Recuerdo el día que derramaste la primera lágrima,
y aquella vez que creíste que enojada estaría.
Recuerdo aquella vez en la que huiste de todo
y como te perseguí por todo el lugar.
Tenía miedo de perderte.
Porque aún en un mar de personas
la única cara a la que buscaría con desesperación sería la tuya.
Recuerdo esas veces en las que sonreías triunfante de destacar
y esas veces en las que llorabas a escondidas,
también esas veces que eras frío con todos para sanar tus heridas.
Cariño, si la hubieses visto como yo la vi,
abrazada a la almohada llorando la sentí,
preguntándose qué hizo mal y casi queriendo morir
amor, no la habrías tratado así.
Nadie te conoce como yo lo hago,
nadie sabe tu historia ni dónde has estado,
nadie sabe tus más oscuros secretos
ni tus mayores sueños.
Cariño, tu único error fue no decirme que me necesitabas
cuando tu corazón estaba frío.