CAPITULO 5: ATAR CABOS SIEMPRE SUELTA ALGUNOS NUEVOS [PARTE 1]

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Un politono por defecto irrumpía el apacible silencio del hogar. Había despertado desde hacía varias horas pero no por ello aquel sonido dejaba de fastidiarle. Tuvo que dejar a medias la "faena" que estaba haciendo para poder contestar al dichoso cacharro que no dejaba de mimbrear sobre la mesa del salón. Antes de contestar a la llamada, observó el número que se reflejaba en la pantalla. Por supuesto era privado para variar.

– ¿Sí?

– Buenos días bello durmiente. No me digas que te he despertado.

Enseguida supo a quién pertenecía esa indiscutible y exasperante voz. No había hecho más que levantarse, encargarse del mocoso con el que había dormido la noche anterior, y ahora debía enfrentarse a la prueba de fuego desde tan temprano. Tal vez alguna fuerza sobrenatural estaba probando su paciencia.

– ¿Tú otra vez, Jason? Deja de llamarme, pareces un acosador.

– Bueno si me lo pides de esa forma... no me importaría serlobromeó dejando escapar una breve carcajada desde el otro lado del teléfono.—

– Muy gracioso. ¿Qué quieres? No llamas sólo para darme los buenos días.

– Muy cierto, Alex. ¿Has visto las noticias últimamente?

– Sí, hace un rato las vi por casualidad. – "Más bien fue mi acompañante, pero eso no tiene importancia". Pensó —

– Perfecto entonces, eso me ahorra trabajo. Sé que no tengo decirte como tienes que hacer tu trabajo pero te recuerdo que espero de ti mucho más.

– Lo sé. – éste tragó saliva de forma costosa. – me ocuparé debidamente del resto.

– Oh, no sabes cómo me alegra oírte escuchar eso.

– ¿Sólo has llamado para decirme eso? – Estaba deseando colgar el teléfono lo antes posible.—

– Por supuesto que no, soy un hombre ocupado. No llamaría sólo por eso.

Lo supuso, otro trabajo más. Cada vez que llamaba era sólo para exigirle que hiciese algún que otro trabajo turbio para él. Era tan predecible que hasta producía pavor.

Dime una cosa Alex. ¿Sientes acaso lástima por mujeres o niños? ¿Tal vez te has vuelto blando con los años?

– ¿Blando? No creo haberlo sido nunca.

Repentinamente se escuchó un fuerte golpe al otro lado del teléfono, como si algo hubiese sido golpeado con fuerza, junto al sonido de alguna que otra pieza de cerámica hecha añicos por la caída.

– ¡No me jodas, Alex! ¿Acaso creíste que no me enteraría? ¡Cuando te pago, espero tener un trabajo bien hecho!el pelirrojo había entrado en cólera. Siempre había tenido ese mal humor.—

– Dije que acabaría el trabajo. ¿No te es suficiente?

– ¡No me basta con que lo digas, sólo hazlo de una puñetera vez!

Ambos se mantuvieron guardando un incómodo silencio. Ninguno se atrevió a seguir hablando durante un escaso periodo de tiempo hasta que nuevamente la voz del pelirrojo se volvió a escuchar, pero esta vez más relajado.

– Tienes tres días para arreglar el estropicio.

– Está bien.

– Volveré a llamar en tres días.

Course to Damnation (Gay/YAOI) [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora