Odio la rutina.
En todos los sentidos.
Quiero empezar de 0.
Conocer gente nueva.
Hacer nuevas amistades. (Que no es lo mismo)
Ir a lugares en los que nunca he estado.
Y quiero hacerlo ya.
Y encontrarme por el camino.
Y descubrirme.
Y encontrarte.
Y descubrirte.
Y recordar -en primera persona- , la sensación de seguridad que me producían tus abrazos.
Las bienvenidas de tus besos.
Las despedidas de tus caricias en mi espalda.
El sabor de tu cuello entre mis labios.
Y luego, las mordidas en la oreja, en el hombro. Peleándote contra mi hierro para tirar de mí y acercarme - a ti -.
Y agarrarme, aprisionarme contra tu cuerpo.
Y hacer efímera una tarde entera; que se parase el tiempo de la forma más rápida.
Y los paseos.
Las miradas.
El adiós.
El último beso.
Las conversaciones hasta las tres de la mañana.
El secretismo.
Sólo tú y yo.
Y nadie más.
Era perfecto.
Era amor.
Era, y ya.