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Tranquilizate Abby.

Todo lo que puedo observar es negro, tengo una venda en mis ojos. Trato con todas mi fuerzas de poder sacar mis manos de este maldito nudo. A pesar de estar atada y con los ojos vendados, puedo sentir que estoy recostada en una cama.

Escucho un ruido.

—Sé que estas despierta— Escucho su repugnante voz. No contesto— Vamos hermosa, hablame.

Poco a poco puedo ver un poco de claridad, pero tengo la necesidad de entrecerrar mis ojos, para que estos se acostumbren a la luz.

Nunca fui una chica vulnerable, pero esto me supera. Nunca sentí este sentimiento dentro mio de estar en completo peligro, de no saber si seguiré viva. Siempre temí ser secuestrada, pero nunca creí que justo a mi me sucedería.

—Por favor, no me hagas daño, haré lo que quieras— Me cuesta demasiado suplicar, no soy de esas chicas que dejan su orgullo de lado. Pero si quiero seguir con vida, tendré que ignorarlo. Por ahora.
Él tan sólo fue acercándose peligrosamente a mi. No quería demostrar miedo, así que le sostuve la mirada todo el tiempo.

—Así que mi pareja no es para nada cobarde. Me gusta tu actitud, nena— lo dijo de una manera tan sucia y con ojos llenos de deseo que me entraron ganas de vomitar.

—¿Quién sos?—Me tembló la voz.

Se fue levantando la remera, hasta que pude ver en la parte derecha de su torso, el "ying y yang" idéntico al mío. Mi respiración se entrecortó.

—Tú no puedes ser mi compañero. Es imposible que tenga tanta mala suerte.— nunca guardo lo que pienso, tengo el problema de ser sumamente directa y no pensar en las consecuencias. Su rostro cambio de una forma más severa que me hizo estremecer.

—Para tu buena suerte, soy tu compañero y nunca podrás alejarte de mi.

Se acercó más, como si eso fuera posible. Miré a su ojos y el a los míos, por un segundo olvide que estaba atada a una cama, que tal vez sea de él.

Sus labios rozaban los míos.

—¿Me puedes soltar?— susurré lo más amable posible. —necesito ir al baño.

Cerró sus ojos, como si lo estuviera meditando. Fue hacia mi costado y aflojó las esposas de mis muñecas.

Las comencé a frotar, como si esto pudiera deshacer el dolor de ellas. Me guió hacia su baño, que estaba en la misma habitación.

Era un baño totalmente normal y estaba limpio, que me toma por sorpresa, este Jason no parece ser del tipo que sea ordenado.
Examino la habitación y puedo contemplar una ventana, de tamaño promedio en el lado derecho del espejo, sobre el lava manos.

Lo mejor, esta abierta. Me subo al lava manos sin pensarlo y abro la ventana. Alargo un pie y lo meto fuera de la venta, con un rápido movimiento sujeto los dos manos en la parte superior de la ventana y meto mi otro pie fuera. Comienzo a ir descendiendo y caigo al aire libre. Ahora mismo me siento aterrada y alegre, pero no me interesa. Comienzo a correr, corro hasta darme cuenta de que no sé hacia donde voy.

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⏰ Última actualización: Jan 06, 2018 ⏰

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