Capitulo 11.

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Ogge se sorprendió un poco. Era mas que claro que nunca espera llamadas telefónicas, se levantó del sofá y fue hacia donde estaba su celular.

-Og: ¿Hola? Oh eso es genial!- apenas podía escuchar la voz de quien estaba llamando, se escuchaba fuerte, éra un hombre.- Si Claro! gracias, adios.- Colgó el telefono con una gran sonrisa, nunca lo habia visto tan feliz.

Tenía una sonrisa de oreja a oreja y caminó de nuevo para sentarse a un lado de mí en el sofá.

-Og:  ¡Mi hermano regresará!
- Alme: Eso es suena genial !
- Sí, lo se .

Ambos miramos la televisión un buen rato, entre risas, abrazos y besos; se nos hizo medio día.

-Alme: Creo que tengo debo irme a casa

-Estaba usando su ropa, su comida, y su tiempo. Pensé que era mejor irme de allí-

-Og: Bueno, si eso es lo que quieres
Alme: Iré a cambiarme

-Regresé a su habitación y me cambié, me puse de nuevo mi ropa, la que traía ayer. Estaba sucia y un poco ensangrentada, me dio terror pero aún así me la puse. Dejé su ropa doblada a un lado de su cama, tomé mi mochila y mi telefono, íba caminando hacia la puerta, pero ahí estaba el ya esperándome-

-Og: Estas loca si crees que te dejaré ir a tu casa sola, después de....
- Sabía a lo que se refería-
- Bueno, está bien.- le contesté riendo.
- No es gracioso Almendra - me dijo con su tono serio.
- Alme: Lo sé, lo sé. Es que solamente encuentro lindo que te estés preocupando por mi
- Og: Oh, pensé que... bueno no importa

-Salimos de su casa, Og pasó su mano alrededor de mi cintura mientras caminabamos, él me protegía, me protegía y mucho-

~Og:
Yo no diría que lo que le hice a ese grupo  fué dicertido, bueno no a ella por lo menos. Por supuesto que Alme no lo sabe.
Estaba muy feliz, mi hermano vendría a visitarme por un tiempo, y así podríamos continuar con nuestras conversaciones y los planes que habíamos dejado de hacer.
Acompañaba a Alme hacia su casa... me pregunto.... me pregunto qué haría ella si supiera cómo soy de verdad, si supiera la parte mala que hay en mí. Me imagino que ella.... ¿Qué demonios haría?. Siempre termina sorprendiendome, como cuando la besé por primera vez.
Venía pensando tantas cosas, de repente desperté a la realidad. Tuve un presentimiento que me mantuvo alerta. Los ví por las ventanas del cristal de los coches, ahora eran más que la vez anterior.
Los idiotas de ayer, apuñalé con una navaja a los otros en el callejón, pero su grupo nos seguía detenidamente.

- Alme porfavor, corre y no voltees hacia atrás.- comenzé a decirle.

Ella volteó hacia mí y se dió cuenta de mi mirada de alerta.

- Correrás cuando te diga.- le volví a decir.

Caminé mas rápido y la abrazé con mas fuerza, sabía que podían escucharnos. Ellos jugaban sucio siempre.
Hice como si fuera a dejar a Alme a mitad del camino. Ella sintió mi pánico y sabía lo que estaba por pasar, sabía que era inteligente para entenderlo.
Solo podría suponer que podía leer mi mente, entonces, ví a lo lejos la casa abandonada que siempre usaba para esconderme, y sabía que ella podía saltar la cerca con facilidad, éra fuerte.

- Bien corre hacia esa casa. Sólo salta por la cerca de atrás y corre hacia tu casa, te veré allí.- le expliqué tratando de que mi voz no sonara asustada.
Temía por ella, solo por ella.
- ¿Regresaras verdad? .- me preguntó.

No estaba seguro si lo haría, solo por ella mentí.

- Te lo prometo, te veré pronto.- le contesté.
Estaba feliz por dentro, éra un alivio que no la dejé regresar a su casa sola.
Tan pronto como estuve seguro de que Alme podría llegar a la casa abandonada, le dí un ligero codazo y le dije:

- ¡Ahora!.- lo susurré, no tan despacio, apenas se escuchó.

Ella corrió y yo me dí la vuelta. Sabía que ella podía hacierlo.
Mientras tanto, mis víctimas me reconocieron y corrieron acercándose a mí. Yo llevaba mi navaja atada a la pantorrilla, a un lado de mi pistola.
-Oh, esto va a ser divertido- me dije por dentro.~

Corrí en el mismo momento en el que él me dijo, sabía que el iba a regresar, lo prometió y yo creía en el. Crucé la calle corriendo, ignorando el dolor de mi abdomen, llegué hacia la cerca y salté, hubiera sido fácil si mi costilla no me hubiera traicionado, ya casi me faltaba la mitad por cruzar, cuando me comenzó a invadir el dolor.

- Ahh!
Pero comenzé a correr al ver que aún podía hacerlo. Estaba cerca de mi casa, podía ver desde ahí el gran árbol que tenía en mi jardín
Estaba casi llegando cuando de repente escuché unos disparos.
Me detuve y volteé.
- No puede ser....

Enamorada de Oscar MolanderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora