YoonGi estaba acostumbrado a tumbarse en ese sofá marrón, especialmente porque estaba de vacaciones y no había nada más entretenido en la casa de sus padres que ver la televisión de la sala.
La diferencia estaba en que JiMin estuviera ahí, a su lado, apoyando la cabeza en su hombro mientras mordisqueaba de un caliente pedazo de pizza.
YoonGi ni siquiera se dio cuenta de cuántos fueron los días que pasaron antes de que los dos se convirtieran en personas tan cercanas.
El mayor acabó su pedazo de pizza al mismo tiempo que JiMin, lo que hizo que los dos se miraran por unos segundos de manera divertida y entretenida.
A pesar de que YoonGi odiaba admitirlo, no se le hacía para nada desagradable que todo saliese de esa manera.
—¿Deberíamos pedir otra? —sugirió el menor viendo hacia la caja de pizza, en donde solo quedaban dos trozos.
Pero YoonGi no contestó, en vez de eso se quedó mirando al chico que tenía delante e hizo el acto más importante, el que ni siquiera el destino podía efectuar. Lo besó. Lo tomó de las mejillas y lo besó.
Movió sus labios con tranquilidad y decisión, sin ningún tipo de nerviosismo porque sabía que JiMin estaba apoyando las manos en sus hombros, intentando escaparse, aunque eso solo duró unos segundos porque después los dos estuvieran besándose sobre el sofá de la sala de la casa de los padres de YoonGi. Sin los padres de YoonGi en casa, obviamente.
El beso necesitó ser terminado debido a la falta de aire y ambos se alejaron para tomar un respiro. Se miraron a los ojos por unos segundos hasta que JiMin tomó un pedazo de pizza.
—Está bien si me como las dos, ¿no?
YoonGi frunció el ceño porque definitivamente no estaba nada bien que se comiera los dos trozos, él también merecía una.
Cuando la caja de cartón que contenía la pizza quedó vacía hizo vacilar a YoonGi—. Creo que deberíamos encargar otra —sugirió el mayor viendo la caja casi con melancolía.
JiMin sonrió a su costado y se levantó del sofá para hacer una rápida llamada por teléfono. Cuando volvió se sentó a su lado y apoyó la cabeza en su hombro, deseando que la pizza llegara pronto porque aún tenía hambre.
—¿Puedes creer que estemos aquí, los dos, y todo gracias a que te equivocaste con la dirección en la que tenías que entregar la pizza? —habló YoonGi a la vez que su mirada estaba puesta en el gran televisor que estaba delante de ellos.
—Yo creo que todo fue gracias a mí y mi moto.
—¡Tienes razón! Me hubieras matado con esa cosa.
JiMin giró la cabeza hacia YoonGi y los dos se quedaron mirando por un momento, entonces fue cuando el mayor escuchó la voz de JiMin, pero este no parecía estar hablando.
«¿Qué pensarías si en realidad no estuviera aquí?».
—¿Qué quieres decir con eso? —se apresuró a preguntar con total confusión.
El timbre de la casa sonó, así que YoonGi se levantó y se acercó hasta la puerta de madera. Cuando puso la mano sobre la perilla de la puerta el timbre volvió a sonar.
YoonGi no pudo evitar sentir extrema confusión al ver al chico delante de él. Su vista viajó hasta el interior de la casa para notar que no había nadie sentado en el sofá marrón de sus padres y que la caja de pizza tenía la mitad de su contenido.
Se volvió a girar hacia la puerta para encontrarse con el sonriente chico, el cual tenía esa sonrisa radiante que lo cegaba como la primera vez.
—Sé que suena irrespetuoso, pero... ¿Podría pasarme el dinero?
YoonGi se vio a sí mismo perdiendo la cabeza porque antes ese mismo chico estaba adentro de su casa, besándolo. ¿Dónde se supone que quedó JiMin y qué estaba pasando?
—Disculpe....
—Yo no pedí ninguna pizza —se apresuró en contestar al recordar la primera vez que se vieron.
Quizás, solo quizás, podía obtenerlo de nuevo. Por extraño que pareciera, no quería que ese chico se escapara, aún si era necesario que tuviera que tener cuatro encuentros con el olor a pizza impregnado en el aire, generando así un bucle.
YoonGi esperaba jamás aburrirse del delicioso olor de la pizza, menos aún del olor especial que desprendía el chico que estaba delante de él.
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4 pizzas + 1 regalo.
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4 Pizzas + 1 Regalo • || Yoonmin ||
Fanfiction|•| Encontrarse cuatro veces con un chico podría ser algo singular. Que todas esas veces tengan que ver con alguna pizza también podría llegar a llamarse "casualidad". Pero toda casualidad tiene un límite donde después pasa a llamarse extraño y defi...