Romántica Necrofilia ♡ [Yoonmin]

4.

—¡Como te coja, te corto los huevos! —Un enfurecido grito se apoderó de aquella pacífica calle. Aturdido, el pelirrojo miraba las luces de los faroles mezclarse unas con otras, todo borroso a su alrededor.

¿Que fue eso? ¿Por qué de pronto se encontraba tendido en el suelo...y en una extraña posición?

Por otro lado, a unos pasos de Jimin, una motita blanca había caído vergonzosamente de culo al suelo justo en la dignidad. Luego de soltar aquella amenaza, el rubio contaba los segundos esperando que en cualquier momento el "tipito" echara a correr del miedo...o que por lo menos se levantara, ya que llevaba largos minutos en esa misma posición. Yoongi se levanto extrañado y sacudió su ropa, tenía la mirada fija en él, mojó sus labios y con algo de miedo se acercó unos pasos más al desconocido, menudos problemas, solo esperaba no haberlo desmayado.
Yoongi nunca había actuado de una forma delicada y esta vez no seria excepción, pateó levemente un par de veces el cuerpo del chico, por instinto.— Psss...—Hizo un peculiar sonido con su boca esperando alguna respuesta. El tiempo se había detenido de repente, solo ambos eran participes de esa escena las ruidosas sirenas que venían siguiendo al rubio habían desaparecido, supuso que debió ser por que se encontraban dentro de una calle cerrada, fueron segundos en los que pensó en ello cuando de la nada los pensamientos fueron interrumpidos por sonoros sollozos que de no ser por la situación cualquiera creería que eran provenientes de un niño pero este no era el caso, un alguien con cabellos rojos había despertado y...¡¿Y estaba llorando?!.

—¿Y ahora tu por qué cojones lloras? —Yoongi miraba confundido con una mezcla de enojo, fastidio e irritación al pelirrojo que ahora escurría sus ojos liberando las lagrimas, balbuceaba cosas incoherentes propio del llanto mientras hacia su esfuerzo por levantarse del suelo logrando a penas quedar sentado y mientras eso...mientras eso Yoongi miraba con un gesto similar al desprecio, conducta usual en él.

—M-Mi...Mis...—Los hipidos no le permitían hablar, al principio el chico parado frente a él pensó que aquel solo estaba siendo exagerado.
—No te di tan fuerte...Dios, cállate ya —Exigió cuando Jimin volteo a ver a su alrededor aún en el suelo.

—¡Mis...Mis panecillos! ¡Se arruinaron! —De un momento a otro volvió a llorar desconsolado y fue cuando Min Yoongi se dedicó a ver alrededor notando así como una lluvia de panes los rodeaban, soltó una larga y fresca carcajada burlona mientras tanto a Jimin no le parecía gracioso ya que como un nene de 5 años comenzó a gatear por todo el suelo recogiendo tanto como podía sus panecillos sucios por la tierra y así tratando de salvarlos entre llanto.
—¡Hey! ¡Para eso ya! ¡Detente! —Park Jimin no se dió cuenta cuando fue que el molesto rubio se arrodilló enfrente suyo sosteniéndolo de las muñecas, lidiando con un terco pelirrojo que tan solo quería salvar su cena.
—¡Déjame! De...dejame....—El rubio pudo notar como de pronto aquellos ojos ajenos se inundaban de lagrimas frustradas pero vamos...no había sido para nada duro con él, solo lo quería calmar o eso intentó hacer cuando jaló sin cuidado a Jimin que apenas lograba reconfortarse y casi estaba siendo arrastrado por aquel desconocido. Pues el rubio recordaba que no tenía el lujo de echarse una charla a mitad de una pista y mucho menos si la policía seguía sus pasos.

Luego de haberse escabullido entre callejones acabando en uno mas angosto y oscuro, al fin pudieron quedar más tranquilos.
—En primera, no debes gritar, en segunda cálmate y en tercera no voy a pagarte ¿Feliz? —Sonrió poco convincente el rubio mirando a su acompañante que se encontraba sentado en el suelo al igual que él.
—Eres un tonto, mi rodilla...¿Acaso estás ciego? Mira lo que hay ahí —Apuntó Jimin la rodilla derecha la cual no quería mirar por temor a la sangre.
¡¿Entonces por qué cojones lloraba aclamando a esos asquerosos panes?! Min Yoongi quería gritarle en la cara que estaba siendo totalmente patético y largarse, después de todo había perdido de vista a la poli y no tenía nada que hacer ahí. Sus soluciones eran practicas, tan practicas como su vida y su existencia ¿Y por qué no tendría que serlo esta vez?

Miró repudiado a Jimin y luego de soltar un bufido irritado, se levantó y sin más se regresó por donde ambos vinieron.

—¡Espera! ¡Hey, no me dejes! ¡Espera!

Demasiado tarde Jimin...