Capitulo II Parte 4

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—¿No sería genial poder volar, D.O? Si pudiese volar, ¡te llevaría volando sobre mi espalda por todo el mundo! Hay un lugar llamado Nueva York que parece bonito por las fotos que he visto.

De pronto D.O se prometió a sí mismo que lo llevaría a Nueva York dentro de 5 años, aunque solo fuese para ver la felicidad de Kai alcanzando límites insospechados.

Recorrieron toda la ciudad, asimilando todas las vistas y sonidos de su metrópolis. Kai mostró su sonrisa amable cuando lo atacó un grupo de estudiantes de primaria, que aun sabiendo que no era de su misma especie, no tuvieron ningún reparo en ignorar todo eso y declararlo su nuevo amigo.

—Le gustas mucho... —sonrió D.O, viendo como una de las niñas más pequeñas cogía a Kai de la mano y se negaba a soltarlo.

—Creo que quiere llevarme con ella... —dijo Kai, haciéndole cosquillas en la barbilla—. Hola, pequeña. Ahora tengo que irme con D.O, ¿de acuerdo? Debes irte a casa con tu mamá y tu papá, que creo que te están esperando...

La niña miró alrededor y observó detenidamente a D.O.

—¿Ese es D.O?

D.O la saludó con la mano torpemente.

—¡Sí, es él! Es mi... —Kai cerró la boca, parpadeando—. Es mi... Bueno, no se me ocurre qué nombre debo utilizar para él, así que te lo diré de otra forma, pequeña —Kai se puso de cuclillas hasta quedar a la misma altura que la niña, sonriendo—. Él es la persona que amo.

Se produjo una pausa y luego la niña sonrió, comprendiendo.

—Ámalo mucho, ¿de acuerdo?

—Lo haré —prometió Kai dedicándole una sonrisa cómplice.

Estando lo suficientemente cerca de ellos como para escuchar su conversación, D.O sonrió con su pecho a punto de estallar. Su corazón ya había crecido gracias al cariño que Kai siempre le profesaba, pero ahora, con sus palabras, se hinchó un poco más.

Si su corazón creciese demasiado, pronto le resultaría difícil hasta respirar.

Su primera ducha juntos es la única que D.O recuerda. Kai no tenía ningún problema en desnudarse y se metió primero en la bañera, instando a D.O a que se reuniera con él.

Para Kai, bañarse era como comer: no tenía por qué, pero le gustaba hacerlo de todas formas, aunque sólo fuera para estar con él. D.O se sintió un poco estúpido cuando le pidió que cerrase los ojos para sacarse los boxers , pero se sintió aún más tonto cuando intentó sentarse en medio de las piernas de Kai, quien ocupaba mucho espacio en la bañera.

—Estás muy sucio, ¿D.O? —preguntó Kai, posando sus manos en la parte superior de los muslos de D.O.

—Me he duchado esta mañana, así que no.

—¿Puedo lavarte de todos modos? Quiero saber cómo es.

Todavía un poco indeciso, y quizás avergonzado, D.O le pasó el jabón y la esponja a Kai. Aguardó el refrescante contacto de la espuma de jabón en su espalda, pero recibió en su lugar una serie de cálidos besos detrás de la oreja.

—¿Qué... qué haces? —dijo sonrojándose.

—Simplemente... quería hacerlo. ¿Te importa si... sigo?

A D.O no se le había pasado por la mente nada de aquello, pero Kai ya estaba listo para enjabonar cada centímetro de su cuerpo cuidadosamente, porque todo lo que él le hacía a D.O, lo hacía con sumo cuidado. El nudo que tenía en la garganta era demasiado grande como para permitirle hablar, así que asintió con la cabeza.

Absolute Kai (Adaptada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora