Verrückt.

Duda.

Definitivamente el sol ya se había impuesto sobre la luna, y sus rayos bañaban ya todo el terreno que fuera capaz de alcanzar. Era un día cálido y alegre, un día bastante apetecible para hacer practicamente de todo. Mientras el sol bañaba la ciudad de Hamburgo, Gersh se dirigía agotado y bastante débil a la clínica del doctor Ludwig, situada en el distrito de la ciencia. El cazador tuvo que atravesar numerosas calles llenas de ciudadanos de todo tipo mientras su visión se nublaba cada vez más y más. Finalmente llegó a la plaza principal, la cual estaba llena de gente debido a que era el principal lugar de reunión de todo tipo de gente, además la iglesia estaba llevando a cabo sus ritos religiosos, mas conocidos como misas en las cuales los ciudadanos creyentes adoraban a una entidad mayor desconocida. Gersh a duras penas se pudo abrir paso entre la gente, la cual le miraba extrañada debido a que el cazador no se había tomado la molestia de cambiarse y su ropa estaba maltrecha y sucia de sangre y tierra.

Por fin el cazador logró alcanzar la entrada al distrito de la ciencia. Era un distrito ciertamente pintoresco, la mayoría de edificios tenían un aspecto estrafalario y la gente que vivía allí estaba bastante lejos de lo que era el perfil de una persona común. La mayoría de edificios eran bibliotecas, academias y laboratorios, pero también había algún que otro edificio residenciario. El distrito estaba lleno de luz verde, la mayoría de farolillos que alumbraban el camino eran de una intensa luz verde, mas el característico color del distrito realmente provenía de las substáncias y gases que hechaban los laboratorios, tóxico en parte però unicamente letal a largo plazo, por lo que la población civil quedaba excluida de peligro y por lo tanto los de arriba no pusieron nunca atención en el asunto.

El cazador atravesó esta curiosa zona exhaustamente, la cual era increíblemente enrevesada y confusa, mas Gersh, al igual que todos los cazadores poseía un mapa entregado al principio del acto de servicio, aún así la zona era amplía y le llevó algún tiempo recorrerla. Finalmente el cazador se situaba en frente de la única y enorme clínica de la ciudad. Esta de entrada ofrecía unas amplias escaleras, las cuales llevaban a una entrada enorme cubierta por un portal de apariencia gótica, como el resto del edificio, el cual estaba sustentado por unos pilares. La clínica parecía tener unas tres plantas donde el doctor y sus ayudantes trataban a toda la gente de la ciudad. Gersh avanzó por las escaleras poco a poco y pronto se situó en la enorme puerta de acero que guardaba el enorme edificio, acto seguido, el cazador llamó a la puerta dando unos golpes y instantes después los ayudantes del doctor abrieron la puerta y le cedieron la entrada al cazador. Dichos individuos guiaron al cazador a través de los oscuros pasillos, los cuales albergaban puertas a los dos lados, los cuales se suponía que debían contener una habitación de reposo. Los pasillos eran largos, oscuros y unicamente alumbrados por algunas pequeñas velas. Debería de ser un lugar agradable, pero aquello resultaba siniestro e inquietante. Los ayudantes no pronunciaron palabra alguna durante el camino, simplemente se limitaron a sostener la vela en una mano y mantener la mirada en el frente. Estos llevaban una peculiar vestimenta, vestían unos anteojos negros en los ojos y una máscara de tela que les cubría la boca, en cuanto al cuerpo, simplemente llevaban ropa de tela blanca, incluyendo guantes y botas. Aparentemente tenían una apariencia normal dentro de lo que era su oficio.

Después de vagar por toda la zona recorriendo pasillos y subiendo escaleras finalmente llegaron a la consulta de Ludwig. Los ayudantes les saludaron respetuosamente y rápidamente abandonaron la zona. El doctor se quedó observando unos instantes al cazador y acto seguido se dispuso a entablar conversacion.

-Buenos días cazador, ¿que le trae hoy a mi humilde consulta?-Inició el doctor cediendo la mano al cazador desde su mesa.

-Del modo en que me has inspeccionado de arriba a abajo imaginé que ya debería saberlo-Dijo Gersh mientras estrechaba la mano del doctor.