A ella le gustaba el arte; la danza, la música, la pintura y la literatura. Disfrutaba bailando, en cualquier sitio, donde y cuando fuera. Podía pasar horas escuchando su música, esa que nadie escuchaba y todo el mundo pensaba que era rara. (menos él).
Le encantaban las películas, de todo tipo. Acción, amor, drama, miedo... Pero sobretodo le encantaban las películas que sacaban en los cines alternativos a los que nadie iba y a nadie le gustaba. (menos a él).
Su momento favorito del día era el momento del té. Cuando, al rededor de las seis de la tarde, llegaba a casa, se quitaba los zapatos y el abrigo, e iba directamente a la cocina a poner el agua a hervir. El ruido del agua hirviendo hacía que pensara que el mundo fuera un poco mejor. A nadie le gustaba su té. (menos a él).
Odiaba cuando por las mañanas tenía que lavarse la cara y mirarse al espejo. Era guapa y lo sabía. Era coqueta. Y disfrutaba cuando la gente la miraba. Todo el mundo veía en ella una chica muy guapa pero rara. (menos él).
Todo su mundo giraba alrededor de si misma y, si, era egoísta. Todo el mundo lo sabía. (menos él).