Prólogo

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La noche había cubierto con su apacible manto aquella ciudad de West Midlands, Inglaterra. Era reconocida como una de las ciudades más importantes, no sólo por sus cuidadas calles y por el turismo, sino también por la belleza de su arquitectónica. Todos los edificios de las calles principales estaban totalmente renovados o acababan de ser edificados, eso junto a la gran seguridad, permitían hacerlo un lugar ideal para vivir. Pero como en todos sitios, no todo es de color de rosa. Más situado al sur, estaba la zona baja, el peor sitio al que podías llegar a parar. En esos lugares, lo más bonito que podías encontrar, era un parque totalmente cubierto por cristales de botellas de whisky y condones, eso si no te topabas con alguna jeringuilla contaminada con un poco de suerte. Qué fácil resultaba morir en esos lares sin importar una mierda a alguien.

Las casas y las calles no albergaban el mismo encanto que la gran ciudad del norte, pero tenían un encanto "natural" que cautivaba a atraer toda la mugre y calaña de los alrededores. La luz era escasa, a excepción de alguna que otra farola situada a varias manzanas una de otra, muchas de ellas ya tenían las luces fundidas o habían sido reventadas con piedras por los críos de la zona.

Tal vez no era el mejor lugar para vivir, pero si para ocultarse de la sociedad o de la justicia, ya que difícilmente podrían moverse los agentes por allí, sin ser asaltados a mano armada por alguna mafia. Y aquella noche, como muchas otras, el silencio había sido quebrado por algún que otro disparo, algunos gritos de parte del vecindario y algo más.

En las cercanías, justo en uno de los lugares que bordeaban el pequeño afluente del río Támesis, se hallaba una esbelta figura con la mirada gacha. Sostenía cargando en uno de sus hombros, un saco de tamaño razonable. La luna menguante, permitía emitir un atisbo de brillo, que se reflejaba en la imponente figura, creando una larga sombra que se perdía en el borde del río.

El sujeto permaneció sin inmutarse, como si el tiempo se hubiese decidido mover a su antojo y se mantuviese a la espera de alguna orden que dijese "adelante, sigue avanzando". Tras un buen rato, arrojó el saco a los brazos del río Támesis, llegando a ser arrastrado río abajo. La corriente lo llevaría tarde o temprano hacia el norte de la ciudad, y la atravesaría llamando la atención de algún que otro turista, o al menos eso era lo que se pretendía.

El atronador sonido de una melodía destrozó el lúgubre ambiente con el sonido de un politono que venía por defecto en el teléfono. El chico reconoció la melodía como su propio teléfono móvil. Tras chasquear la lengua con molestia, se rebuscó entre los bolsillos hasta encontrarlo. Observó con detenimiento el número que le llamaba y antes de que la llamada finalizase, lanzó el móvil al río Támesis, al igual que el resto del equipaje. La música fue desapareciendo conforme el terminal se hundía hasta el fondo del río.


Sin más dilación, su tiempo había tocado a su fin, y ahora aquella sombra, giró sobre sí misma para encaminarse hacia un coche situado a unos escasos metros de allí. El coche no podía ser de otro color que negro esmaltado, muy adecuado hay que reconocer. El modelo era un BMV y al contrario que los coches que se podían encontrar por allí, estaba totalmente cuidado, limpio, impoluto y sin un solo arañazo, como si cada día acabase de salir del taller. El interior del automóvil estaba igual de limpio y cuidado, con los asientos de un material similar a la piel, o al menos daba esa apariencia, de un tono marrón claro. Tomó asiento en el lugar del conductor y tras girar la llave de contacto, el motor rugió con un apacible sonido, no había mejor música para sus oídos. Tan sólo condujo por aquellas solitarias calles, en dirección al noreste, donde le esperaba una cómoda cama donde podría terminar de descansar aquella noche. El trabajo que le había sido encomendado ya estaba saldado.

Course to Damnation (Gay/YAOI) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora