Llegamos al departamento y instantáneamente Black corrió hacia mi y se arrastraba a mi lado, lo abracé y le dí muchos besos.
-Te he extrañado tanto Black.- Le dije y el gatito me miró con sus ojos amarillos.
-¿Ami no?- Me preguntó Zack entrecerrando los ojos.
-Sí, aunque en ese momento estaba confundida igual te extrañaba.- Le sonreí algo débil.
-Oye.. Ethan ha llamado, preguntó porque faltaste ayer.- Me dijo Zack mientras tomaba un vaso de agua.
-¿Si?- Pregunté y fruncí las cejas.
-Si, creo que dejó un mensaje también. Aún no pude escucharlo porque estaba saliendo a buscarte, pero escuché la notificación.- Dijo y bebió un gran sorbo de su agua.
-Que raro.- Dije y me encaminé a oprimir el botón , y al instante se escuchó la voz de Ethan.
Hola Alice, sólo llamaba porque quería saber si estabas bien ya que ayer no estuviste en tu jornada laboral. Pensé que habrías ido a visitar a tu madre a New York como me ha dicho Charles, tu padre. Bien, sólo eso, cuando puedas llámame.
Mi expresión era de confusión, una gran gran confusión, al mirar a Zack, me di cuenta que el estaba igual que yo. Observándome con su vaso en la mano.
-Zack, yo jamás le conté nada de mi madre.-Dije mientras lo miraba pensativa.
-Lo sé.- Dijo totalmente relajado.
-¿Cómo que lo sabes? Dime, ¿Cómo sabe Ethan de mi madre? y de Charles.- Le pregunté ya más alterada.
-Calmate Alice. No puedo decírtelo yo.- Me dijo
-Dime..- Lo miré suplicante.
-No puedo , Alice, entiend...- No pude escuchar más.
De repente, todo en mi mente se acomodó. Recordé la carta de mi madre, en un párrafo decía que mi padre biológico se llamaba Ethan, no no no, esto no puede ser, Ethan había muerto, ella me lo dijo.
Me contó que él era un demonio, y Zack me dijo que los demonios llevaban vendas rojas. Todo concuerda.-ALICE, ALICE.-Zack me estaba gritando mientras me tomaba de los brazos.
Mi respiración era agitada, me maree y me tambaleé hacia atrás, me contuve gracias al florero que estaba situado al lado de la puerta.
-El, es , es.. el es- No podía articular, Zack me comprendió. Miró al suelo, y formó una línea con sus labios.
-Lo és Alice..- Me miró comprensivo.
-Pero, mi madre.. ella dijo que él murió.-Mis ojos comenzaron a aguarse. -Además, él ya tendría que saber que mi madre murió.-
-él no murió Alice, tu madre sólo quería que cuando leyeras esa carta se asegure de que no lo buscarías. Y respecto a Charles, el le dijo eso porque quiere ser él el encargado de matarte y llevarte en manos de Lucifer.- Me explicó haciendo que me siente en el sofá, y el se agachaba a mi altura.
-Pero.. En definitiva es mi padre, jamás me haría daño.-
-Alice, es tu padre, pero no olvides que es un demonio. Y no cualquiera, hay algunos que están tan compenetrados con su bando que olvidan si quiera a su propia sangre.- Acarició mi mejilla con su dedo pulgar.
-¿Porqué todo el mundo quiere matarme?- Dije lanzándome a sus brazos a llorar.
-Porque eres algo desconocido para nosotros Alice, y la gente le teme a lo que no conoce. Se sienten amenazados, no es común que exista un ser humano mitad demonio mitad ángel. Eso es, es lógicamente imposible.- Continuó.
-Lo sé, pero yo jamás le haría daño a nadie así porque sí.- Dije.
-Si, lo sé. Pero no todos tienen esa seguridad. Tranquila, ahora estás con nosotros. Pelearas para nosotros, tranquila. Estará todo bien.- Me abrazó tranquilizandome.
-Debo ir al trabajo.-Dije segura de lo que estaba por hacer, jamás podría decírselo a Zack porque no me dejaría ir.
-¿QUÉ? ¿ESTÁS LOCA?- Se alteró.
-Tranquilo Zack, sólo iré a dar mi renuncia.- Le mentí.
-Alice..- Dudó.
-Zack, debes dejarme hacerlo.- Le dije.
-Bien, pero hazlo rápido ¿Si?- Me miró con ternura.
-Bien.- Dije
Acto seguido me marché hacia el bar, le diría a mi padre todo lo que sé. Y lo cuestionaria de mil maneras. No saldría de aquí sin información, me debía una. Y una buena..
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A n g e l ' s
FantasyAlice es una chica como todas las de 18 años,sólo que ella guarda un secreto muy peculiar.. Sus ojos, son especiales, podían hacer cosas que ni ella misma se creía capaz y esas dudas permanecían en su cabeza durante años, pero su duda mas grande era...