Capitulo 1

8 2 0
                                    


Hace una semana Dixon me acuso de matar a su madre. ¡A mi propia tía! Las autoridades, médicos y psicólogos no me creyeron. Nadie me creía. Mi madre solo dudaba. Me trajeron a un reformatorio para adolescentes rebeldes o algo así. Genial. Una enfermera con acento británico me explicaba que mi madre vendrá a visitarme una vez por semana y ya. La podía llamar. Blablablá. Nos acercábamos a un señor de unos cincuenta años puede ser vestido de blanco con un poco de gris y un bastón marrón. Algo me decía que sería el dueño de todo esto.

-Bienvenido al internado para adolescentes Dawson, joven. Yo soy el director David Dawson.-se acercó hacia mi poniendo su mano en mi hombro y volteo hacia la enfermera- Gracias señorita. Yo me encargo de él.-hizo un gesto con su dedo hacia la enfermera, ella quedo como hipnotizada, hizo lo que se le pidió; marcharse. Cuando finalmente se fue, me llevo por un recorrido por este. –Como notaste tal vez mi reformatorio lleva mi apellido. –tenía una sonrisa engañosa. Me da mala espina este tipo.-Cada uno de los muchachos y muchachas están en clase aunque sea el primer día. Has llegado un poco tarde pero no importa todavía falta el resto del año. Te acompañare al edificio de los hombres, donde será tu habitación.- Me dijo y seguíamos caminando. La verdad no hable mucho, ni siquiera quería hablar con él. Vi a muchos salir de su clase, tal vez para llegar al baño o tal vez no. Cuando nos cruzábamos con algunos me miraban con una extraña mirada y también los maestros. En esta me quede mirando yo a una hermosa persona, una chica muy preciosa lo malo es que ella no me vio. Sus ojos parecían pequeñas perlas marrones, tenía unos labios tan irresistibles. Tiene el rostro de un ángel. No tuve tiempo para verle lo que llevaba solo vi que tenía uno de esos sombreros que se han puesto de moda, creo y también su cabello demasiado lacio y hermoso tipo castaño rubio. No le preste mucha atención a David, solo sé que cuando deje de pensar en ella ya estábamos en la habitación 105.

-Muy bien, señor Zák. Esta es tu habitación, acomode sus pertenencias y cuando suene el timbre ira al comedor del reformatorio.-dijo David antes de retirarse. Cuando lo hizo, mostro de nuevo esa sonrisa engañosa y se largó cerrando la puerta. Todo era muy antiguo o rustico. Algunas cosas tienen polvo como el armario cuando lo abrí tenia algunas marcas de manos en el (con polvo, claro) Lo sacudí un poco para colocar mi ropa en el. Vi que habían dos camas en esta habitación tal vez tenga un compañero de cuarto. Escuche el timbre, con casi rapidez acomode mis cosas incluyendo la cama. Escuche el picaporte abriéndose, me volteé a ver la puerta. Tal vez sea mi compañero de cuarto... Así es. Entro un joven alto 1.80 creo, cabello negro un poco ondulado y ojos cafés.

-Oye, ¿Quién eres?-dijo al cerrar la puerta detrás suyo. Me le acerque a él le extendí la mano.

-Soy Max Zák, ¿Tu compañero de cuarto?

-Ah ya. Que apellido más raro y tan corto tienes Max Zák .-Se rio. Quería reírme pero no. –Yo soy Seth Rawson, casi igual que el internado ya sé-dijo aun estrechando nuestras manos. –Está bien, ya. Hay que irnos al comedor porque si no estaremos en detención.

-¿Por qué? ¿No nos dejan estar en una habitación?

-El señor Dawson quiere mantener a todos en el comedor, que no falte ninguno. Quiere mantener a todos vigilados... Nadie puede escapar. Lo bueno es que nos dejan usar computadoras con wifi.

-¡Genial! En tanto caminaba con Seth hacia el comedor él me contaba todo sobre este internado, nada interesante. Ambos fuimos a escoger el almuerzo, Seth me ha recomendado la hamburguesa de carne. En cuando fuimos a una de esas mesas en donde no había nadie, empecé a mirar a todos aquí mientras comía mi deliciosa hamburguesa. Y allí estaba ella, la chica con un rostro de ángel.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 20, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mi culpaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora