Capítulo 1: Un sueño extraño

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—¿Estás seguro de querer hacerlo? — pregunta en un susurro.

El meditar su respuesta le hizo dar un respiro hondo mientras buscaba consuelo en los brazos ajenos; hacía tiempo él se había hecho la misma cuestión y aunque la conclusión a la que llegaba siempre eran diferentes, esta vez estaba seguro.

—Hay momentos en los que estoy un cien por ciento seguro, pero cuando los veo de frente, el porcentaje cae hasta cero, pero es porque me preocupa como lo vayan a tomar, no quiero herirlos.

—Es más doloroso ocultarle un secreto a una persona que amas.

La afirmación de Jeremy era verdadera, lo sabía, aun así, no podía evitar sentir que lo que estaba por hacer era una situación un tanto compleja, de esas que te causan un nudo en el estómago y te hacen perder el apetito aun cuando sabes que podrías devorar a un caballo de ser necesario.

—Debes decirles —Continuó. Sus palabras se deslizaban por la estrecha distancia de sus rostros—, en una semana nos iremos de viaje, no puedes solo irte sin darles una explicación.

Sus cuerpos estaban tumbados sobre las sábanas blancas y mantenían la mirada perdida al techo, sus cabezas se encontraban una con otra a uno de los extremos de la cama, mientras sus manos permanecían entrelazadas.

—No tienes que recordarmelo, mis dolores de cabeza parecen hacerse más intensos cuando lo puebso.

—Sabes que cualquiera que sea el resultado estaré apoyándote.

—Gracias.

—Hablando de tus dolores de cabeza. Deberías ver a un médico; no es normal que la mayor parte del día sientas las punzadas de las que me contaste.

—Tal vez y es porque pienso mucho en tí.

A pesar de su malestar y el miedo que sentía, se permitió bromear un poco y Jeremy supo apreciar el cumplido con una suave sonrisa.

🍂🍂🍂

El cansancio por fin lo dominó, el viaje había sido largo y agotador, por lo que no fue difícil que cayera dormido en su asiento. De pronto, un movimiento brusco lo obligó a reaccionar, sintió caer de su asiento pero sería imposible porque estaba bien asegurado a este. Múltiples teorías llegaron y se anidaron en su mente, pero no estaba ni cerca de acertar el terrible suceso que estaba aconteciendo.

No pudo levantarse tranquilamente, todo lo que percibía a primera instancia era un calor abrumador y una luz cálida tan brillante como mirar al sol directamente. A sus oídos se manifestaba un sonido muy agudo y constante, similar al que produce un silbato para perros.

Cuando estuvo por caer en cuenta de donde se encontraba, una segunda sacudida, más suave pero firme que la primera, le hizo levabtars de su letargo.

—Ethan, Hijo despierta —Escuchó de la siempre cálida voz de su madre.

Entonces reparó en que las visiones de las que había sido víctima, no eran maa que un sueño, un tanto perturbador, pero igualmente era un inofensivo sueño.

De la nada, su madre lo cogió entre brazos y lo unió a su cuerpo en un fuerte abrazo, como aquellos que se dan cuando se extraña demasiado a una persona.

—Es casi medio día, pero no quería que durmieras por más tiempo —Le dijo finalmente.

Por extraño que le resultaba, le pareció notar que su madre se encontraba afligida, y lo deducia por lo frágil que se escuchaba su voz. De igual forma no quiso preguntarle al respecto, posiblemente estaba imaginando cosas donde no las habían.

— Te he traído el desayuno —Dijo luego de romper con el abrazo.

Se levantó de la cama y fue hasta una de las mesitas de noche a los flancos de la cama. El sol traspasaba la ventana con más luz y fulgor que en comparación con las mañanas. Era medio día.

En una bandeja, Laurel le extendió un plato aún caliente, con un delicioso aroma y acompañado, un jugo de naranja que tampoco olía nada mal.

—Volveré más tarde a llevarme eso, ¿está bien?, desayuna.

—Mamá. Gracias. —Dijo finalmente, pero en su interior, en su mente, el planeaba confrontarla y hablarle de la verdad, sólo que aún no había reunido el suficiente valor.

Laurel cerró la puerta tras ella y antes de atravesar el pasillo, se reclinó sobre la puerta y golpeó muy ligeramente su cabeza sobre la misma, para luego soltar un gran suspiro.

Dentro de la habitación, Ethan, antes de tocar el plato y una vez que su madre había abandonado la habitación, se bajó de la cama para asomarse debajo de esta y dónde encontró algunos zapatos sin sus pares, además de bastante polvo, después recordó la ventana abierta de par en par y lo hizo pensar, mientras se asomaba y veía su jardín desde la segunda planta.

- ¿Buscas a alguien? -Escuchó de pronto, y cuando se dio vuelta, Jeremy venía saliendo del closet de su habitación con una amplia sonrisa- Debiste ver tu cara -continua Jeremy en tono de burla.

-Eres un tonto -reclama fingiendo estar molesto, mientras vuelve a la cama- ¿Que hacías en el armario?

-Bueno no esperabas que dejaría que tu madre nos viera dormir juntos antes de que hables con ellos.

-Buen punto, creo que olvidé cerrar la puerta con llave, últimamente siento como que olvido cosas.

-Creí que le dirías algo... antes de darle las gracias

-Me pasó por la mente, pero...

Jeremy levantó ambas cejas esperando una respuesta.

-Bueno, tú sabes que mi mamá es muy estricta, y con mi papá no tengo mucha comunicación, no sé como lo vayan a tomar.

-Bueno... pues hace un rato tu madre pareció ser una linda mujer.

-Lo sé, es raro, ¿qué crees que le haya picado? -bromea Ethan.

-Lo que haya sido es bueno, tal vez deberías aprovechar que ambos están de buenas y hablar con ellos -sugiere.

-Tienes razón, mientras más pronto, será mejor, supongo.

-Suerte -Le dice Jeremy antes de acercarse a Ethan y plantarle un beso en la frente.

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