CAPÍTULO 3: EL COMIENZO

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Rondaban las 12 del mediodía, aunque al estar las persianas bajadas, era difícil saber la hora que era. Alexander se despertó en su cama extrañado por no haberse levantado con resaca como otras veces. Pasó su mano derecha por los oscuros cabellos de su nuca, acariciándolos con suavidad. Aún tenía cara de sueño, pero buscaba con la mirada a su alrededor como si faltase algo. Una delgada mano bastante menuda y suave, le rozó el antebrazo desnudo llamando su atención.

- Oye, ¿ya te has despertado? Podemos continuar lo de ayer si quieres.

La voz pertenecía a un chico que recogió la noche anterior por la calle. El pequeño era menudo y delgado, con un bonito rostro bastante infantil. De cabellos de un color rubio tostado y unos ojos color caramelo, a pesar de su apariencia inocente se escondía un deje de picardía. Eso era tal vez fue lo único que le produjo el impulso de pedirle que le acompañase esa noche. Ahora que lo miraba de cerca, no estaba muy convencido de si hizo lo correcto o no.

-¿Aun estás aquí? Pensé que te irías nada más acabar lo de ayer - su voz sonaba quebradiza por la sequedad de su garganta.-

-¿Ehhh? Qué cruel... y eso que fuiste tú quien me pidió que me quedase en tu casa a dormir.

Por supuesto, no se acordaba de que aquellas palabras hubiesen salido de su boca. Tal vez sólo se trataba de otra laguna más en su vida, otra más a parte de los borrosos recuerdos de su pasado.

- voy a ducharme, cuando regrese más te vale no seguir aquí.

El menor permaneció en la cama tapado bajo las mantas con un claro fruncido en su pequeña frente. El moreno no le prestó atención por lo que ignorando su presencia, se fue al armario para tomar ropa limpia y meterse en el baño de arriba.

El baño al igual que el resto de la casa, era bastante amplio, con una bañera en un lado y una ducha con puerta corredera de cristal al otro. Nada más entrar, podías encontrar un espejo de grandes dimensiones con su respectivo lavabo. Todo era de color blanco, incluidos los muebles donde guardaba ciertos utensilios. Lo único que podía verse de otro color, eran los azulejos de las paredes que resultaban de un color azul cian, haciendo algunas franjas en blanco. Lo más sorprendente de todo, era que a pesar de vivir solo, tenía todo impoluto, nadie creería que ahí vivía alguien.

Éste tan sólo tuvo que quitarse la única prenda interior que casualmente aún vestía, para meterse en el interior de la ducha. El agua empezó a caer, al principio era fría pero al poco tiempo comenzó a salir la caliente. Sintió como si su cuerpo estuviese relajado, no sabía decir si era el efecto de la ducha o el polvo de anoche, pero a efectos era lo mismo.

En esos momentos, cuando su cuerpo ahuyentaba la tensión y su cabeza quedaba en blanco, sus pobres recuerdos volvían a su cabeza como si se tratasen de pequeños fragmentos de una película antigua dirigida por secuencias. Nada tenía sentido a excepción de su actual vida, la misma vida que él se había forjado con el esfuerzo y con la sangre de sus víctimas. Cualquiera pensaría que tan sólo corría sangre fría por sus venas pero, para él era simplemente, otro medio de vida, como quien cría el ganado para sacarles las entrañas y venderlos más tarde, o como aquel tipo que no le importa dejar a familias en la calle siempre que su sueldo no corra peligro. Se podía decir, que para él, matar a unos cuantos tipos, era lo que le permitía seguir viviendo. Son ellos o yo, la ley marcada por la subsistencia.

Cuando salió de la ducha, se dispuso a vestirse frente al gran espejo del lavabo. Su cuerpo a simple vista era delgado y fuerte, con los músculos notablemente marcados tanto en su torso como en su ancha espalda. La piel a pesar de ser clara y firme, en ciertas ocasiones se le podía apreciar algunas cicatrices en la zona de la espalda y las costillas. Era obvio que más de una vez había recibido algún que otro disparo o alguna puñalada, pero nada de eso sirvió para darle un bonito funeral. En el lateral derecho, justo en las costillas, se apreciaba un tatuaje de unos 10 cm de unas letras en árabe. Y en su torso, en la distinguida zona del corazón, el tatuaje de una cruz en negro.

Course to Damnation (Gay/YAOI) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora