Capitulo 8

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Capítulo 8:

Al salir al asfalto, Thomas no acelera la motocicleta como pensé que haría, él se mantiene en calma, como si yo no estuviera ahí, no hablo porque a pesar de que no vamos a gran velocidad me aterran las motos y no soy capaz de abrir los ojos, el se detiene por un momento y pone sus manos junto a las mías, no sobre ellas, yo abro un poco los ojos pegada a su espalda aún, él no dice nada así que decido preguntarle si ya hemos llegado.

-¿Llegamos?

-No, es un semáforo - me dice como si fuera una niña pequeña que no entiende nada de lo que pasa a su alrededor. -me detuve porque te noto algo tensa, ¿estás bien? - pregunta preocupado.

-No me siento muy bien. - le digo con sinceridad

-¿Te sientes enferma? -su cara es cómo la de mi padre esta mañana.

-No, es solo que jamás había andado en motocicleta y me intimida un poco, es todo.

-No he superado el limite de velocidad, creo que una anciana nos pasó hace unas cuantas cuadras, ¿no lo notaste? - me pregunta divertido

-No lo noté - le digo bajando la mirada a mis manos en su cintura.

-Relájate Chloe, aumentaré solo un poco la velocidad y verás que no pasa nada, estás a salvo conmigo ¿si?  -Levanto la mirada a sus ojos y me relajo. Asiento y el sonríe. -sostente firme esta vez ¿si?

-Si, promete que no me dejarás caer. - le pido casi suplicando

-Te lo prometo Chloe.

Él arranca nuevamente y una vez que la moto alcanza más velocidad me pide que abra los ojos.

-Asegúrate de que no corres peligro, estás a salvo, ¿lo sientes? - me acerco a su oído y le digo con el tono de voz algo alto que si. -entonces ahora sólo cierra los ojos y siente el aire en tu cara, en el cabello, no tienes porqué tener miedo. -le hago caso y cierro los ojos, es increíblemente relajante a pesar del constante ruido del tráfico. Thomas disminuye un poco la velocidad y más bajo me dice que ya falta poco para llegar al bar. Una vez ahí estaciona y apaga la moto luego me ayuda a bajar. Me pide que camine hasta la entrada y al llegar al local me sorprende que no haya un montón de adolescentes o jóvenes de allá para acá es un lugar tranquilo con personas mayores, disfrutando de un café, un jugo o un refrescante trago. Él me pide que lo siga a una mesa frente a una ventana y nos sentamos. Un camarero se acerca a preguntar nuestra orden y Thomas habla por los dos.

-La dama tomará un refrescante jugo de naranja exprimido con una magdalena de... -Me mira y yo no alcanzo a responder cuando le dice al camarero -chocolate, yo un jugo de  manzana, gracias. -lo miro en silencio y el me devuelve la mirada también.

-¿Cómo sabías que diría chocolate? - le pregunto intrigada.

-A todos nos gusta el chocolate. - me dice de manera obvia, yo solo río porque es cierto. Luego de unos minutos traen nuestros jugos y mi magdalena. Thomas habla primero.

-Así que, cuéntame de ti, ¿quién eres Chloe? - me dice subiendo sus codos a la mesa y apoyando su cara en sus manos. Lo miro y luego de pensar un poco le respondo.

-Bien, mi nombre es Chloe Mitchell, soy de Hampshire, Inglaterra...

-Sabía que no había imaginado el acento, ¿que haces en Canadá?

-Pues, es una larga historia y la verdad es que no me agrada hablar de eso, solo diré que a papá le parece que Canadá es uno de los países más bellos del mundo y Vancouver la ciudad más segura del mundo así que esa combinación le parece perfecta, yo estoy de acuerdo con él, solo porque sé que es importante para él.

-¿Que es importante para él? - pregunta Thomas con algo de curiosidad.

-El salir de Inglaterra es algo importante para papá, además de que tiene un muy buen empleo, yo solo quiero que él esté bien.

-¿Y qué hay de ti? ¿Te gusta vivir en Vancouver?

-Claro, no es como si pudiera irme y dejarlo solo, somos muy unidos, yo lo necesito, él me necesita. Amo Vancouver ya es mi hogar, no podría irme aunque tuviera la oportunidad.

-Suenas muy segura.

-Es porque lo estoy.

-Pues, no te sentí muy segura en la moto. -me dice burlón

-Eso es algo completamente diferente. - le digo riendo.

-Es cierto, ¿Qué estás estudiando?

-Psicología- le digo mirando a mis manos.

-Ya no te noto tan segura. - me mira serio e intentando entenderme

-Quizá no lo esté del todo. Es un poco complicado.

-Si no te gusta psicología deberías cambiar de carrera. Es una mierda estudiar sin sentir que es realmente lo que quieres hacer.

-Lo pensaré, tu ¿que estudias? - le digo para no tener que soportar un silencio incómodo.

-Psicología- me responde simple, abro los ojos sorprendida y el ríe. - no me has visto en tus clases porque soy de tercer año. - dice con una sonrisa en el rostro.

-Eso es genial, ¿cuantos años tienes? - le pregunto curiosa.

-22, tu ¿cuántos años tienes Chloe?  - me dice mirándome fijamente.

-19, y por favor no digas que soy una niña aún, solo porque puedes beber alcohol de manera legal.

-No lo iba a mencionar siquiera. - me dice riendo. - eres mayor no una niña eso lo sé, aunque tu cara es un tanto aniñada.

-Lo sé, ya lo he escuchado antes. ¿Eres de aquí? Quiero decir ¿canadiense?

-¿Parezco canadiense? -me dice serio, mierda ya me pasé.

-Yo no lo sé, no estoy segura aún de cómo diferenciar a las personas de aquí con las personas de otros países. - le digo hablando rápidamente. Él se echa a reír y yo lo miro sin entender nada.

-Deberías ver tu cara, es un chiste Chloe, no soy canadiense, soy de Portland.

-Idiota. -le digo con un amago de sonrisa.

-Solo jugaba. ¿Siempre dices tacos?

-La mayoría del tiempo si, ¿supone eso algún problema para ti?

-No, claro que no. ¿Ustedes los ingleses dicen muchos tacos? -La que lo mira seria ahora soy yo, el deja de sonreír y lo oigo tragar levemente. Así que suelto una risotada y el suelta el aire visiblemente más relajado. - Me he espantado, creí haber dicho algo terriblemente mal.

-Deberías haber visto tu cara- me burlo ahora. -Si mal no recuerdo dijiste un montón de tacos el día en que tiré tu comida en la cafetería. -debo admitir que si me estoy burlando.

-Con respecto a eso... - lo interrumpo no es necesario que diga nada.

-No tienes que decir nada.

-Claro que si, lamento mucho si te ofendí ese día, no era mi mejor momento, yo no se que pasó, pero joder, tiraste mi comida, con la comida de un hombre no se juega. - me dice con una sonrisa cálida.

-No fue mi intención tirar tu comida, y que hay de eso de: "además de fea, es ciega" - digo imitando su voz.

-Diablos, pensé que olvidarías eso.

-No es que me importe, no es mentira, pero ¿decir que soy ciega? Vamos eso no es justo. Quizá si sea fea, pero ¿ciega?

-Tienes razón ya no lo diré más. -se ríe y yo me uno.

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Octavo capítulo, les suplico niñas que voten y comenten, es muy importante para mi saber sus opiniones y entender sus críticas. Creo que debería poner un límite para publicar capítulos, me refiero a un día de la semana para no tener a nadie en ascuas ;) espero realmente sin ser muy pesada o algo que voten y comenten por favor. All the love. X

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