Había una vez una adopción de perrito

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Emily no era una ladrona, o eso era lo que ella se decía a sí misma para sentirse bien, solo tomaba cosas de tiendas que según ella te roban el dinero, pero viéndolo desde afuera, la que estaba robando era ella y nadie más, en  su mochila llevaba un par de gorras, espejos, maquillaje, lentes de sol, y digamos que todo eso era suyo, pero no legalmente, sus hábitos no bien vistos por la sociedad fueron adquirido desde que sus padre la abandonaron, un grito silencioso para que alguien le de atención y cariño, en esos momentos  sus hábitos eran más frecuentes, casi una adicción, pero luego de irse a vivir con Jocelin y Alberto, fueron cesando cada vez más, hasta el punto de hacerlo una vez cada dos meses, y es esos momentos esa era la hora del mes , su teléfono comenzó a sonar y paro en unas de las bancas del centro comercial para poder contestarlo más rápido.

-Quien es- La voz que salió del otro lado del teléfono la conocía perfectamente por lo que su pregunta no tuvo la respuesta adecuada.

-¿Cuáles son los libros que prefiere Betsabe?- Emily golpearía en cualquier momento a Daniel, desde que se dio cuenta que compartían clases se acercó a ella como babosa pidiéndole ayuda para poder conquistar a su amiga, al principio se negó rotundamente, pero el chico tiene un don para la persuasión, insistió tanto que la volvió loca, así que no tuvo más remedio que ayudarlo, y ahora la llamaba tres veces al día para hacerle preguntas sobre Betsabe 

-No tengo ni la más puta idea de que lee, yo solo sé que lee, no me dedico a preguntarle, no me interesa –

-Vamos!, es tu amiga como no sabes sus gustos y más sobre algo que le apasiona tanto-

-¿No escuchaste hace unos segundo?, porque no me interesa, quieres que te lo deletree-

-No me estas sirviendo de ayuda-

-No me interesa ayudarte-

-Bueno, porque no me dices a donde van de campamento-

-¿Por qué quieres saber?-

-Solo curiosidad, nada en especial-

-Adiós Daniel- cuelga lentamente y guarda su celular en el bolsillo. En cualquier minuto llegaría Ambar, ya que Noemi  y ella querían tener un nuevo integrante en la familia, Ambar las llevaría a un refugio de animales donde adoptarían a un perro, pero Noemi no pudo ir ya que tenía un trabajo en grupo con unos compañeros de arte, por lo que iría ella y Ambar y luego le mandaría fotos para ver cuál le gustaba más. Pasaron unos minutos y Ambar apareció corriendo hacia ella.

-Lo siento por el retraso, el autobús no pasaba- mientras le hablaba saca de su mochila una bolsa de papas fritas- Toma todavía están calientes.

-Que bien, me moría de hambre, y tampoco espere tanto, no te preocupes- Ambar llevaba unos jeans bien desgastados y una sudadera con cierre roja tapando su camisa blanca desaliñada, su ropa era de lo más común pero de su muñeca resaltaba un reloj de lo mas bonito y aparentemente caro- Hey que bonito reloj, ¿dónde lo conseguiste?.

Ambar se queda mirando el reloj por unos segundos y se lo quita.

-Es solo una baratija, ¿lo quieres?, toma te lo doy- Le toma la muñeca a Emily y se lo pone.

-Valla gracias es muy bonito-Ambar le toma la mano y la tira hacia adelante para que camine con ella.

-Vamos, se nos hace tarde Gabriel cierra a las 3 para almorzar-

-¿Y quién  es Gabriel?-

-El encargado-

Para llegar al refugio de animales había que tomar dos autobuses, sin contar que después de eso había que caminar un montón, Emily estaba a punto de protestar por quinta vez cuando Ambar le dice que llegaron.

Mezcla RaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora