Capitulo II parte 2

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El tiempo se detuvo bajo el peso de sus besos y antes de que D.O se diese cuenta, el sol ya asomaba por el horizonte. Era fin de semana, pero solo ocurrirían cosas peligrosas si D.O permitía que aquello continuase, no importaba lo agradable que fuese. Lo real que fuese.

Tao fue aceptando más a Kai, lento pero seguro. D.O no quería perder a su buen amigo, así que obligó a Tao a venir y pasar tiempo con ellos dos. Su propósito no era cambiar la forma de pensar de Tao, solo quería más compañía.

Últimamente, estar a solas con Kai era demasiado sofocante. Kai lo miraba con demasiada intensidad y solo sonreía cuando D.O le preguntaba si le sucedía algo.

-Simplemente me gusta mirarte... -decía Kai con un pequeño tic. Cuando su corazón daba un pequeño vuelco, D.O se cuestionaba sus decisiones una vez más.

Tratar de negar la atracción que sentía por Kai era como negar que ambos caminaban sobre dos patas. Estaba seguro de que era evidente, sobre todo cuando parecía que Kai iba a besarle y ambos se quedaban congelados. El rubor de sus mejillas era un poco más intenso que el de Kai, se percató.

Kai tampoco tenía ningún problema con Tao, y eso D.O lo agradecía. Tao era muy cuidadoso con lo que decía y no mencionaba nada de qué era o dejaba de ser Kai; la mayoría de sus conversaciones giraban, curiosamente, en torno a D.O.

-Deberías verlo cuando intenta quedarse dormido -dijo Kai una vez, con los ojos brillantes de emoción. Hace unos pequeños ruidos cuando intenta dormir, es tan mono...

-¡Oye, yo no hago eso! -intervino D.O.

Cuando Tao le miró, con la ceja derecha levantada, D.O se sonrojó sin necesidad.

-¿Qué?

-Vosotros dos... ¿dormís juntos?

-¡Por supuesto! -Kai saltó en su asiento. Mantengo a D.O caliente toda la noche.

-D.O... -repitió Tao, pronunciando el nombre lentamente.

Kai, Dios bendiga su alma, no percibió el repentino ambiente tenso que se cernió en torno a Tao y siguió hablando y hablando, sacando a colación más hábitos de D.O. En vez de defenderse de las certeras acusaciones, D.O intentó desviar la conversación.

-Eh, oye, Tao... ¿cómo te va todo?

Tao se encogió de hombros.

-Como siempre. Estoy pensando en comprarme una mascota. Mi apartamento es demasiado grande para mí, ahora.

-¡Deberías comprarte un escarabajo! ¡Son fantásticos!

-Kai, los escarabajos no son mascotas... -D.O sonrió-. Ya lo sabes.

-Oh, sí, pero sigo pensando que estaría genial tener uno como mascota. Son muy inteligentes.

La cara de Tao mostró su desacuerdo. No aguantaba demasiado bajo el sondeo de Kai y decidió irse no mucho después.

-Todavía duele... -fue todo lo que dijo cuando D.O intentó convencerle de que se quedara un poco más. Pero D.O no tenía respuesta para eso.

Cuando cerró la puerta y se dio la vuelta, Kai estaba allí de pie, mirándole con preocupación.

-Tao... Huang Zi Tao... -dijo con una pronunciación perfecta-. ¿Está... enamorado de ti?

-¿Enamorado de mí? -D.O se inclinó contra la puerta-. No lo creo. Creo que simplemente le gusto un poco más de lo debido, es todo.

-¿Él... también te gusta más de lo debido? ¿Los sentimientos de los humanos son siempre... recíprocos?

-No siempre, y definitivamente en este caso tampoco -D.O avanzó hacia él-. Tao es solo un buen amigo y mi vecino. No lo veo de la misma forma en que vería a alguien que... me gustase. ¿Comprendes?

Kai vacila.

-Un poco. Me siento mal por él. Creo que echa de menos a Kris.

-¿Qué les pasa a... los seres como tú que son devueltos? ¿Los revenden?

-No -con una leve sacudida de cabeza, Kai retrocedió unos pasos. No los revenden. Los despiezan y fabrican con ellos nuevos modelos y «seres» diferentes, como tú mismo has dicho. El Kris que conocimos probablemente ya no existe.

Se había ido para siempre.

El primer fallo en el sistema de Kai se produjo días después del aniversario de su segundo mes juntos (no era que D.O hubiese estado llevando cuenta por motivos ~sentimentales~ o algo parecido).

D.O estaba redactando su trabajo de historia cuando Kai se desplomó en el suelo. Segundos después de la caída, d.o era incapaz de moverse y seguía mirándolo. Kai permanecía en el suelo, no muy lejos de él, con los ojos cerrados.

Cuando hubo reaccionado, D.O apartó de un empujón el portátil, haciendo que se estrellara contra el suelo, y corrió junto a Kai.

-¡Kai! ¡Kai! -gritó tratando de hacerlo reaccionar. Kai estaba frío y no se movió, ni siquiera cuando D.O le gritó al oído.

Con una intensa sensación de frío recorriendo su cuerpo, D.O corrió a su habitación para buscar el manual de instrucciones de Kai. Lo encontró por fin tras dejar su cuarto patas arriba con las manos temblorosas. Temblaban con tal violencia que le costó leer el apartado de «Solución de problemas», así que se conformó con llamar a la empresa fabricante.

D.O solo se dio cuenta de que estaba gritando cuando la operadora le pidió que se calmara. La persona al otro lado de la línea obviamente no entendía que ¡no podía! No podía oírse a sí mismo por encima de los fuertes latidos de su corazón. Sus todavía temblorosas manos alcanzaron la frente Kai, buscando el sonido de su procesador.

Era débil, pero seguía allí.

-¡Haga algo! -gritó después de mantenerse a la espera por no más de cinco minutos. Estaba llegando al límite de su paciencia. El estrés mental que le producía la idea de perder a Kai le jugó una mala pasada y comenzó a sudar por cada uno de sus poros, sin saber si quería llorar o gritar o qué.

Por fin se escuchó un golpe en la puerta y entró un grupo de «médicos de Roboboyfriend».

Uno de ellos intentó explicarle que la factura «médica» no sería barata, pero a D.O nada de eso le importaba y se dirigió junto a Kai, todavía desplomado en el suelo del salón.

-Es posible que quieras alejarte un poco, a menos que quieras que la magia desaparezca -sugirió uno de ellos.

Iban a abrirlo, comprendió D.O de inmediato.

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Absolute Kai (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora