HACE DOS AÑOS.
No puedo soportarlo más. He intentado ignorar esto pero es imposible, no hay vuelta atrás y además mi familia me teme. ¿Qué coño? Yo misma me temo. No soy capaz de hacerme responsable de mis actos y me da miedo. No sé lo que puedo llegar a hacer, o lo que he podido llegar a hacer. ¿Atacar? ¿Herir? ¿Matar?
Es por eso que no puedo permanecer aquí, con la gente que conozco. No quiero hacerles daño por mucho que ellos me lo hayan hecho a mí. Tampoco quiero encontrarme con el hijo de puta que me ha hecho esto. Me voy lejos. Muy lejos de aquí, de mi patria, de la tierra de la pasta, carnavales y pizzas —y si se me permite decirlo, también de las mafias—.
Simplemente no sé cómo describir lo que me está pasando, hace un par de meses ni siquiera pensaba que esta situación podría ser real, pensaba que todo esto era cosa de la ficción, películas y series, libros, leyendas... Desde luego soy una prueba viviente de que sí existen estas cosas.
Mi vida no era perfecta, pero la gente no me temía. Quizás tenga una familia de mierda que siempre se ha despreocupado de mí. Quizás desee la muerte de mi padre y de mi hermano tanto como deseo irme de este país, tanto como deseo que se acaben las mafias, pero al menos tenía algo. Mi vida estaba resuelta, solo tenía que estudiar lo que me apeteciera y llevarlo a cabo. Tenía financiación, por supuesto, mi familia... Aunque no me quisiera demasiado, siempre pensó que si me dejaban hacer lo que quisiera, me iban a tener comprada. Pero hasta que cumpliera los dieciocho estaba a su cargo y, por ende, no podía hacer realmente lo que quisiera. De todas formas me las apañaba. Mi madre no demostró un gran odio hacia mí, solo me miraba con desaprobación y nunca se portó como una madre normal, pero al menos podía acudir a ella para que me ayudara en algunos casos. También tenía un novio, Marco —aunque esto fue antes incluso de que cambiara mi vida tan radicalmente—. Al principio de la relación había sido atento conmigo, divertido y, en pocas palabras, el mejor novio que alguien podría tener pero, por desgracia, con el tiempo se fue descubriendo que era tan celoso que debía de estar prohibido. Un día me pegó... Y no un guantazo. Digamos que me llegó a dar una paliza. ¿El colmo? Que cuando llegué a mi casa y conté lo ocurrido a mi familia, ellos me dijeron que si me había pegado era porque seguramente me lo merecía. El amor. Desde aquel día, no volví a hablarle a Marco. Él se lo tomó a mal pero durante un tiempo respetó mi decisión. Lo dejé y la cosa fue a peor: una noche me rogó que quedáramos, que necesitaba hablar, disculparse por lo de aquella vez. Yo lo quería, a pesar de lo que me hubiera hecho, me gustaba el chico que había conocido, no el de ahora. Pensé que una segunda oportunidad se la merece todo el mundo y me fui.
Esa noche ocurrió la desgracia a la que estoy ahora condenada hasta el resto de mis días.
¿Sabéis que los hombres lobo existen? Pues ahora sí. De nada. Esa mierda ha sido la culpable de que mi vida dé este giro de ciento ochenta grados. Resultó que Marco era uno de ellos y durante esa noche me convirtió. Así de fácil. En vez de contaros como fue, prefiero que lo leáis por vosotros mismos, van a ver lo que realmente pasó. Os regalo a todos un ticket para la atracción que os llevará hacia mis recuerdos. No apto para niños y no os asustéis si veis caníbales, disparos, sangre, mucha sangre, brazos voladores, billetes con alas... Es completamente normal.
DOS MESES ANTES...
—Dime qué quieres, Marco. He venido porque quiero darte la oportunidad de disculparte.
—No puedes dejarme, simplemente no puedes. Siento lo que hice. No lo volvería hacer jamás, te lo prometo.
—Todavía me duele ¿sabes? Me duele cada vez que me levanto cada mañana. Sueño con aquel momento. Tengo pesadillas por tu culpa.
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Lights in darkness.
Novela Juvenil"Mi vida no era perfecta, pero al menos la gente no me temía". Mi mundo se ha puesto patas arriba. Ya no vivo con mi familia, tampoco en mi país. Me alejé todo lo posible para evitar hacerle daño a alguien. Mi ex-novio me convirtió en una criatura q...