su mano de arriba y abajo para que su esmalte en las uñas se seque.

Ambar la miraba con la última gota de paciencia y le dice con los dientes apretados

-Sabes por qué no me has visto sonreír nunca, es porque nunca me ves, ¿siquiera vives en la casa?

-No empieces con lo mismo, sabes que con tu padre tenemos que trabajar, ya no eres una niña para que este junto a ti todo el tiempo, no es como si necesitaras que te de la comida en la boca.

Ambar toma su bolso y abrigo y se dirige a la puerta mientras le dice

-Ni siquiera estuviste cuando necesite que me dieras la comida en la boca, ahora que es cuando más te necesito, es cuando menos te quiero, así que no te preocupes.

Su madre nunca me conoció, por lo que nunca se enteró de mi existencia, ni menos de mi muerte. Mientras las demás chicas llevaban su sufrimiento con el apoyo de sus familias, Ambar no tenía a nadie con quien compartir su dolor ella tuvo que enfrentar todo ese dolor sola y sin el apoyo de nada, por eso que cuando su madre le empezó a hablar sobre el instituto y lo rara que estaba, sintió como si le estuvieran enterrando un cuchillo sobre la herida todavía no curada, solo habían pasado 6 meses, ni siquiera lo asimilaba, todavía tenía la esperanza de llegar a la entrada del instituto y que yo estuviera ahí esperándolas, todavía llevaba dos pasteles al instituto esperando que aparezca de la nada y le pida uno, todavía me manda mensajes esperando respuestas que nunca recibirá.

A lo lejos de centro comercial vio a un guardia empujando a un perro por que no se permite el paso de mascotas, lo tiro de las orejas al darse cuenta que el perro forcejeaba, el cachorrito gimio de dolor y el guardia le sigue tironeando, Ambar corre hacia el guardia y le dice seriamente

Mezcla RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora