Primera parte: Capitulo 2

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Que trata de la primera salida de don Quijote.

Una mañana, antes del primer rayo del sol y sin que nadie lo viera, don Quijote se vistió con todas sus armas, subió sobre Rocinante y salió al campo por la puerta del fondo. Ya en el campo, recordó que no había sido armado caballero y que, de acuerdo con las leyes de la caballería, no le estaba permitido combatir con nadie.Se propuso, entonces, hacerse armar caballero por el primero que se encontrara, como él había leído que hacían en los libros.

Caminó todo aquel día sin que le pasara nada. Al anochecer, él y su caballo se hallaban cansados y muertos de hambre. Mirando a todas partes descubrió una posada y fue como viera una estrella. Se apuró y llegó justo cuando anochecía. Dos prostitutas se hallaban en la puerta. Nuestro aventurero creyó que la posada era un castillo con cuatro torres, al que no le faltaba ni el puente levadizo ni una zanja bien honda. Además le pareció que las prostitutas eran dos hermosas niñas, puras y castas. En eso, un peón que andaba recogiendo una manada de cerdos tocó un cuerno, don Quijote pensó que era un enano que lo anunciaba y, muy contento, se acercó. Las chicas, llenas de miedo al ver venir un hombre armado, iban a entrar, pero don Quijote las llamó, tratándolas de damas y pidiéndoles que por favor no huyeran.

A las prostitutas les dio mucha risa ser tratadas como dama y más risa, todavía, les dio el aspecto del caballero. Muy por el contrario, las risas producían cada vez más enojo en don Quijote. Y el enojo y las risas hubieran seguido aumentado si no hubiera salido el dueño de la posada, que al ver la figura contrahecha del caballero, cargada de armas tan desiguales, casi se pone a acompañar la risa de las muchachas. Sin embargo, temiendo por su enojo, lo invitó a pasar y lo ayudó a bajarse de Rocinante. Entonces don Quijote le pidió que cuidara bien de su caballo,que era el mejor el mundo. Al hombre, por supuesto, no le pareció que fuera así, pero de todos modos acomodó a Rocinante en la caballeriza y volvió a ver lo que necesitaba huésped.

Al rato, las chicas le preguntaron si quería comer, pusieron la mesa y el dueño de la posada le trajo un bacalao mal cocido y un pan tan negro y mugriento como sus armas. Don quijote sostenía la visera del casco con las manos para que no le tapara la cara, mientras una de las muchachas, sin poder parar de reír, le daba de comer en la boca, a la que cada tanto el hombre le echaba vino. Justo sonó el silbato del peón unas cuantro o cinco veces, lo que acabóp de asegurarle a don Quijote que estaba con un castillo, que le servían con música, que el bacalaoeran truchas, ue el pan mungriento era pan francés del mejor, las protistutas, damas y el posadero, señor del castillo. Sin embargo, le seguía preocupando no haber sido armado todavía caballero. L eparecía que no podría vivir ninguna aventura si no recibía la orden de caballería. Y eso lo tenía muy pero muy trsite.  

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2016 ⏰

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