Capítulo 2

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P.O.V: Matsuda.

Todo el equipo de las fuerzas especiales, incluyéndome a mí, hemos estado haciendo diversas investigaciones sobre el accidente que tuvo Misa y su hija, por desgracia no hay ningún avance.

Después de que salieron de casa se sabe que tuvieron un accidente automovilístico en el que Misa murió y el responsable se dio a la fuga. Mientras tanto, Akira no ha despertado del coma que le provocó un fuerte golpe en la cabeza, ya lleva así mucho tiempo, parece que hoy se cumple un mes ¿verdad?

--Jefe Matsuda, N quiere hablar con usted-- dijo uno de mis subordinados dejando una pequeña laptop en frente de mí.

--Muy bien. Todos fuera de aquí, ya saben qué hacer-- dije firme a los demás.

N es muy estricto con este tipo de cosas y no deja que nadie más escuché a menos de que estén aprobados.

--¿Qué pasó N? No es muy normal que tú seas quien me llame.

--Escuché sobre lo que pasó con Misa y su hija...Es mejor así.

--Un momento...¿que dijiste?

--Es mejor

--¡¿Es mejor que una niña pequeña de 8 años haya quedado en coma y su madre este muerta sin siquiera saberlo?!--conteste enojado

--Sabemos la situación de Akira, según los doctores no hay muchas probabilidades de que despierte.

--¿Y eso que?

--Bueno será mejor si acabamos con la niña ahora que podemos.

--N...¿Tienes idea de que estas hablando? ¡Es solo una niña!

--Lo se. Si no quieres ser tú quien la desconecte mandaré a alguien más a hacerlo...

¡¿Qué diablos está diciendo?!

--No. No la voy a desconectar. Ella va a reaccionar. Y aunque quieras no vas a poder, ella es una huérfana lo que significa que es responsabilidad del gobierno. No tuya.

--Yo solo sugerí desconectarla. Estará sufriendo si la dejas seguir y no dudo que en un futuro próximo ella se convierta en la nueva Kira, después de todo es su hija. Si pasa algo malo usted tiene toda la responsabilidad.

La pantalla se apagó inmediatamente y una persona vestida de negro entró por la laptop y se fue sin decir nada.


P.O.V Akira:

La cabeza me dolía como el demonio cuando abrí los ojos, había demasiado sol, no podía escuchar bien por culpa de un agudo chillido que se mantenía constante, poco a poco se fue difuminando el aquel molesto sonido y puede escuchar las pequeñas notas agudas de una máquina, eran constantes.

Abrí los ojos una vez que acostumbre a la luz.

Recorrí la habitación con la mirada viendo todo teñido de blanco, las paredes, el techo y las sábanas de la cama en donde estaba.

--Doctor revisare a la paciente, espere un momento-- dijo una voz de mujer.

Escuche él cerrojo de la puerta, no podía reaccionar bien, incluso el tiempo parecía estar en cámara lenta que me desesperaba.

--Muy bien, ¿como estas Akira?

Voltee a verla a la cara, se veía borrosa, intenté hablar pero de mi boca salían sonidos roncos que ni yo pude comprender.

La enfermera por la impresión soltó un grito tremendo que retumbó en mis tímpanos, dio media vuelta y empezó a correr. Esa pequeña dosis de adrenalina me hizo reaccionar y me senté rápidamente. De golpe llegaron los últimos recuerdos que tenía de mi madre, del accidente...el grito me tenía confusa, ¿qué pasa? ¿donde estoy?, entre en pánico al escuchar el alboroto fuera de la habitación. Me levante de la cama e intenté correr sin éxito, mis piernas eran débiles y me caí al frío suelo golpeándome la cabeza. Me percaté de la ligera venda que cubría mi frente y nuca, mi cabeza era más pesada...mi pelo...esta más largo.

Un hombre con bata blanca entró.

--¿Akira? ¿Como te sientes?-- dijo con preocupación tratando de levantarme.

Yo lo empuje y di unos leves manotazos, no quiero que nadie me toque.

--Mi...-- intente decir con voz ronca, me costaba hablar --Mi...m-mam-á...donde...?

El me miró con suma tristeza y lo supe.

--Ella...estará aquí pronto

--No-- murmuré --No no...

--¿Hee?

--¡¡No!!-- grite por un momento pensé que mi garganta se desgarraría por el grito.

Empece a sentir unas cálidas gotas resbalando por mis mejillas.

--No...no quiero estar sola-- sollocé

En seguida entro el señor Matsuda y me abrazó aún en el suelo.

Un momento...se ve un poco diferente.

Al separarse pude ver como el señor Matsuda se veía más...¿viejo?

--¿C-cuanto tiempo?-- pregunte con miedo a saber la respuesta.

Ahora que lo pienso mi voz suena diferente.

--Akira tú...estuviste seis años en coma.

¿Seis años?...¿Yo?

Localicé con los ojos una puerta que parecía ser un baño y corrí hacia ella, mis piernas todavía no se acostumbraban a mi peso, era como un bebé tratando de correr. Abrí la puerta y apoyándome en el lavabo me vi en el pequeño espejo, mi cara era diferente, mi pelo llegaba más allá de mi cintura, mis ojos eran los únicos que no habían cambiado...eran rojos escarlata...como siempre.

En un segundo sentí como algo pesado presionaba mi pecho, me costaba trabajo respirar. Intenté jalar más aire pero me era imposible respirar.

--¡Rápido traigan un sedante!-- gritó el doctor.

--¿Qué tiene?

--Un ataque de pánico. ¡Vamos!

Una enfermera llegó y se acercó a mí rápidamente. Intenté retroceder pero caí de nuevo. Seguía llorando, la cabeza empezó a darme vueltas. El doctor fue a ayudar a la enfermera, no cedía, tenía mucho miedo. Entre los dos lograron inmovilizarme, en seguida sentí un dolor muy pequeño en mi brazo que desvaneció el dolor que sentía en las piernas, en la cabeza y en todo mi cuerpo en general, el bulto que presionaba mi pecho desapareció y todo se volvió negro...de nuevo.

Al despertar me contaron lo que había pasado en los últimos años...mi madre, el señor Matsuda no me ocultó nada. Según él tengo que tomar clases especiales para ponerme al día en la escuela, la rehabilitación para volver a caminar y hablar como antes también.

Es muy raro...tener que acostumbrarme a este nuevo cuerpo, es tan diferente.

Y también, desde el viernes me trasladarán a un horfanato. Matsuda dijo que era perfecto para mí.

La hija de un DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora