Capitulo I

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En la cocina de su solitario apartamento, Do Kyungsoo, de 19 años, observaba inútilmente el catálogo que yacía sobre la repisa. Lo había encontrado esa misma mañana en el buzón, donde parecía que lo miraba fijamente en medio de un mar de facturas y cartas. El catálogo era de tamaño medio, aunque más bien fino, de colores llamativos que proclamaban los geniales usos y excelentes críticas de los productos que vendía.

Aún no había comprado nada y ya creía que había cometido un error. Debería saber que era contraproducente confiar en su vecino, Huang Zi Tao, ya que siempre se metía en líos. A D.O no le preocupaban las modas, así que ¿qué diablos estaba haciendo con un catálogo de posibles novios robot?

Sólo Tao podría haberle dejado eso, lo cual tenía sentido considerando que su vecino ya tenía un novio robot. Kris era alto y de hombros anchos; era de esa clase de robots de la cual se podría pensar que algún día llegaría a dominar el mundo. Era un poco intimidante, pero eso no tenía casi nada que ver con su alta estatura o su imponente voz. Para ser un robot, Kris era muy similar a una persona de carne y hueso y poseía la inteligencia «humana» suficiente como para llegar a confundirse fácilmente con un humano, si no fuera por la extraña luz artificial que brillaba en sus ojos.

D.O olvidaba constantemente que Kris no era tan humano como parecía. A fin de cuentas, no sabía por qué estaba siquiera contemplando la idea de tener una pareja robot. Era cierto que no tenía mucho éxito en ese aspecto porque los estudios y el trabajo le robaban mucho tiempo, pero sabía que no había por qué apresurar las cosas. Si quisiera un novio se buscaría uno en vez de coger el camino más fácil: comprarlo. Sin embargo, la idea de tener un novio robot no estaba exenta de cierto encanto. Fue por curiosidad, más que nada, por lo que decidió abrir el catálogo y comenzar a hojearlo.

Evitando claramente los «robots sexuales» de la última página, D.O dejó que sus ojos se pasearan por las dos primeras páginas, en las que se detallaban los posibles novi «adorables» disponibles para comprar. Comprar. Sus padres nunca lo descubrirían. No sabía personalmente qué opinaban de la nueva moda de los robots, pero había leído artículos de prensa en los que los mayores coreanos se mostraban confundidos, asustados y disgustados por sus jóvenes relacionándose con «latas de conserva».

-Es sólo cuestión de tiempo que nos esclavicen -decía la noche anterior un periodista muy frenético en la televisión.

D.O había visto a los robots en acción y no creía que fueran capaces de orquestar su propia rebelión, mucho menos cuando ni siquiera sabían lo que significaba «caliente» o «frío». Kris sabía decirle a Tao qué temperaturas se consideraban calientes y cuales frías, pero cuando se le pedía que describiera la sensación que estas producían, se quedaba en blanco. Un blanco muy hermoso, ya que sus facciones parecían las propias de un actor de cine pero era, no obstante, una mente en blanco.

D.O nunca había vivido con alguien y mucho menos con un robot. Hojeando el catálogo se percató de que aparentemente no necesitaban de mucho para sobrevivir: solo la interacción humana básica, estimulación mental y «amor». Todos los robots se ofertaban como «novios», pero D.O sólo quería un compañero de apartamento. En realidad, no sabía cómo se las ingeniaba Tao. Besar a un novio robot, independientemente de lo muy «enamorado» que estuviese uno, sería como besar un ordenador, ¿no? ¿O besar a un muñeco? ¿O besar a un muñeco con un ordenador dentro? ¿Hasta qué punto podían ser reales como una persona de carne y hueso? D.O sabía que debía cerrar el catálogo y olvidarse de los novios robots y demás tonterías. Él era un chico guapo (...más o menos) y podía encontrar un novio de verdad por su cuenta.

Pasados solo quince minutos desde que había empezado a hojear el libro y se hubo detenido en la misma página, se dio cuenta de que sus ojos se sentían atraídos por una sola y única figura. El modelo KJ: ciento ochenta y dos centímetros (alto), pelo marrón y rizado (adorable) y tenía la capacidad de... ¿enamorarse? ¿Qué diablos significaba eso? Era un ordenador, ¿qué iba a saber del amor?

Absolute Kai (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora