Capitulo 3 Visita a la comisaría

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Llegue al bar de la abuela, que se sorprendió al verme llegar tan temprano pero no hizo preguntas. Eso es una de las cosas que tanto amo de ella, sabe cuando callar.
Apenas llegue me metí detrás de la barra saque la escoba y comencé a barrer. El bar no es la gran cosa, ni da mucho dinero, pero es el bebé de la abuela. En el trabajamos ella, yo, Ricky que es *cocinero* aunque lo único que hace es patatas fritas o pollo frito, o cualquier cosa frita o con huevos , ya sean omelets o huevos revueltos.
Nada saludable, el es un tipo literalmente enorme de un metro noventa de alto y súper mega ancho, es bastante gordo y siempre usa un delantal blanco súper limpio y una redesilla para lo poco que no queda de su pelo castaño.
La abuela por su parte es una mujer de metro setenta, delgada y con las curvas justo donde van, se tiñe el pelo de castaño aunque es rubia, y lo usa súper corto. es una mujer de 55 años. Que parece de 40. Es bastante hiperactiva y muy risueña.
Cuando papa se fue ella se quedeó acá, para echarnos un ojo a Max y a mi (aunque Max, en realidad no es su nieto de sangre, ella lo quiero aún más que a mi).
Aparte de nosotros tres, trabajan dos meseros y un bartam (no el superheroe, el que sirve bebidas), aunque este sólo trabaja jueves, viernes y sábados. En los días en los que hay más gente,el resto de los días las bebidas las servimos mi abuela o yo.
La verdad ser que es muy es un trabajo muy sencillo y así puedo compartir tiempo con mi abuela.
Hoy es lunes así qué no hay mucho por hacer..
Dejó que las horas pasen, mientras limpió todo lo que se me cruce, Atiendo a las pocas personas que hay, y sigo limpiando. A las 7 de la tarde empieza a llegar más gente y tomó mi puesto detrás de la barra sirviendo bebidas exóticas a las mujeres y cosas simples a los hombres. Mi abuela es conocida en el pequeño pueblo por dejar entrar a menores de edad en su bar, aunque no les vende más que una cerveza por cada uno. Los alumnos de mi instituto la aman aunque pasan de mi.
Eran las 7:45 y ya faltaban sólo quince minutos para mi horario de salida cuando la abuela salió de su pequeña oficina en la parte de atrás del bar, al final del corredor en el que están los baños.
Apenas vi su expresión me di cuenta de que algo andaba mal. Había una contrariedad en su rostro, distintas emociones peleaban por surgir al mismo tiempo. Entre ellas, furia, compasión, furia otra vez, y luego sólo desolación.
Se acercó a mi a pasos apresurados, y me agarró la mano.
-Jay-Dijo con voz suave-tu madre esta otra vez en la comisaria- suspire, ya era la tercera ves este mes y recién estábamos a 16.
-Me prestas tu camioneta?- le pregunte resignada, no había manera de que fuera a buscarla en bicicleta.
-Claro, Claro, tomala- me dio sus llaves-ten cuidado y no te alteres.
-No te preocupes mañana te traigo a Betty-le bese la mejilla y sali afuera. Busqué la camioneta en el pequeño estacionamiento u encontré la pickup(camioneta con caja) de mi abuela. Es una camioneta, roja totalmente destartalada, pero anda bien.
Subí y sali derecho para la comisaria...
Os dije ya que hoy no es mi día?

Solo otra tonta historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora