Prólogo.

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*Narra Ruka*

Oscuridad y silencio. Eso es todo lo que puedo captar con mis sentidos. Bueno, además de la fatiga, el entumecimiento de mis músculos, la falta de oxígeno y el dolor.
Intentaré abrir los ojos, aunque los párpados me pesen demasiado. Cuento hasta tres en mi mente: Uno. Reúno fuerzas. Dos. Contengo la respiración. Tres...inspiro aire y, al fin, abro los ojos. Mi visión es borrosa, pero algo logro distinguir: el ambiente es húmedo, y está oscuro. Llega hasta mis oídos el rugido de las olas del mar, y noto la arena suave y fría pegada a mi cuerpo. Estoy en una playa.
Tomo un puñado de arena y dejo que se escurra entre mis dedos. Intento incorporarme, pero no tengo fuerzas, así que giro la cabeza hacia los lados para ver si consigo visualizar algo. No distingo nada más allá de diez metros.
Me llevo una mano al rostro, y al separarla distingo algo rojo en mi dedo. Sangre. Mi nariz está sangrando... ¿qué está pasando? ¿Qué hago aquí? Sé que sabía el motivo, pero... no logro recordarlo. Debo haberme golpeado en la cabeza...
De pronto, todo empieza a darme vueltas y empiezo a encontrarme mareada, pero logro distinguir unos pasos que avanzan en la oscuridad. Alguien se acerca. Giro la cabeza hacia el lugar del que vienen los pasos y vislumbro una ennegrecida figura avanzando hacia mí. Intento decir algo, pero de entre mis labios solo surge un suspiro ahogado. Poco a poco, mis sentidos se nublan y vuelvo a perder el conocimiento, mientras la figura continúa avanzando hasta llegar a mi lado.

************

Una melodía llega hasta mí. La cabeza me da mil vueltas, y no entiendo nada de lo que está ocurriendo. ¿Dónde estoy? Lo último que recuerdo es aquella playa... Desperté allí por un motivo. Algo importante, seguro. Pero, si es tan importante... ¿por qué soy incapaz de recordarlo?
Abro los ojos lentamente. Estoy tumbada en una cama, y una luz cálida y agradable envuelve el ambiente. Sobre mi cabeza hay una ventana, no hay luz fuera, es de noche. ¿Cuánto habré estado inconsciente? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Días?...
Me incorporo ligeramente para observar la estancia en la que me encuentro. Mi cuerpo ya no se encuentra ni la mitad de dolorido que cuando desperté en la playa, por lo que ha tenido que pasar bastante tiempo. Tal vez alguien me haya estado cuidando.
Estoy en una habitación no muy grande, prácticamente vacía, a excepción de la cama en la que reposo y una mesita de noche situada a mi derecha. Frente a mí hay una puerta, que se encuenta entreabierta. La cama está empotrada contra la pared y con los pies mirando hacia la puerta, justo en la esquina que se encuentra frente a ella. Además, hay un pequeño armario en la esquina de la habitación que está más lejos de mí, en la pared donde se encuentra la puerta. Hay una vieja lámpara colgando del techo que emite bastante luz.
Aprovecho estos instantes de lucidez para fijarme en la música que suena desde algún lugar no muy lejano. El dulce sonido de una voz llega hasta mí, acompañada de algún instrumento el cual me encuentro demasiado desorientada para reconocer... ¿una guitarra, tal vez? La voz canta de una manera extraña, pero muy enigmática y atrayente, y a la vez con cierta timidez. Es una canción hermosa, no consigo entender lo que dice, pero la melodía me parece preciosa. Me esfuerzo por escuchar la letra, y logro descifrar algunos versos:

"La luz que guía mis pasos, cegados

Por el roce delicado de tus manos

Cuando te miro me siento enamorado

Y alcanzo a pensar, sin delirar, si te observo

Que por ti, amor, de la muerte sería el mejor siervo".

La voz y el instrumento callan. La canción ha terminado. Me levanto lentamente de la cama, y me dirijo al lugar del que provenía la voz cantante. Me acerco a la puerta, y me detengo a escuchar. No oigo mucho, así que me asomo. Hay un pequeño pasillo, que da a lo que parece ser el salón. A mi derecha hay una puerta abierta, y por lo que puedo ver es el baño. En el salón hay dos sillones, uno frente al otro. También alcanzo a ver un sofá, entre los dos sillones, mirando hacia la televisión, que está en la pared, sobre unas estanterías. Desde mi posición veo un pasillo junto a la televisión, al lado izquierdo mirando desde el sofá. ¿El vestíbulo, tal vez?
Comienzo a escuchar pasos, van hacia el salón. Cierro la puerta lo suficiente como para seguir viendo, pero sin que se aprecie demasiado. Una figura aparece en el salón. Es un chico, le hecho unos dieciséis años. Como yo, ¿no...?
Es alto y muy delgado, pero aun así esbelto. Tiene el pelo largo, negro y desordenado, con un flequillo que le cubre el ojo izquierdo y gran parte de la cara, la piel pálida y un semblante serio. Viste una camiseta ancha de manga larga azul claro y sin estampar y unos vaqueros que le quedan demasiado anchos de cintura. Lleva una funda de guitarra consigo, que deja apoyada en la pared.
Se da la vuelta, y entonces me sobresalto. Está mirando hacia aquí. Comienza a andar. Viene. ¿Qué hago, joder? No se me ocurre otra cosa que quedarme quieta, alabado sea mi ingenio.
Finalmente, abre la puerta, y no parece sorprendido al verme ahí quieta.
-Hombre, si ya se ha despertado la "invitada"- dice haciendo comillas con las manos, pero con una sonrisa en la cara y tono jovial.
- ¿Quién eres?-pregunto, alarmada.
-Soy el tío que ha estado vigilando que no te murieses mientras estabas inconsciente. Mucho gusto.-dice, e intenta abrazarme.
- No te tomes tantas confianzas. Vale que me hayas acogido, pero no te conozco de nada.-digo. Intento ser fría, pero no consigo el efecto que quiero, porque él sólo se echa a reír.
-Encantado yo también, soy Ryu.- sonríe, y suelta una risita.- Y yo no soy quien te ha acogido. Ha sido Hiro. Por cierto, ¿cuál es tu nombre?
- ¿Hiro? ¿Quién coño es Hiro?
-Primero contesta a mi pregunta, ¿no?- ¿Por qué no borrará esa estúpida sonrisa de la cara?
-Me llamo Ruka. Ahora dime quién es Hiro.
-Encantado, Miss Ruka. Pero...se pide por favor, ¿no?- Lo miro con cara de pocos amigos.-Está bien, está bien. Te lo diré. Hiro es un anciano que vive conmigo. Me recogió cuando yo era un enano y desde entonces vivo con él. Me perdí y él me encontró. Yo no tenía a nadie y él fue el único que quiso acogerme. Por el mismo motivo te ha traído a ti, le gusta ayudar a la gente.
- ¿Y dónde está?
-Hiro es pescador. Ahora mismo está ejerciendo.- me sonríe de nuevo. Decido dejar de tomar todo lo que hace como un ataque, al menos por el momento. No sé por qué me resulta tan insoportable, si este tal Ryu sólo parece estar tratando de ser amable.
-Gracias.-murmuro. Decido cambiar de tema.- Oye, esa canción, ¿la tocabas tú?
-En efecto. Y también soy el letrista. ¿Te gusta? -me sonríe ampliamente.
-¿Qué quieres decir? ¿Es tuya?
-Sí. Me gusta componer.
-Guau, la verdad es que era preciosa...
En ese instante, la conversación se ve interrumpida por el sonido de una puerta,alguien acaba de entrar por lo que, efectivamente, en un principio creí que era el vestíbulo.
-¡Hey, Hiro!-grita Ryu.-La invitada está despierta.

Dioses caídos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora