3 de Julio, 2000.
Los Angeles, California.
Me convertí en lo que hoy soy a los once años. Era un caluroso y soleado día de verano. Me encontraba regresando de estar con mis amigos pasando el rato, molesto caminaba con pasos firmes y sin zapatos, solo con calcetines. Cuando jugaba baloncesto junto con mis amigos, uno de los tennis que llevaba puesto se había roto mientras corría haciéndome tropezar y caer. Las risas y burlas de los otros chicos aun seguían en mi cabeza. "James no tiene dinero ni para un par de tennis" "Seguramente los tiene desde los 7 años" "James es pobre". Estaban equivocados. Este par de tennis lo tenía desde los nueve años, estaban viejos y desgastados, me quedaban apretados, uno de ellos tenía un orificio en la suela en la parte superior que luego hizo que se abriera y pasara lo ya antes dicho.
Al entrar a mi casa mi madre se encontraba preparando la comida. Era huevo, podía olerlo. Rodé los ojos con fastidio, siempre comíamos lo mismo, estaba harto. Camine hacia mi habitación, la cual compartía con mi hermano mayor, Michael no se encontraba en casa, como de costumbre. Tiré el par de tennis al suelo y seguido me tiré a mi cama. Y comencé a pensar.
Yo sabía que mi vida no era grandiosa pero nunca lo había pensando con gran detalle. No teníamos dinero, a pesar que mi madre trabajaba todo el día. Tenia dos trabajos, uno en la mañana y otro en la tarde, dejándola así con solo 2 horas para venir y prepararnos de comer, entre ellos. Mi hermano tenía quince años, se encontraba estudiando así que no podía aportar nada. Necesitaba hacer algo al respecto.
Pensando en un trabajo a mi mente llegó una conversación que tuve con un compañero de la escuela, se llamaba Bradley, en la cual me dijo que había conseguido un empleo simple que le hacía ganar mucho dinero. Él sería de mucha ayuda en esta situación así que planee hablar con él en las canchas donde todos nos reuníamos para jugar baloncesto. Error uno.
Al día siguiente me encontraba sentado junto con Matthew, mi mejor amigo, en el suelo viendo como jugaban otros chicos un partido de baloncesto.
-Tus tennis se ven graciosos -dijo Matt, mirandolos.
-Lo sé -dije mirandolos tambien.
Había tomado cinta adhesiva gruesa y la había enrollado varias veces en la punta de mi zapato para que este ya no se abriera cuando caminara, eran el único par de tennis que me quedaban, no iba a tirarlos a la basura.
-Mira, ahí esta Brad. ¿Querías hablar con él? -preguntó Matt mientras los dos mirabamos como Brad se sentaba con sus amigos en las gradas de un costado de la cancha.
-Sí, vamos. El nos conseguirá trabajo así que déjame hablar y no digas nada -dije mientras me levantaba del suelo. Aveces Matt podía ser muy impulsivo y arruinar las cosas.
Caminamos juntos hacia donde estaba Brad, después de soltarle un "Necesito hablar contigo", él echó a sus amigos de ahí y nosotros nos sentamos.
-Hace unas semanas, me hablaste de un empleo que te dejaba mucho dinero. Quiero trabajar en eso también -dije muy seguro.
-Oh, ya veo - contestó Brad asintiendo. Brad era mayor que nosotros, el tenía 18 años.
-Matt también necesita el trabajo. ¿Crees que puedas recomendarnos? -hablé de nuevo.
-Claro, pero debes saber que una vez que entras ya no hay salida y si la hay no será fácil -dijo Brad. Matt y yo fruncimos el ceño. Estábamos confundidos, no teníamos ni idea de lo que el hablaba.
Después de eso Brad volvió a llamarnos una semana mas tarde, dijo que podíamos trabajar con él pero antes teníamos que empezar desde un "puesto" muy bajo. Brad nos decía a donde teníamos que ir y qué teníamos que robar. Sí, robábamos. Al principio eran cosas sin importancia hasta que un día nos dijeron que teníamos que entrar a casa de un señor, desconocido para mí y para Matt, y buscar una pistola que estaba guardada en algún cajón de la habitación, nos pagarían 50 dolares a cada uno por hacerlo así que aceptamos. Error dos. Esa noche toqué por primera vez un arma y golpee a un señor en la cara para evitar que me atraparan.